Mi compañero el joven viejo Pablo Muñoz —quien dentro de veinte años tendrá un ojo crítico endiabladamente perspicaz, y si no al tiempo— señalaba en su crítica de 'Guerra mundial Z' ('War World Z', Marc Forster, 2013) los más que claros aciertos de un film que prácticamente rinde tributo a su propia condición de blockbuster. Lo cierto es que creía que iba a pensar todo lo contrario que don Muñoz, mucho peor incluso —nada de lo mostrado en los tráilers o avances me gustaba, nada—, pero resulta que la película, con sus limitaciones, obvias y evidentes, me lo ha hecho pasar como un niño con un juguete nuevo.
Por eso y aunque se trata de un estreno reciente he creído oportuno incluirla en el especial de placeres culpables, que dentro de dos posts dará por concluida mi intervención en el mismo. Son muchos los que piensan que la obra de Max Brooks es inadaptable, y razón no les falta, por eso pienso que la decisión tomada al respecto del tratamiento es de lo más acertada. Marc Forster se rodea de nada menos que cinco escritores, algunos de ellos sólo contratados para arreglar el tercer acto, y nos cuela un producto de entretenimiento sin mayor intención que la de ser consumido a la velocidad de los zombies en el mismo. 'Guerra mundial Z' no da respiro a ningún tipo de espectador, y su forma de no hacernos pensar es de lo más inteligente que he visto en cine de este tipo.
(From here to the end, Spoilers) 'Guerra mundial Z' puede resumirse de la siguiente forma: un virus está convirtiendo a la humanidad en zombie a una velocidad de vértigo. Corre todo lo que puedas. Punto. Los personajes apenas existen, hablamos de clichés o estereotipos, mil veces vistos no sólo en films de zombies —reconozcámoslo, un subgénero que ha dejado muy mal cine para el recuerdo—, sino en diversos blockbusters. Así ocurre al menos con el interpretado por Brad Pitt, que no me parece ningún superhéroe, sino un tío con experiencia en situaciones de peligro, entrenado y se supone el mejor en su campo, algo que está muy bien explicado en el film, y que subraya de forma inteligente la necesidad imperiosa de ser diferente en un mundo que avanza a marchas forzadas, al que irremediablemente hay que pertenecer pero en el que de vez en cuando hay que pararse a reflexionar. Sí me parece que es un héroe, a secas, en la mejor tradición del género al que ayuda su excelente presencia física, muy bien utilizada.
Marc Forster es un director que me tiene totalmente desconcertado. Si echamos un vistazo a su filmografía encontramos prácticamente de todo, fábulas al estilo de 'Descubriendo nunca jamás' ('Finding Neverland', 2004) o 'Más extraño que la ficción' ('Stranger Than Fiction', 2006), a mi juicio las dos mejores películas que ha dirigido; también despropósitos seudofilosóficos que prefiero no nombrar y hasta un título Bond, la correcta 'Quantum of Solace' (id, 2007) en la que demostraba que las escenas de acción no eran lo suyo. A falta de ver 'Machine Gun Preacher' (2011), inédita en nuestro país, el hecho de que eligieran a Forster para dirigir una película que es casi todo acción pura y dura me hacía temer lo peor. Y cierto es que en algunos momentos la película parece filmada por un epiléptico y en determinadas escenas no se ve nada de nada, pero en conjunto me ha resultado un producto muy, muy entretenido, con algún momento tenso y emocionante que sin duda bebe del cine de catástrofes.
Dos son las ideas que me resultan atractivas en esta muy básica 'Guerra mundial Z'. Primero el hecho de que los zombies actúen en casos como una especie de masa unida que destroza todo cuando encuentra a su paso —qué curioso, igualito que el ser humano—; así al respecto hay varias secuencias que cortan la respiración. Son muchos los que lloran por la falta de vísceras y sangre en una película así, pero yo creo que el solo hecho de mostrar el avance de los zombies como algo infrenable ya llega para meter el miedo en el cuerpo, conocemos las consecuencias cuando un zombie te atrapa así que el jugar con la imaginación del espectador en ese punto me resulta muy positivo para una película que no quiere frenar en ningún instante. Y segundo, algo muy criticado, la solución al problema. ¿Really? ¿REALLY? A mí me parece glorioso como alegoría de un mundo frenético de consumo cada vez más rápido y en el que nadie se para a pensar, sumada a la inquietante idea de que los zombies sólo atacan a seres humanos sanos. Muy, muy inquietante.
'Guerra mundial Z' no sólo no da respiro con su continuo non stop, sino que te golpea sin compasión a ritmo de blockbuster. Por supuesto que hay obviar momentos como el del accidente de avión, en el que únicamente sobreviven los dos protagonistas, que todavía tienen fuerzas para seguir. Claro que se desaprovecha hasta cierto punto la parte final donde están las vacunas en detrimento del suspense, pero incluso ahí la película sigue siendo coherente consigo misma.
Como anécdota señalar la presencia de un fugaz Matthew Fox, cuyo personaje fue recortado en el montaje hasta niveles ínfimos, pues su participación era con la intención de que se alzase como villano para un secuela. Y nunca pensé que diría esto, pero los temas musicales de Muse le quedan bien, no así el resto de la música, mal utilizada.
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