Hay veces, bastantes, que te ves venir una película mala. Pero aun así, te pones tozudo y la ves. ¿Por qué? Para cada caso habrá un motivo, pero en lo que a ‘Punisher 2: Zona de guerra’ se refiere, mi respuesta es que había seguido tan de cerca las noticias sobre el desarrollo de su producción que me veía incapaz de no ver el resultado final, la obra terminada, incluso después de leer la crítica de Alberto Abuín, que la pone a caer de un burro. No ha sido el único, leí vuestros comentarios cuando anuncié la salida del DVD (en España no llegó a estrenarse en cines) así como algunas valoraciones más de otros portales, y la mayoría está acuerdo en que esto es un desastre.
Pero es que, también, como le pasó a mi compañero, sentía curiosidad por ver la interpretación de Dominic West como Jigsaw, y es que después de consumir los primeros episodios de la estupenda serie ‘The Wire’, uno no puede dejar de pensar que este tipo es un actor más capaz de lo que ha demostrado en el cine (sólo ha actuado bien en esa gozada épica y salvaje que es ‘300’). Sin embargo, el trabajo de West es tan lamentable en ‘Punisher: War Zone’ como todo lo demás, la película es un despropósito parido por la directora Lexi Alexander, la misma que dirigió esa cosa llamada ‘Hooligans’, y que soltaba todo tipo de exabruptos en su blog personal, hasta que los productores de su nuevo trabajo le obligaron a cerrar el pico, al menos hasta después del estreno.
La (aparentemente) fuerte personalidad de Alexander ayudó a crear numerosos rumores en la red, que no ayudaron nada a la promoción de este nuevo intento de reiniciar una saga sobre El Castigador. Se llegó a dar por cierto que la directora había sido apartada de la producción, por haber rodado una película más violenta de la cuenta, y que se estaba realizando un montaje más light y acorde con las intenciones iniciales de los tipos que habían puesto el dinero. Pronto se descubrió que esto era, como la mayoría de los rumores, falso, o al menos esencialmente falso, pues queda fuera de toda lógica que se la contratara para algo que no fuera desatar al violento personaje de la factoría Marvel.
Un personaje que sigue sin tener suerte en el cine. No muchos hemos visto (o tenido el estómago suficiente para ver) la primera adaptación cinematográfica de ‘The Punisher’, protagonizada por Dolph Lundgren en 1989, mejor enterrada en el olvido, pero la segunda película sí logró mayor repercusión, tuvo más público y fue realmente un intento serio de trasladar las aventuras de Frank Castle a la gran pantalla. El resultado ya lo conocéis, un rotundo fracaso, aunque el producto no es tan malo como se dijo. De hecho, la nueva película es peor, cuando la idea era empezar de cero y que nadie tuviera en cuenta la protagonizada por Thomas Janes y John Travolta en 2004. El boom del cine de cómics y superhéroes, animó a olvidar el varapalo comercial y se puso en marcha el tercer intento (que no es una secuela a pesar de ese dos en el título español), dejando en manos de Lexi Alexander un proyecto que no sólo debería haber captado a los fans del personaje, sino también a los aficionados del cine de acción en general.
Y la respuesta ha sido otro batacazo, esta vez aún más contundente. Apenas logró recaudar ocho millones en Estados Unidos (diez en todo el mundo), cuando costó casi cuarenta. Nadie llora por ello, salvo los ingenuos ejecutivos que pensaron que tenían un buen guion entre manos y a alguien capaz de rodar una película intensa, violenta y espectacular. No sé qué pensaréis vosotros, pero yo cada vez entiendo menos a la gente como Alexander. Tengo en borradores otra crítica que sacaré un día de estos (cuando haya descansado un poco de comentar malas películas), donde comento lo mismo, la incapacidad de muchos directores para entender cómo funciona una secuencia de acción. Parece que no se toman en serio el género, que piensan que eso lo rueda cualquiera, que es un trabajo menor, y así pasa que nos encontramos cada vez más con tembleques, planos de medio segundo y saltos de eje, cuando lo fundamental es que el espectador no se pierda, sepa siempre qué pasa.
De todas formas, el principal problema de esta película viene de la mala planificación, de que piensan que los que consumimos películas basadas en cómics somos adolescentes descerebrados deseosos de sangre y un poco de sexo; así que eso tratan de satisfacer. En ‘Punisher: War Zone’ no hay sexo (error inaudito) pero sí hay mucha violencia, aunque es esa que consiste fundamentalmente en el rutinario asesinato de miles de esbirros del malo, mientras el bueno realiza posturitas a cámara lenta. También hay mucha sangre, la mayoría digital. Eso unido al montaje mareante llevan a lo que hablamos, un horror. ¿Es que no se puede hacer una buena adaptación de Punisher? Claro que sí. Sólo hay que buscar un par de cómics que exploten las posibilidades del personaje. Luego buscas a un realizador que haya rodado alguna secuencia de acción mínimamente coherente, al que le dejas ‘La jungla de cristal’, ‘Hard Boiled’ y ‘Heat’ para que las repase. Y ala, a rodar.
Se ha puesto de moda decir que las dos películas de Christopher Nolan sobre Batman han hecho mucho daño, que ahora todos los directores quieren dotar a sus trabajos de acción comiqueros unos toques de seriedad y grandiosidad innecesarios. Semejante bobada es en realidad una forma de retorcer algo muy simple, una fórmula a la que cineastas mediocres se pueden agarrar para sobrevivir: si algo funciona, imítalo. Resulta cómico comprobar cómo en ‘Punisher: War Zone’ han intentado repetir el estilo de los exitosos trabajos de Nolan, e incluso los anteriores de Tim Burton, tratando de encontrar un caparazón que ocultara eficazmente la inutilidad del conjunto.
Es una pena, porque Ray Stevenson (de la serie ‘Roma’) es un acierto de casting incontestable (a ver si su agente le encuentra más papeles, parece un buen actor) y un enfoque adecuado, mostrando los defectos de la legalidad en un mundo cada vez más peligroso, con un tipo marginado masacrando criminales, da mucho juego. Vamos, algo así como un Batman a cara descubierta, sin reglas y sin piedad, que responda a los delincuentes con su misma medicina. Pero ya digo, con una directora que no sabe montar un tiroteo o una persecución, que confunde violencia con sangre, y con un equipo que piensa que ‘El caballero oscuro’ tuvo éxito porque había planos aéreos de una gran ciudad, un protagonista con remordimientos y un malo con la cara desfigurada… no hay manera. Tendremos que esperar unos años más para ver si han aprendido la lección. ¿A la cuarta va la vencida?
PD: La media estrella es por secuencia de los dos hermanos malignos, el “Joker italiano” y el Lécter saltarín (Doug Hutchison), reclutando mercenarios con la bandera norteamericana de fondo; tan delirante que no pude evitar partirme de risa.