Una lisérgica nueva propuesta del cine indie norteamericano que nos ha cautivado.
No cuesta ver en la figura de Lillian, protagonista de 'The Sweet East', de Sean Price Williams, la Alicia creada por Lewis Carroll en 1865. Como la niña británica, Lillian (Talia Ryder) también cae por una madriguera y también como ella va conociendo a personajes imposibles y recorriendo distintos mundos que marcarán su devenir a medida que avanza su particular viaje.
En 'The Sweet East', no obstante, el otro lado del espejo no es un submundo maravilloso, sino un Estados Unidos delirante y polarizado. Estrenada mundialmente en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes 2023, es más que probable que 'The Sweet East' sea una de las películas más lisérgicas de la actual edición.
¿El motivo? Su historia, un relato de iniciación metamorfoseado en retrato de un país, y todo el despliegue plástico del que hace gala Price Williams, también el director de fotografía de algunas de las películas indies estadounidenses más disruptivas de los últimos años, como 'Good Time', de los Safdie, o 'Zeros and Ones', de Abel Ferrara.
Con ‘The Sweet East’, una no tiene muy claro si lo que ha filmado Price Williams es un sueño o una pesadilla, una película de humor negro o un drama adolescente de tensiones subrepticias. Su debut como director pretende contenerlo todo y, en este caso, la colisión de ideas imposibles y recursos narrativos de todo pelaje construye una visión desquiciada pero apasionante de un país cuya identidad es un torbellino. Una sacudida de cualquier idea establecida.
Un 'trip' de giros inesperados
Si algo consigue 'The Sweet East' es sorprender desde el minuto uno, cuando tras un cacofónico prólogo que nos enseña a la protagonista de viaje de estudios en Washington, pronto hay una pequeña escena musical que sirve para desplegar los créditos de arranque de la película.
La dulzura con la que Ryder canta "Evening Mirror" es apenas un espejismo, porque de ahí pasaremos a presenciar cómo una mujer armada entra en el local donde se encuentran los chicos de fiesta exigiendo a su dueño que libere a los niños que tiene secuestrados en el sótano, en una clara alusión al fenómeno conspiranoico del Pizzagate.
Sirva la descripción de los primeros cinco minutos de la película para dar cuenta, con los mínimos spoilers posibles, del espíritu radical y de vuelta de todo del que presume 'The Sweet East'. Un road-trip que salta de Washington a Baltimore y de ahí a Nueva York y otros puntos de la costa este del país, y bien repleto de personajazos inolvidables.
El más destacado de todos es a todas luces el que interpreta Simon Rex ('Red Rocket'), un supremacista blanco que trabaja en la universidad y que ‘secuestra’ a la protagonista para ofrecernos algunas de las conversaciones más surrealistas y terribles de la película. En el reparto, también aparece Earl Cave, hijo del rockero Nick Cave, o Jacob Elordi ('Euforia').
Elogio de la imaginación
Co-escrita por Price Williams y Nick Pinkerton, 'The Sweet East' deja de lado cualquier actitud condescendiente con sus personajes para dejarse sorprender por ellos. En cierto modo, hay una actitud antropológica detrás de ese estudio detallado y desprejuiciado de la película, que va parejo, además, de la miríada de formatos visuales que se emplean.
Con 'The Sweet East', el cine independiente americano continua un legado contracultural ampliado en películas como 'Malas tierras', de Terrence Malick, 'American Honey' de Andrea Arnold, o 'Spring Breakers', de Harmony Korine. Sin duda es uno de los debuts más estimulantes y divertidos que se han visto en el certamen francés y que sitúa a Price Williams como uno de los nombres a seguir de aquí en adelante.
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