Es muy complicado que la ideología del autor de un documental no marque el tema que aborda con mayor o menor intensidad, pero también puede decirse lo mismo de los espectadores, ya que su predisposición variará de forma notable según el caso. Esto es algo que alcanza otro nivel cuando hablamos de obras con contenido político, por lo que sospecho que muchos perderían todo interés en 'Política, manual de instrucciones' al saber que detrás del mismo está Fernando León de Aranoa.
Algo me dice que cierto sector del público ya da por sentado que este documental sobre Podemos será poco más que una forma de ensalzar a la formación política encabezada por Pablo Iglesias, y seguro que algunos ya lo calificarán como tal sin verlo. Sin embargo, la realidad es un poco más complicada, ya que 'Política, manual de instrucciones' está en tierra de nadie entre una visión interesante y la simple propaganda.
Anecdótica y un tanto superficial
El gran atractivo del documental residía en que León de Aranoa había acompañado a Podemos durante un año, teniendo supuestamente acceso a todo lo que sucedía tras bastidores en un partido que puede gustar más o menos, pero cuyo impacto en la política española es innegable. Ahí estaba lo realmente interesante de una obra que a la hora de la verdad no va más allá de lo superficial en este apartado.
Con esto no quiero decir que ‘Política, manual de instrucciones’ sea una pérdida de tiempo en ese punto, pues sí que capta ciertas reacciones que realmente te crees que sean espontáneas y que en algunos casos incluso llegan a provocar la risa por simpatía. Ese lado meramente anecdótico sí está bien reflejado y ayuda a reforzar los vínculos que uno pueda sentir hacia Podemos, pero la cosa se queda ahí, algo que tampoco es tan grave si tenemos en cuenta que su interés discursivo es en realidad otro.
La cuestión es que León de Aranoa en realidad ha buscado comprimir muchas cosas intentando reflejar el auge, la caída y el resurgir de Podemos. Como base es muy jugosa, pero nace ya con una serie de graves limitaciones, pues de su verdadera génesis apenas tenemos unas declaraciones de Pablo Iglesias con el metraje ya muy avanzando y el resto es cogerlo cuando ya estaba en franco crecimiento sin descubrirnos realmente nada que no sepamos si nos hemos molestado en informarnos un poco al respecto.
Bueno, miento, sí que vuelve a haber anécdotas como la gestación del discurso sobre tomar el cielo por asalto, pero, de nuevo, se queda en eso. ¿Curioso? Sin duda, ¿iluminador? Ya no tanto. El gran problema es que este fallo, hasta cierto punto inevitable en este apartado, es perfectamente extensible al resto de ‘Política, manual de instrucciones’ como acercamiento a la retaguardia de Podemos. Decepcionante a mi juicio, y bastante.
’Política, manual de instrucciones’, sin novedad en el frente
Donde sí se atisba una mayor profundidad es en la idea de mostrar la evolución de la estrategia de Podemos dando aire a las aportaciones de los, por así llamarlos, secundarios en lugar de centrarlo de forma absoluta en la figura de Pablo Iglesias, algo muy tentador dada su popularidad mediática -otros seguro que incluso lo hubiesen convertido en poco menos que un mesías, pero no os preocupéis, que eso no sucede aquí-.
Ahí sí hay una interesante variedad que va complementándose entre sí y reduciendo esa sensación de estar ahondando en nada también sobre los matices propagandísticos con los que se coquetea en varios momentos. Eso y la mencionada tendencia a la superficialidad ayudan a que ‘Política, manual de instrucciones’ sea un documental muy fácil de digerir y bastante ameno, algo que quizá sea buscado para llegar a un público más allá de esos que ya tiene “comprados”.
Tampoco hay mucho más que decir, salvo que quizá nace ya anticuado en algunos aspectos -la negación de querer aliarse con Izquierda Unida- y que es una pena que no aproveche para perfilar mejor la evolución del partido -en especial en sus horas bajas, donde las novedades son básicamente nulas- o incluso ciertos hechos concretos que daban para más. Se busca la simpatía y la cercanía -aunque no la alabanza hueca- en lugar de la verdadera reflexión.
En definitiva, ‘Política, manual de instrucciones’ no es un gran documental y tampoco mera propaganda al servicio de Podemos y Pablo Iglesias. La realidad está en un punto intermedio entre ambas opciones y deja un sabor de boca agridulce, ya que es entretenido y se ve con facilidad, pero sus grandes “descubrimientos” rara vez, si es que alguna vez lo hace, van más allá de la mera curiosidad. Sin más.
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