Estoy convencido de que incluso los mayores defensores de ‘The Purge: La noche de las bestias’ estarán de acuerdo en que su excelente premisa daba para más. James DeMonaco, su creador, expandió posteriormente el universo en dos secuelas que en ningún caso llegaban a ser memorables, pero sí que cada una de ellas conseguía ser algo mejor que la anterior, por lo que tampoco vi con malos ojos continuar con la franquicia tras ‘Election: La noche de las bestias’.
Sin embargo, lo que estaba claro es que la historia ya no podía seguir adelante, así que sus responsables optaron por ir hacia atrás en el tiempo para contarnos los orígenes de esta sádica práctica. El resultado de ello ha sido ‘La primera purga: La noche de las bestias’, una cinta que ya muestra obvios síntomas de agotamiento pero que ofrece un pasatiempo de terror aceptable para los fans de la saga.
Quedándose sin ideas
La franquicia creada por DeMonaco siempre ha tenido una carga política que le daba algo de profundidad pese a que nunca haya sido exhibida de forma precisamente ejemplar. Eso es algo que se recupera en ‘La primera purga: La noche de las bestias’, incidiendo en clima existente para que los Padres Fundadores accedan a la presidencia y planteen un experimento que en la sociedad actual también generaría una división notable.
Ahí la película podría haber conectado más lo que plantea con la presidencia de Donald Trump, pero lo que realmente propone ‘La primera purga: La noche de las bestia’ es una especie de autodestrucción de las clases bajas para que el país, atenazado por las deudas, pueda salir adelante, pero DeMonaco, que en esta ocasión solamente ejerce como guionista, lo utiliza más como caldo de cultivo para incidir en quiénes son los buenos, incluso aunque sean criminales en el día a día, y quiénes los malos.
Por ahí se apuesta más por el impacto rápido que por intentar dejar algún poso real, una decisión que de por sí tampoco tiene nada de malo, pero el problema es que todos sabemos que la purga está condenada a acabar siendo un éxito por lo civil o lo criminal y que cualquier victoria individual que puedan intentar vendernos va a carecer de la fuerza necesaria porque ya sabemos que la purga va a acabar implantándose a nivel nacional.
Mejor dirigida
Eso obviamente limita el alcance de la cinta a nivel argumental, pero el cambio de director le ha sentado muy bien a la película, ya que Gerard McMurray demuestra un mayor talento para la puesta en escena que DeMonaco, quien siempre estuvo más preocupado en componer un puñado de imágenes que buscaban ser icónicas pero que no estaba especialmente inspirado en otras facetas.
El responsable de ‘Código de silencio’ demuestra tener un mayor control de la narrativa para ofrecernos una propuesta más compacta en la que se es consciente de las limitaciones del guion y maneja también mejor los clichés andantes que son la mayoría de personajes, centrándose en sus reacciones ante los hechos que van sucediéndose. Eso no salva algunos fallos notorios del guion, pero sí lo hace todo más llevadero.
Además, tampoco comete el error de centrarlo todo en la sobredosis de violencia, pues está atento a que los detalles sociopolíticos sirvan como motor a la reacción ante el estallido de la purga. No es nada memorable, pero al menos ayuda a que te impliques mínimamente con lo que sucede en lugar de estar esperando el siguiente arrebato de sangre y muerte. El reparto ahí está y nadie molesta -el que más aporta es Y’lan Noel, aunque sea primordialmente por un tema de presencia-, aunque es una pena que no sepan aprovechar mejor a Marisa Tomei.
En definitiva, se podían haber ahorrado perfectamente ‘La primera purga: La noche de las bestias’, ya que no aporta nada que no supiéramos al menos intuyéramos, pero al menos da para pasar el rato y no es un mero sacacuartos. Eso sí, no tengo yo muy claro que quiera volver a este universo en la serie de televisión que tienen en marcha, que da la sensación de que ya han exprimido hasta la última gota de lo que podía dar…
¿En qué orden ver las películas y series de la saga La Purga?
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