La perrita de 'Titina' nos lleva al Polo Norte en una encantadora película de animación sin riesgos que reimagina una de las mayores aventuras del siglo XX

El verano empezó fuerte con una remesa bastante maja de películas de animación. Y puede que se quede un tanto diluida entre estrenos de Pixar, Sony y grandes franquicias, pero este 18 de de agosto también llega a nuestros cines 'Titina', la película de animación noruega sobre la gran expedición al Polo Norte de 1926.

Eso sí, en vez de ponernos en la piel del famoso explorador Admundsen o del reconocido ingeniero italiano Nobile, pues 'Titina' pone en el centro del escenario precisamente a ella, Titina, la perrita terrier de Nobile que se fue de viaje en dirigible hasta el mismísimo Polo Norte

Si te vas de viaje, que no falte el perro

'Titina' es el debut como directora de animación de Kajsa Næss y nos lleva a mediados de los años 20 del pasado siglo con una de las aventuras más ambiciosas de su momento. Aunque tiene su parte ficcionalizada (y edulcorada), la película noruega se centra en la carrera de Umberto Nobile como diseñador de dirigibles, y cómo su vida cambia cuando el explorador Roald Almundsen le recluta con la intención de llegar al Polo Norte.

La historia funciona en gran medida a través de los ojos de la perrita, mezclando secuencias de animación con metraje en imagen real que se conserva de aquel momento y de la expedición. Así que somos partícipes tanto de la construcción del dirigible como del viaje y todos sus percances, y también de la lucha de egos entre los responsables del viaje y las posteriores desgracias tras este primer gran viaje.

La película noruega es encantadora y perfecta para familiarizarnos con este pequeño pedazo de historia de las grandes exploraciones, aunque también hay que tener en cuenta que tiene sus momentos de fantasía y tiende a simplificar mucho la trama cuando conviene.

Si esperamos una profunda exploración de la vida de Nobile en la Italia de Mussolini y muchísimos detalles biográficos y técnicos, no es lo que tendremos en 'Titina'. Porque al final solo tenemos 91 minutos de película y mucho que condensar en una película que al final es una aventura animada dirigida sobre todo a un público infantil, y esto lo borda.

'Titina' quizás peca precisamente de demasiado simplista y de no siempre definir demasiado bien a los personajes y sus relaciones, empezando por los propios Almundsen y Nobile... Porque no queda muy claro si debemos odiarlos, o amarlos, y ni si ellos mismos se quieren o se quieren matar el uno al otro.

Lo que sí que pasa con 'Titina' es que te deja con la sensación de que los humanos son imbéciles y no nos merecemos a perritas tan majas y tan buenísimas como su protagonista, que tiene el cielo ganado y se merece todas las galletas que quiera.

Porque mientras los humanos están metidos en sus propias rencillas personajes, es Titina la que se maravilla con cada detalle del viaje y nos muestra la verdadera magia del Polo Norte. Titina es la gran estrella de la película y el hilo conductor perfecto, y gracias a una animación cargada de detalles parece que se va a salir de la pantalla en cualquier momento.

Si la trama a veces se que da un poco que ni fú ni fá, hay que decir que 'Titina' es una película que merece la pena ver simplemente porque es una preciosidad de mirar. En una época en la que cada vez parece que el cine occidental de animación apuesta más y más por el CGI, 'Titina' es una pequeña obra de arte de la animación tradicional, con unas paletas preciosas y vibrantes y un estilo anguloso y geométrico, de línea fina y movimientos muy naturales.

A grandes rasgos, 'Titina' no es un documental ni una película biográfica que se regocije en demasiados detalles, pero sí que es una película encantadora y con mucho corazón. Y que te va a dar ganas de rascarle la barriga a todos los perretes que te encuentres por la calle.

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