Uno de los grandes problemas que rodean a determinadas películas es el hype que se va creando hacia la misma por culpa de la incesante campaña publicitaria que rodea a su estreno. Es algo que lleva mucho tiempo pasando y mi sensación es que irá más, ya que los estudios de Hollywood cada vez son más agobiantes en este apartado, siendo muy complicado permanecer completamente ajeno a todos los carteles, avances, clips y demás parafernalia. He de reconocer que soy el primero en esperar con ansia la llegada del primer tráiler de según qué títulos, pero salvajadas como los seis que lanzaron de ‘El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace‘ (The Dark Knight Rises, Christopher Nolan, 2012) son algo que nunca debería ocurrir. En el caso de ‘Prometheus‘ (Ridley Scott, 2012) iban por el buen camino tirando del elemento misterioso en su forma de promocionar la película, pero llegó un momento en el que se volvieron locos queriendo disparar las expectativas del público.
Sé que a algunos este punto puede parecerle una tontería, pero es algo básico a la hora de entender qué muchos de los que ya han visto ‘Prometheus’ hablen de una decepción, ya que en este caso se ha unido la sobredosis y calidad de lo visto (recuerdo que los tráilers eran bastante buenos) con el hecho de estar ante la precuela de la mítica ‘Alien, el octavo pasajero‘ (Alien, Ridley Scott, 1979). El resultado final es positivo, pero no son pocas las pegas que uno puede encontrar en esta película.
La ampliación del universo Alien
Hay muchas cosas que uno podría destacar de ‘Alien, el octavo pasajero’, pero, en mi opinión, la gran clave para convertirse en una cinta tan recordada era la gran atmósfera de tensión, claustrofobia y peligro que Ridley Scott conseguía incluso cuando durante varios minutos podía darse el caso de que no sucediera nada de especial trascendencia. Y es que lo importante no era tanto lo que pasaba, que no dejaba de ser una especie de slasher pero con un peligroso alienígena en lugar de un humano enloquecido, sino en la sensación de angustia que tan bien supo transmitir. De hecho, se me ocurren muy pocos ejemplos (me viene sobre todo a la mente, aunque sean películas muy diferentes, ‘La Cosa‘ (The Thing, 1982) de John Carpenter) en el que se consiga crear con tanto acierto una atmósfera así de enrarecida.
Es ahí donde esta evolución dentro del universo Alien presenta uno de sus mayores fallos, ya que sencillamente carece de cualquier tipo de atmósfera. Sí que se mantiene el cuidado casi obsesivo en la creación y diseño de los decorados, el vestuario y otros temas técnicos (posiblemente estemos ante uno de los 3-4 mejores 3D que se han visto dese que volvió a ponerse de moda esta tecnología) para que ‘Prometheus’ luzca de maravilla en el plano visual, pero esto no deja de ser un añadido a lo realmente importante. Y es que carece del clima de terror de ‘Alien, el octavo pasajero’ y también queda lejos de ser tan trepidante como ‘Aliens: El regreso‘ (Aliens, James Cameron, 1986). A cambio tenemos una película de indudable elegancia en el plano visual, pero que oscila entre avanzar con demasiada lentitud para lo poco que sirven esos momentos para dar más profundidad a la historia y lo demasiado atropellado en algunas secuencias del tramo final.
El otro punto conflictivo de ‘Prometheus’ es su guión, pero no tanto porque Damon Lindelof y Jon Spaiths hayan creado una mitología problemática (quedan muchas dudas por resolver, pero para eso tendremos la ya confirmada ‘Prometheus 2‘), sino por otros temas: Uno puede encontrar varias pegas en ‘Lost’, pero una de ellas no era que fallasen tanto en la creación de personajes (si acaso que durante un tiempo se excedían dando información que aportaba poca cosa a los mismos), así que me sorprende que un guión con una participación tan relevante por parte de Lindelof sea tan decepcionante en este apartado. La mayor parte de los personajes son meras ideas por lo general mal desarrolladas, llegando a crearse graves contradicciones si éstas permiten la creación de alguna set piece. Me viene a la mente cómo alguien que supuestamente es una eminencia en su campo quede reducido a poco menos que un patán en esa materia por necesidades de la historia. La estupidez de esa decisión resta empaque a la tensa secuencia que desencadena, bastante efectiva de forma aislada (aunque no tanto como una con uno de los personajes principales dentro de una máquina), pero algo insatisfactoria por ese detalle.
Otro detalle algo molesto es que Lindelof y Spaiths incurren en uno de los más graves problemas de los blockbusters contemporáneos: Las sobreexplicaciones. Sí, ya he dicho que quedan no pocos elementos mitológicos sin resolver, pero es que hay otras situaciones en las que parece existir la necesidad de subrayar tanto algunos elementos por si algún espectador no lo había pillado que acaban por resultar un poco cansinos. Puede parecer que estoy destrozando el guión de ‘Prometheus’, pero el caso es que es el freno para que la película pueda llegar a ser lo que en algún momento dejó la sensación de poder alcanzar. Lo cierto es que son fallos importantes, pero a cambio consiguen expandir el universo de Alien con suficiente interés para que uno realmente quiera saber más al respecto, dejando la sensación de que lo bueno llegará en su secuela.
El reparto de ‘Prometheus’
El reparto seguramente sea uno de los aspectos que más llamaban la atención a priori, pero lo importante es que la película sepa aprovecharlo, y aquí, como es la tónica de todo ‘Prometheus’, se han quedado por debajo de lo esperado. La tónica general es que los personajes estén mal perfilados y que los actores no consigan enmascarar esos fallos. El caso más representativo es el de Charlize Theron en un rol que mezcla ambición, negatividad y autoridad. Estamos ante un caso ideal para jugar con la ambivalencia de sus motivaciones, pero no, aquí es una constante que carece de matices más allá de la aparente sorpresa sobre su auténtica identidad, la cual vi venir a kilómetros de distancia. Por su parte, Theron poco puede hacer para imprimir mayor interés a la capitana de la nave.
Hay dos grandes excepciones a lo anteriormente expuesto: Noomi Rapace y Michael Fassbender, ya que son los únicos personajes que llegan a transmitir algo, siendo bastante curioso que uno de ellos sea un personaje tan poco emocional como el interpretado por el protagonista de ‘Shame‘ (Steve McQueen, 2011). Esto es consecuencia directa de ser los únicos que le guión se molesta en describir más allá de lo meramente esquemático, pero también mérito de dos buenos actores que saben aprovechar el material con el que cuentan y transmitir algo al espectador.
Por lo demás, el reparto de ‘Prometheus’ se balancea entre presencias meramente anecdóticas, como la de un creíble Guy Pearce o varios miembros de la nave que son básicamente introducidos para que la matanza pueda ser mayor, y lo desaprovechado. Aquí quiero romper una lanza en favor de Idris Elba, ya que el guión está muy cerca de cargarse la credibilidad del mismo en su tramo final, pero él consigue evitarlo echando mano de carisma y talento interpretativo. Del resto llama la atención el asombroso parecido físico entre (un meramente correcto) Logan Marshall-Green y Tom Hardy y nada más.
En definitiva, ‘Prometheus’ es una película disfrutable pero que sabe a poco, ya que hay ciertos detalles que se cuidan hasta el último detalle (decorados, vestuario, etc.), pero el guión tiene unas cuantas lagunas (personajes algo desdibujados y ciertas soluciones argumentales poco verosímiles) y Ridley Scott es incapaz de crear una atmósfera que convierta a la película en algo más sugerente, ya que parece confiar en que un eficiente 3D sea suficiente. Sin embargo, amplia con acierto el universo Alien, deja con ganas de conocer más sobre el mismo (algo que ya está confirmado) y es un entretenido espectáculo visual de primer nivel. Algunos esperarían algo mucho mejor por culpa del peligroso hype, pero ‘Prometheus’ está lejos de ser mala, pero también de ser la maravilla que muchos esperaban.
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