"Creo que estás tan cegado por una rabia incontenible que no te importa a quién haces daño. Cuando no distingues entre amigos y enemigos, es hora de dejarlo", M a Bond.
El consejo es acercarse a ver 'Quantum of Solace' habiendo revisado con anterioridad 'Casino Royale', por un simple motivo: donde acababa 'Casino Royale', empieza justo 'Quantum of Solace', cuando encuentra a Mr. White para que le explique todo. Y este consejo encierra en verdad una trampa, que la estocada que suponía la primera aparición de Daniel Craig como James Bond, se desinfla en la nueva aventura, quedándose sólo en una media tendida.
Y pese a esto, al menos nos queda una gran Judi Dench, lo mejor con diferencia, en una presencia más amplia a lo que solía ser la norma en las apariciones de M, cosa que se agradece e imagino se trata de un obsequio de Paul Harris Haggis, como premio a lo que representa. Por eso me apropio de lo que ha comentado Barbara Broccoli sobre el papel de Judi Dench (M) en la saga:
Ella es nuestro guía. Es la guía de la película en lo que se refiere al personaje. Es la única figura con autoridad en la vida de Bond. Creo que los conflictos morales entre los dos son muy interesantes, y pienso que ella es una actriz fenomenal, que como mujer en la vida real tiene muchísima autoridad sin tener que dar un puñetazo en la mesa. Dench tuvo una gran química con Pierce Brosnan en sus películas, y también la tiene con Daniel Craig. Ella es nuestro guía. ¡La auténtica Chica Bond!. Es la que hace que todo continue, y no quiero que se vaya. Ella sigue amenazando con irse, ¡pero no pienso dejarla!
Con 'Casino Royale' reflexionamos sobre la evolución que había dado el personaje Bond, dejando de lado toda la publicidad encubierta que tiene 'Quantum of Solace', y más con el duro rival que le había salido con la saga de Bourne, de la necesidad de darle las riendas a un director con buenas películas a sus espaldas como Marc Forster, ayudado por la presencia de Paul Harris Haggis en el texto.
Y lo que en cierta manera se suponía una mejora, siguiendo las pautas marcadas con este nuevo Bond, resulta que se tuerce al querer apropiarse del espíritu de Bourne, y a que el director se encuentra más cómodo fuera de las escenas de acción, donde uno termina mareado y cansado de tanto movimiento de camára. Si la idea era acercarse al asesino sin alma de la CIA, ¿por qué no se contrató a Paul Greengrass? Seguramente, la película hubiera salido ganando.
"Lo primero que deberían saber de nosotros es que tenemos gente en todas partes", Mr White a Bond y M.
Comento lo de Judi Dench y lo del director Marc Forster, porque ambos encierran las virtudes y defectos de la película. Ver a esa señora pasearse y dominar la escena con la suficiencia con la que lo hace, dominando a un 007 en busca de justicia, contrasta con unas secuencias de acción metidas a golpe, que perjudican e interrumpen la narración.
Como muestra la secuencia en Austria en la ópera, importante por lo que se cuenta, pero desilusionante por como se termina rodando, aunque sitúa al personaje central malo que va acompañar a Bond en esta saga. Se crea un climax que cae como un saco roto en pantalla. Contrario a las dos secuencias iniciales, que sin argumento de por medio no chirrían y se dejan ver, pero que llegan a tener un punto de poco creíbles, cosa que no pasaba con la anterior entrega ni con Bourne. Y por ahí se le va escapando el alma a 'Quantum of solace'.
Con respecto al rival al que se tiene que enfrentar Bond, en esta ocasión no tiene un defecto físico reseñable, ni un matón que llame la atención al lado, y ello se debe a que no hay una figura representativa como el malo, sino una sociedad al estilo de spectra, pero con más poder, y que resulta ser el hilo argumental al que se agarra la película, junto a la ausencia de Vesper Lynd y la razón de su traición a Bond, moviéndose al margen de la ley para encontrar a quien está detrás de la muerte de su amada.
Así, Quantum of Solace parece una parada en la autopista de peaje que es la transición entre Casino Royale y ese Bond 23 a la espera de un título. Cierra el cambio experimentado por Bond y parte de la trama que se quedó abierta en Casino Royale, abriendo una nueva línea con la que se intuye se cerrará esta trilogía pensada como la lucha entre el ideal que representa el Servicio Secreto Británico contra los poderosos corrompidos, representados por esa sociedad aún desconocida que responde al nombre de Quantum.
El siguiente capítulo está pensado estrenarlo en el 2011, y no es mala idea, si con ello se consigue cerrar un guión más completo y pensado, y se decide hacia donde se quiere enfocar el personaje. Si el peso de Bourne se sigue notando, o bien la expectación que ha creado esa sociedad secreta se corrobora en la pantalla.
Judi Dench salva varios pasajes, Daniel Craig mantiene el tipo, aunque en esta ocasión se le ha exigido menos en cuanto a la actuación, y quizás, visto los pasos que se han dado, lo que Bond demanda es un enemigo a su altura. De ahí el homenaje evidente a Goldfinger y el que se pida que éste renazca de sus cenizas.
Pista o no, es el paso a dar. En caso contrario, todo lo bueno de Casino Royale quedará como una gota en el desierto, y dará pie a los fans de 007 más tradicionales, a reivindicar una vuelta a los orígenes de un personaje que se había quedado estancado en el pasado y al que fueron capaces de dar un giro necesario. Que triunfe ese camino, sería malo para uno de los iconos del séptimo arte. Pese a quien le pese.
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