He hablado varias veces de los excesos de los últimos años en Hollywood con las películas de superhéroes (a ver cuándo sabemos algo más de la ya confirmada ‘Los Vengadores 2’), las secuelas o los remakes, pero hay una moda perenne que tal vez no llama tanto la atención por no ser grandes blockbusters, aunque sí sea tan abundante (o incluso más) como las tres anteriores: Las comedias románticas. Hay veces en las que se produce algún pequeño milagro y sale alguna que realmente merece la pena como ‘Crazy Stupid Love‘ (Glenn Fiquarra y John Requa, 2011) el año pasado, pero lo habitual es que sean productos prefabricados resueltos con mayor o menor fortuna como es el caso de ‘Qué esperar cuando estás esperando‘ (What to expect when you´re expecting, Kirk Jones, 2012).
Quizá haya muchos que no estéis muy familiarizados con esta película, y no os culpo, ya que es uno de los títulos que se estrenaron la semana anterior a la llegada a los cines españoles de ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace‘ (The Dark Knight Rises, Christopher Nolan, 2012), pasando sin pena ni gloria por nuestro país (sucumbió de forma muy merecida ante la divertida nueva comedia de Sacha Baron Cohen). He tenido la oportunidad de verla y es cierto que acumula los fallos habituales de cualquier cinta de estas características, pero también que es un entretenimiento bastante digno dentro de sus posibilidades.
Los puntos positivos
Si hay alguien que sobresale especialmente en la película, ése es un Dennis Quaid que aprovecha la libertad de acción parcial (al final lleva la obligada redención) que tiene como padre irresponsable, competitivo (no hay problema a la hora de humillar a su hijo a la primera posibilidad) y fiestero. Quaid retoma el espíritu cómico que nos ha dejado ver en alguna ocasión (recuerdo con especial cariño la cinta ‘Cuidado con la familia Blue’ (Undercover Blues, Herbert Ross, 1993), donde él estaba bien, pero la gran estrella de la función era un impagable Stanley Tucci) transmitiendo energía al espectador. Además, el contraste entre la trama del embarazo de su joven esposa y la de la mujer de su hijo resulta bastante simpático por mucho que tengan que echar mano de cierto recursos un tanto irreales.
Otro detalle que se ganó mi simpatía fue la subtrama dedicada al cuarteto de padres que se reúnen un día a la semana para liberar tensiones y contar todo lo que hacen mal sin posibilidad de reproches, y con la obligación de mantener el secreto. De hecho, es una pena que sólo formen parte de la parte de la historia centrada en Rodrigo Santoro (bastante correcto) y Jennifer Lopez (menos molesta de lo habitual en ella). Transmiten una filosofía que al menos permite cierto alejamiento de lo políticamente correcto (todo lo relacionado con uno de los hijos en la ficción del personaje interpretado por Chris Rock) y, aunque previsible, se ve en todo momento con agrado, incluso cuando todo deriva en la conclusión más obvia posible.
Los fallos de ‘Qué esperar cuando estás esperando’
Una de las grandes pegas con las que contaba ‘Qué esperar cuando estás esperando’ era el hecho de partir de un libro de autoayuda y toda la mala fama asociada a este hecho. Además, han tenido que crear todas las historias de cero para abordar diferentes posibilidades que pueden darse durante un embarazo y, la verdad, ninguna está especialmente bien resuelta. Uno de los grandes problemas de la película es que no ahonda demasiado en ninguna de las cinco tramas principales, viniendo bastante abajo la cosa cuando quiere apostar por lo dramático sin haber conseguido antes la implicación emocional del espectador, algo que se nota de forma exponencial en la historia trágica que se nos cuenta. Ésa es la gran lacra de la película, ya que ‘Qué esperar cuando estás esperando’ funciona moderadamente bien como comedia, pero hace aguas por todas partes en cuanto quiere ambicionar ser algo más que un mero pasatiempo de usar y tirar.
Tampoco ayuda mucho que tanto que la dirección de Kirk Jones sea bastante anodina (perfectamente intercambiable por algún otro realizador de perfil bajo tipo Donald Petrie o Howard Deutch y no se notaría lo más mínimo) como el hecho de que el guión de Shauna Cross y Heather Hach jamás vaya más allá de lo meramente superficial, no teniendo problemas en recurrir a ciertas soluciones argumentales (el reencuentro final de dos personajes) muy mal llevados. No tengo tantas quejas en lo referente al metraje, ya que los principales protagonistas, aunque se esfuerzan todos ellos más de lo esperado, oscilan entre lo indiferente (Cameron Diaz, por mucho que su subtrama como presentadora tenga su aquel), lo intrascendente (al ver a Matthew Morrison siempre creeré que estoy viendo ‘Glee’) y lo ligeramente simpático (Elizabeth Banks). Eso sí, es muy poco para conseguir superar las limitaciones del material con el que cuentan.
En definitiva, ‘Qué esperar cuando estás esperando’ es un mero producto para intentar satisfacer las necesidades que algunas personas tienen de según qué tipo de producciones. Por fortuna, es un fast food cinematográfico bastante llevadero que funciona perfectamente como entretenimiento de bajo nivel. Vamos, ideal para ver una tarde aburrida en la que no te apetezca demasiado levantarte del sofá y tus neuronas no estén atentas a buscar fallos, porque aquí encontrarás unos cuantos. Sin más.
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