Michael Bay es, por encima de cualquier tipo de preferencia personal, uno de los directores de acción más importantes de las últimas décadas. No obstante, también resulta justo destacar que la popularidad de su cine ya no es la misma que antaño, de ahí que una película tan disfrutable como 'Ambulance. Plan de huida' haya pasado un tanto desapercibida durante su estreno en Estados Unidos.
Es una lástima que 'Ambulance. Plan de huida' parezca condenada a pasar un tanto desapercibida durante su paso por la gran pantalla, ya que se trata de la mejor película de Bay desde 'La Roca' y también de una propuesta que demuestra que el cine de acción de Hollywood todavía puede darnos unas cuantas alegrías.
A por todas desde el minuto 1
Resulta curioso que 'Ambulance. Plan de huida' seguramente nunca hubiese existido de no ser por la pandemia de coronavirus. Eso provocó que Bay tuviese que cancelar otro proyecto que tenía en marcha, pero él ya estaba con el gusanillo de rodar algo, de ahí que aceptase retomar un proyecto que había rechazado años atrás: el remake de una película danesa de 2005, el cual se prestaba a un rodaje corto, rápido y no especialmente caro.
Bay finalmente contó con 40 millones de dólares para sacar adelante una película que luce como si hubiese costado el doble o más. Ignorando por completo la película original -el autor de 'Armageddon' se negó a verla o tan siquiera leer su guion-, 'Ambulance. Plan de huida' es un gran espectáculo palomitero en la que lo vibrante tiene una importancia capital a todos los niveles. Afortunadamente, eso no supone ignorar a sus personajes.
'Ambulance. Plan de huida' es una película en constante movimiento, y no lo digo pensando únicamente en el montaje característico del cine de Bay con constantes cambios de plano. Aquí no hay tiempo para detenerse demasiado en nada, de ahí que todo avance con mucha rapidez hasta que la acción pasa a centrarse en el interior de una ambulancia.
Puro disfrute
Es evidente que eso es lo que más le interesa a Bay, quien tiene multitud de oportunidades para divertirse planteando y ejecutando multitud de escenas de acción en las que demuestra su gran manejo de la puesta en escena. Hasta él mismo ha reconocido que improvisó varias situaciones sobre la marcha, algo que encaja a la perfección con la necesidad de los dos protagonistas de ir pensando sobre la marcha cómo evitar que la policía acabe atrapándoles.
Eso lleva a que Bay opte por un enfoque mucho más directo, algo ya presente en ese primer acto pero que se mantiene hasta prácticamente la aparición de los títulos de crédito finales. Y es que aquí los protagonistas son la amenaza que altera la normalidad en lugar de ser ellos los que tienen que solucionar un peligro descontrolado, por lo que simplemente hay que ir cada vez a más, y hacerlo de una forma que atrape nuestra atención.
Para ello, Bay no tiene problemas en echar mano de la comedia en varios momentos, llegando incluso a dedicar guiños a dos de sus películas más recordadas. Eso sí, no cae en el uso de ese humor que tan mal le sentaba a sus secuelas de la saga 'Transformers', sino que lo dosifica mejor, se ajusta a los tiempos que corren -hay cierto personaje que hubiese sido objeto de bromas cuestionables hace no tanto- y además encuentra un aliado de lujo en Jake Gyllenhaal.
Y es que otra fortaleza de la película son sus personajes, aunque con eso no esperéis una construcción de los mismos equivalente a lo que uno podría encontrar en un buen drama -si es que es fácil desmontar el vínculo que uno a los dos protagonistas a poco que uno reflexione al respecto-. Aquí se juega al contraste, con un genial Gyllenhaal abrazando los excesos y Yahya Abdul-Mateen II mostrándose mucho más sereno, mientras que Eiza González aporta una tercera vía necesaria tanto para mantener su atmósfera trepidante para evitar que la cosa nunca se desequilibre en una u otra dirección.
El arsenal de Bay
Todo ello permite a Bay tener el terreno de juego idónea para dar rienda suelta a todo su arsenal técnico, con el gran añadido de un alucinante uso de los drones para resaltar al máximo su faceta más espectacular. Literalmente hay más de una escena en la que el primer pensamiento que se te pasa por la cabeza es cómo narices habrá logrado convertir en realidad lo que vemos en pantalla.
Además, la película es consciente en todo momento de que, en el fondo, no deja de ser una fantasmada, por lo que tampoco da más presencia de la necesaria a su vena más dramática y se centra en ser una constante huida hacia delante, sea a 200 kilómetros por hora o apenas a 30, siendo curiosamente esta última una de las escenas más tensas de toda la función.
Lo que diferencia a 'Ambulance. Plan de huida' de otras exhibiciones de acción de Bay posteriores a 'La Roca' es que aquí es una constante a lo largo de todo el metraje. Es verdad que dura más de dos horas y que eso podría haberse contenido -la original danesa apenas llega a los 75 minutos-, pero eso es algo que acaba dándonos igual por el envidiable ritmo del que hace gala. No dejan de pasar cosas, cimentándose cada paso en lo que hemos visto hasta entonces, dando así más fuerza a la continua escalada en las escenas de acción, donde todo cada vez va a más, tanto en lo que sucede, donde la querencia habitual por la destrucción de Bay es cada vez más palpable, como en la forma de ponerlo en imágenes.
En resumidas cuentas
'Ambulance. Plan de huida' es pura adrenalina y un genial ejercicio de estilo por parte de Bay, quien saca oro de sus medios limitados para dar forma a una película de acción que deja en ridículo a producciones con un presupuesto más abultado. Ojalá menos aventuras de superhéroes y más gozadas de acción como la que nos ocupa.
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