Todos los ojos están puestos en Will Smith, aunque quizá no por los motivos que él querría. Esta frase describe bastante el momento que está viviendo, pero también se puede aplicar perfectamente a lo que le sucede en la que, a día de hoy, puede ser su mejor película. O, al menos, aquella en la que su personalidad exuberante no devora todo a su alrededor -ha sacado, eso sí, algunas buenas películas en este modo de estrella absoluta-.
No es casual que Enemigo público nos ofrezca un Smith tan atípico como estupendo en su restricción. Al fin y al cabo, el proyecto no se construyó en torno a su persona, sino que es fruto de la factoría de Jerry Bruckheimer y Don Simpson, que llevaban desde comienzos de los noventa intentando levantar el proyecto.
Smith buscó activamente participar en la película al enterarse de que Gene Hackman iba a ser otro de los protagonistas, con la esperanza de unirse a la estela de grandes estrellas prometedoras que han compartido pantalla con él (Denzel Washington, Tom Cruise, etc).
Corre por tu vida
Como a esos jóvenes prometedores, a Smith le toca el rol de hombre de éxito y de familia que vive una existencia cómoda a la que muchos aspiran, aunque con un par de secretos bajo su manga. Pronto todo eso empieza a desmoronarse al verse involucrado en una conspiración relativa al asesinato de un congresista americano por agentes del Gobierno, y él es el único con las pruebas de dicha conspiración.
Poco a poco se va dando cuenta de hasta donde se extienden los tentáculos oscuros del Estado para intentar capturarle y precisa de la ayuda de un experto en Inteligencia y comunicaciones que fue espía anteriormente (Hackman). Esta turbina de tensión y paranoia es conducida por uno de los mayores arquitectos del thriller conspiranoico del cine comercial como es Tony Scott, aquí dando su primer mazazo hacia la hipervigilancia gubernamental que se volvería temática constante en la última parte de su carrera.
Es realmente para una película de 1998, que se adelantó a este pánico que sería más habitual en la década de la Guerra contra el terrorismo, donde esas prácticas de vigilancia se volvieron notorias. Scott cuenta todo esto con urgencia, con un ritmo que no se fatiga en ningún momento, y también dando cancha a sus dos estrellas para crear una dinámica efectiva.
Hemos hablado de lo acertado que esta Smith en la película, pero Hackman vuelve a anotarse otro tanto de primera con ese fugitivo del sistema que sabe perfectamente de qué atrocidades son capaces los que manejan los mandos.
'Enemigo público': cine adulto y comercial impecable de Tony Scott
No es un rol excesivamente diferente de lo que ya hace en La conversación de Francis Ford Coppola. De hecho, muchas teorías han apuntado a Enemigo público como una secuela no oficial de esta película -sostenidas en el hecho de que en cierto punto muestran imágenes de archivo que son sacadas directamente de La conversación-.
Igual son palabras mayores, pero la verdad es que la película de Scott es un ejercicio de cine adulto comercial impecable, que se puede disfrutar en cualquier momento en Disney+.
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