En 1969 se produjo un evento multitudinario sin igual en la historia de Estados Unidos, donde la gente se congregó alrededor de varias actuaciones musicales y dio forma a un movimiento cultural único que celebraba un modo diferente de apreciar la vida. No, no hablamos de Woodstock. Hablamos del que fue considerado como el "Black Woodstock", a pesar de que tenía mimbres para ser valorado por sí mismo y no necesitar análogos.
Why I Sing the Blues
En los barrios de Nueva York se produjo el Harlem Cultural Festival, una celebración de la música y culturas afroamericanas, espoleado por las olas de protesta por los derechos civiles y por la necesidad de generar unidad racial. Todos los elementos necesarios para ser una revolución que no iba a ser televisada, como reza el subtítulo de 'Summer of Soul', el reciente documental ganador al Oscar que desde el pasado verano podemos disfrutar en Disney+.
Más allá del galardón académico, que sin duda merece -con todo el respeto del mundo a Flee-, el documental de Questlove (debutante como director aunque con años de experiencia en la música como investigador y como batería de The Roots) brilla por méritos propios que van a ser accesibles para todo tipo de públicos. Más allá de que interesen o no artistas brillantes como Nina Simone, Sly and the Family Stone, B.B. King o Stevie Wonder, la obra emplea las herramientas adecuadas para venderte por qué eran los músicos más vibrantes de su generación.
Dejando a un lado el impresionante material de archivo al que Questlove ha podido acceder -que ya de por sí se podría presentar de manera funcional y sería igualmente interesante-, es la manera en la que decide presentarlo lo que ayuda a que sea fácil de seguir para todos. Emplea también entrevistas a gente contemporánea, como Lin-Manuel Miranda, que ayudan a conectar el contexto de finales de los sesenta con el presente, aunque no abusa de ellas como otros documentales musicales.
'Summer of Soul': Questlove debuta como director con una experiencia sensorial
Ese respeto por el contexto ayuda a tener involucrado al espectador, y luego las actuaciones musicales forman la espina dorsal que vuelve el visionado del documental en algo vibrante. Los conciertos son de por sí alucinantes, ya que hablamos de verdaderas leyendas musicales.
Pero cómo están distribuidos y montados muestran la experiencia de Questlove como músico, porque se acercan mucho a transmitir esa adrenalina propia de asistir a un concierto lleno de vida. Ese electrizante y bien medido montaje -que bien podría haberse ganado una nominación en lugar de otras homenajeadas más cuestionables- convierte a 'Summer of Soul' en una obra cinematográfica fabulosa.
Si además conectas con los poderosos sonidos del soul, el blues clásico, el jazz y los primeros latidos del funk, aquí te espera toda una experiencia sensorial.
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