‘El exorcista’ (1973) del director William Friedkin es una de las películas de terror estadounidenses más icónicas del siglo XX y cumplirá 50 años en diciembre. William Peter Blatty ganó el Óscar a mejor guion por su adaptación de su propia novela, y desde entonces, ha sido una figura central en la historia de la película y su franquicia, aunque muchos no saben que la secuela oficial de la primera no lleva el nombre del exorcista sino ‘La novena configuración’ (1980), que acaba de estrenarse en acontra y Filmin.
La película original trataba sobre una joven poseída, Regan (Linda Blair), y un sacerdote psiquiatra (Jason Miller) que se ve obligado a dejar de lado su dependencia de la ciencia y su propia angustia espiritual para salvarla. En la imaginación colectiva, se considera que secuela directa fue el fracaso de John Boorman ‘El Exorcista II: el hereje’ (1977), sin embargo es una película que pese a volver a contar con Blair, no es aceptada por el creador como una entrega oficial. Blatty dirigió ‘El Exorcista III’, que ganado culto con los años y se considera la verdadera heredera del film de Friedkin. Ni que decir tiene que la nueva trilogía de Blumhouse, que empieza con ‘The Believer’, ha sido rechazada por los herederos de Blatty.
La película, que se reivindica ahora como precedente de ‘Seven’, momentos de ‘Carretera Perdida’ o ‘The Kingdom’ de Lars von Trier, es el segundo trabajo de Blatty como director, y la secuela temática de ‘La novena configuración’. El viaje de esta desconocida película comienza en 1966 cuando publicó la novela ‘Twinkle Twinkle,"Killer" Kane’ con el plan de convertirla en una película que él escribiría y William Friedkin dirigiría. Cuando ningún estudio se quiso arriesgar con ella, la pareja cambió el proyecto a ‘El exorcista’, una experiencia que inspiró a Blatty a reescribir su texto y conectar sus personajes y temas, para finalmente volverla a publicar en 1978 como ‘La novena configuración’.
El escritor consideraba las tres películas resultantes una trilogía de fe, que trata sobre personajes que se enfrentan a la existencia de Dios, los misterios de la fe y la naturaleza del mal. En una entrevista de 1999, el autor explicó la relación:
“Sí, forman —al menos en mi mente— una trilogía. En conjunto, tratan sobre las preguntas eternas que atormentan a Woody Allen: ¿por qué estamos aquí? ¿Qué se supone que debemos estar haciendo? ¿Por qué morimos? ¿Hay un Dios? ‘El Exorcista’ abordó esta última pregunta, que es el corazón de todas las demás, buscando confirmar la existencia de "demonios" y el poder de la fe religiosa para tratar con ellos. ‘La Novena Configuración’ abordó el problema a través de lo que yo llamo “el misterio de la bondad”: si somos reducibles a materia sin espíritu, a estructuras atómicas sin alma, entonces deberíamos estar siempre corriendo ciega e irresistiblemente al servicio de nuestros propios fines egoístas.
Sin embargo, ¿cómo es que hay amor en este mundo, amor como Dios podría amar, y que un hombre dará su vida por otro? La búsqueda del astronauta Cutshaw de una prueba irrefutable de tan puro autosacrificio forma la trama subyacente. Pero luego, en ‘Legión’, la mayor barrera de Ivan Karamazov para la fe religiosa, el sufrimiento de los inocentes: el "problema del mal", se enfrenta de frente al teniente Kinderman”.
Cuando Pepsi produjo una película de terror religioso
Puede que la falta de puré de guisante y demonios hiciera que los estudios se echaran para atrás con su nueva propuesta y ni siquiera el éxito de la primera película hizo que nadie creyera en Blatty, por lo que él mismo recurrió a cofinanciar la película, con la ayuda de… ¡Pepsi! Blatty aportó la mitad del dinero para el presupuesto de 4 millones de dólares y persuadió a la empresa de refrescos para que proporcionara los 2 restantes, que en realidad solo hicieron por su interés en establecer más fábricas en Budapest, Hungría, en donde tuvo lugar el rodaje.
‘El Exorcista’, ‘La Novena Configuración’ y ‘El Exorcista III’ representan las consecuencias inevitables cuando los hombres de fe confrontan el mal dentro del mundo nihilista moderno, ya sea que se manifieste como posesión satánica, asesinato en serie o locura como resultado de un trauma. Los temas de enfermedad mental, violencia y sacrificio aparecen en la trilogía, que tiene como protagonistas a hombres atormentados que experimentan transformaciones espirituales como resultado de un último gesto: las tres películas terminan con un sacrificio.
El estilo de las tres obras es similar y exploran tramas laberínticas llenas de espeluznantes secuencias de sueños, escenas retrospectivas, fantasía y monólogos llenos de referencias cinematográficas, mucho antes de que Tarantino o Kevin Smith pusiera en la boca de sus personajes guiños a la cultura pop. Sin embargo, argumentalmente ‘La novena configuración’ no es directamente una secuela directa de ‘El exorcista’ como la tercera parte, pero, como si fuera una versión de horror de Marvel, existe dentro del mismo universo, o es un spin off.
El universo conectado de Pazuzu
En su reescritura hizo que el astronauta apareciera en ambas películas. En la película de Friedkin, durante una fiesta navideña organizada por la madre de Regan, el Capitán Cutshaw (Dick Callinan) está de pie junto a un piano, donde los asistentes cantan juntos. Regan, que parece perturbada, baja las escaleras, lo mira directamente y le dice: “Te vas a morir ahí arriba”, antes de orinar en la alfombra. Cutshaw es presentado en ‘La novena configuración’ tras haber experimentado un colapso mental previo a su próxima misión, por un evento sucedido entre ambas películas.
Un trauma que parece abordar directamente las advertencias de Regan. Si en la primera película la niña poseída representaba la idea de fuerzas oscuras más poderosas que Dios o su capacidad para salvar al huésped, su secuela espiritual propone la soledad del espacio exterior como abismo insalvable, ya que el mayor temor de Cutshaw no es la posesión o el demonio, sino su conocimiento del vacío del universo, derivados de consecuencias psicológicas reales para los astronautas, como los que trata la película ‘Lucy in the Sky’. Por tanto pasa a ser un horror puramente existencial más que sobrenatural.
La historia sigue la llegada del psiquiatra militar coronel Kane (Stacy Keach) a un castillo aislado en el noroeste del Pacífico. El imponente lugar es un hospital psiquiátrico temporal para soldados perturbados que sirvieron en la Guerra de Vietnam. Kane está allí para ayudar a los hombres traumatizados, pero se vuelve particularmente decidido a salvar al astronauta caído en desgracia, Billy Cutshaw (Scott Wilson).
A partir de este momento hay SPOILERS
No demasiado tarde averiguamos que Kane no es realmente el psiquiatra, sino un paciente; su hermano, el Dr. Fell (Ed Flanders), está usando una terapia experimental con la esperanza de salvarle. El soldado fue responsable de una masacre en la jungla, aunque su mente rota lo convenció de que su hermano muerto, "Vincent", fue el responsable de estos actos. Fell cree que al ayudar a otros pacientes, Kane puede recuperar parte de su cordura. Como en el resto de la trilogía, el apellido de su personaje principal empieza con la letra K, un detalle fortuito, pero con una relación que Blatty también usa para unir las tres películas:
“No tiene nada que ver, aunque es divertido notar que todas las víctimas del Paciente X en Legion tenían nombres que comenzaban con K. Elegí "Karras" porque tenía un eco de caritas, o amor; "Kinderman" por su bondad básica; y “Kane” por la dura C de Caín, el asesino primigenio”.
Otro punto en común es que, en la novela, Kane tiene un sueño en el que Cutshaw le pide que realice un exorcismo. El dilema del personaje es que un mundo sin Dios o un poder superior es bastante deprimente, pero la pesadilla de Cutshaw en la película le coloca solo, en la luna, con estos pensamientos. El lugar más solitario que existe con el símbolo de la fe católica, la crucifixión, convierte esto en una imagen muy sombría y poderosa, que parece salido de una película de Kubrick, una de las imágenes más evocadoras de la trilogía.
“El sueño pretendía reflejar cómo el astronauta Cutshaw miraba desesperadamente a Kane para salvarlo del terror de la falta de creencia en la existencia de Dios. Cómo agoniza en un momento, quedarse varado en la Luna sin creer en un Dios sería el máximo terror de la verdadera soledad”.
El universo atormentado y nihilista de Blatty está lleno de esos altibajos, personajes que aparecen y desaparecen con diferentes nombres o identidades, todos ellos preocupados por el problema del mal espiritual. La fijación central de Blatty es la idea de cómo puede existir el mal coexistiendo con un Dios bueno. Estos temas cobran más fuerza en la versión del director de ‘El exorcista’, que plantea el dilema de la niña que hace dudar de Dios a los propios sacerdotes. Aquí, los argumentos filosóficos coexisten con un tono de tragicomedia, en las escenas en las que los pacientes recrean sus fantasías.
Una sátira teológica de horror existencial
Estas incluyen adaptar Hamlet con perros, o recrear la secuencia de escape de ‘La gran evasión’, en una de las referencias cinematográficas marca del director. Los hospitales, la psiquiatría y las condiciones mentales son temas prominentes presentados en ‘El exorcista’ que cada vez tienen más peso en el resto de las películas, que juegan con tropos de terror ligados a la cordura. Por ejemplo, aunque ‘La novena configuración’ no es directamente una película de terror, Blatty coquetea con ello en todo momento, desde su ambientación en un castillo gótico, más o menos un manicomio.
El propio director confesó haber estado influido por algunas de las ideas visuales presentadas por Robert Wise en ‘The Haunting: La casa encantada’.
“No sé si he sifo influenciado conscientemente por ningún director, aunque muchas veces estas cosas pasan desapercibidas, sumergidas en el inconsciente. Ciertamente me impresionó mucho The Haunting de Robert Wise, nunca olvidé cómo sus tomas estáticas de ángulo bajo de la escalera vacía por la noche, que me pusieron los pelos de punta. Todavía puedo verlo. Mi estilo es crear una atmósfera presentando cada nueva ubicación importante con un montaje rápido, un mosaico de características individuales de esa ubicación. Entonces, sí, ahora que lo pienso, esa toma de la escalera podría haber sido su inspiración del castillo”.
El emplazamiento está lleno de gárgolas y estatuas inquietantes, tanto por dentro como por fuera, y una de las salas principales alberga un póster de gran tamaño de 'Drácula' de Tod Browning (1931), personaje que se referencia también en el diálogo, junto a otros monstruos de Universal, como cuando Cutshaw usa una máscara de Frankenstein. Al igual que ‘La casa de los horrores’ de Tobe Hooper, el cine americano expresa su modernidad resignificando la iconografía gótica que acaba de abandonar y explora la semilla de Renfield en la ficción. De hecho, película puede verse como una reformulación del relato ‘El sistema del Dr. Tarr y el profesor Fether (1845) de Edgar Allan Poe.
La existencia del mal como prueba de la existencia del bien
‘La Novena Configuración’ tiene tanto de película de terror, como sátira social y drama. El slogan de la película la describía como "en algún lugar entre el misterio y el terror". Y es cierto que su aire espeluznante se debe a la percepción de algo intangible en el corazón de su historia, el mismo misterio a lo desconocido que las otras dos, lo que hace que, aunque no juegue con señoras andando por el techo, sea más inquietante a un nivel intraepidérmico que una película de terror promedio. El metraje ve a Kane y Cutshaw debatiendo sobre las posibilidades de existir en un mundo con tanta violencia y tanta maldad.
Kane, como resultado de su trauma de guerra, participó en una masacre que destrozó su propia psique, y donde Cutshaw también sucumbió a la locura tras perder la fe en Dios. Los dos discuten sobre los orígenes del mal y Kane dice: "No creo que el mal surja de la locura, creo que la locura surge del mal". Planteando la locura como una forma de eludir la responsabilidad y los horrores a los que la guerra ha abierto los ojos de los soldados, el nihilismo de la existencia. Cutshaw declara: “Toda la creación es una herida abierta, un maldito matadero”. Un tema que continua la afirmación de Kinderman en ‘El exorcista III’: “El mundo entero es una víctima de homicidio, padre. ¿Un Dios que fuera bueno inventaría algo como la muerte?”
Pero ‘La novena configuración’ no responde a esa pregunta, que Blatty concede como una aceptación del mal como complemento necesario para la existencia del bien. Y en esta plantea la pregunta desde el otro lado. “¿Estás convencido de que Dios está muerto porque hay maldad en el mundo? Entonces, ¿por qué no crees que está vivo debido a la bondad del mundo?”. Y pese a esa mirada benigna, no evita las alucinaciones espeluznantes y una conclusión violenta, que plantea casi como una posesión, con un terrorífico Keach llevando a cabo una matanza fuera de sí, con un código cromático infernal, casi de giallo.
La semilla de 'Shutter Island'
Blatty no era ajeno al material de psiquiátricos, ya que escribió un tratamiento para la adaptación cinematográfica de ‘Alguien voló sobre el nido del cuco’ (1975), lo que quizá no se diera cuenta es que con ‘La novena configuración’ fue de los primeros autores en afrontar el impacto social de la guerra de Vietnam en la cultura estadounidense. Trata el trastorno de estrés postraumático posterior a la guerra antes de que se acuñara el término o se hiciera famoso en ‘Acorralado’, tres años después, aunque la película no toma la posición asumida sino que plantea por qué tantas personas llegaron con secuelas graves.
Para Blatty, la solución a la sensación de pérdida social se puede encontrar en la fe, argumentando que el trauma y es una forma de codificar el miedo provocado por encontrar certezas de la existencia del mal, o la no existencia de Dios tras presenciar, o participar, en los horrores de la guerra. Obviamente, el público no estaba para dilemas filosóficos con forma de comedia absurda y la taquilla fue poca cosa. La crítica la apreció en su momento y su calificación en Rotten Tomatoes no deja de subir, además obtuvo tres nominaciones a los Globos de Oro, incluyendo mejor drama y mejor actor de reparto (Wilson) y Blatty ganó el Globo al mejor guion, por delante de ‘Toro Salvaje’ o ‘El hombre elefante’.
‘La novena configuración’ ha ido creando culto con el paso de los años. Es una fuerte influencia en la película ‘Shutter Island’ (2010) de Martin Scorsese, que comparte varios temas, un tono similar y hasta cierto punto de la estructura. Paul Thomas Anderson también la ha catalogado como una de sus películas favoritas. Puede que la asociación con ‘El Exorcista’ pueda llevar a la decepción a muchas personas, pero es una extensión sombría y coherente de los temas de aquella, una meditación sobre ellos que la convierten en una sólida pieza complementaria que añade una dimensión cósmica a sus mitos y, a su vez, prepara el camino para su conclusión en la soberbia tercera parte.
En Espinof | Las 37 mejores películas de terror de todos los tiempos
Ver 2 comentarios