El francés Jacques Audiard ha regresado a las carteleras españolas con 'París, Distrito 13' ('Les Olympiades'), analizando las relaciones modernas desde una perspectiva sensible y sensual. Otra pequeña digresión en su polimórfica carrera donde ha ido replanteando, desde una perspectiva más poética, los géneros norteamericanos, como ha hecho con el cine negro ('Un profeta') o el western ('Los hermanos Sisters').
No es la primera vez, eso sí, que Audiard se aproxima al romance. Hay mucho de romance clásico en 'De óxido y hueso', una de sus mejores obras que podemos encontrar en Filmin. Pero este romanticismo está de núcleo bajo capas y capas de austeridad visual -que no pobreza visual, ya que hay elecciones muy concretas en cómo está enfocada la película-, y además su emoción no cae en el sentimentalismo más maniqueo.
Hay melodrama, pero este no explota emociones humanas histriónicas. En su lugar, trama una película emocionalmente compleja que termina siendo muy auténtica.
Encontrar fuerza en los puntos rotos
El proyecto comienza cuando Audiard y su guionista Thomas Bidegain le echan el ojo a la colección de historias cortas escritas por Craig Davidson. Toman dos de las historias como base para crear una singular historia romántica: 'Óxido y hueso', donde un boxeador que realiza peleas clandestinas reflexiona sobre sus decisiones vitales, y Rocket Ride, en la que un entrenador de orcas en un acuario sufre un accidente durante uno de los espectáculos.
A este último se le cambió de género para crear un personaje a medida de Marion Cotillard, a quien el director tenía localizada para colaborar desde hace tiempo. Matthias Schoenaerts consigue el personaje del boxeador tras su rol revelación en 'Bullhead'. Con estos elementos puede sonar a un lacrimógeno drama francés que se regodea en las tragedias de sus protagonistas para activar respuestas emocionales fáciles en el espectador.
'De óxido y hueso': romance sin artificios
Pero nunca cae en eso. En su lugar, va desarrollando, con una perspectiva naturalista pero delicada, el mundo interno de estos personajes con pequeños y exquisitos detalles, y va creando la conexión entre ellos con mucho mimo.
Y son personajes complejos, imperfectos, y rotos, que no pueden evitar caer en decisiones equivocadas, pero que encuentran una conexión irremediable entre ellos. En su existencia golpeada, encuentran la manera de sostenerse entre ellos, incluso aunque el proceso tenga sus sombras y sus instantes de dolor.
El romanticismo no es amplificado de manera que resulte evidente para todos, pero hay un fuerte componente de romance clásico en el núcleo de esta historia, que logra ser subvertido con inteligencia por parte de Audiard. 'De óxido y hueso', al igual que sus personajes, encuentra la belleza en las partes menos bonitas de nosotros mismos, y eso la vuelve una película singular en su manera de conmover. Por tanto, es imprescindible.
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