Desde que en 2007 estrenara la polémica 'Propiedad privada' ('Nue propriété') —su segunda película— , el joven realizador belga Joachim Lafosse no ha hecho más que ir aumentando su reputación para convertirse en uno de los directores más interesantes y sobrios de Europa. Su última película, 'Perder la razón' ('À perdre la raison', 2012) así lo demuestra. Una reputación que quedó abalada tras su paso por la sección 'Una Cierta Mirada' del Festival de Cannes 2012, donde su actriz protagonista —la contenida Émilie Dequenne— se alzó con el premio a la mejor actriz.
En 'Perder la razón', Lafosse vuelve a crear un ambiente algo incómodo de una forma sutilísima para contarnos la historia de Murielle y Mounir, una joven pareja de enamorados que decide casarse muy pronto. Ambos, se trasladarán a vivir con el Doctor Pinget, el protegido de él desde que lo 'adoptó' en Marruecos, quien les proporciona una vida acomodada. Pronto comenzarán a formar una familia numerosa y ella comenzará a sentirse atrapada entre su intento de integrarse en la cultura musulmana de su marido y el cuidado de sus cuatro hijos.
'Perder la razón', de la felicidad a la desesperación
Nada más comenzar 'Perder la razón', se muestra una estampa envidiable y apasionadísima: una joven pareja de enamorados quiere casarse a toda costa a pesar de las dificultades económicas y culturales —él es musulman—. Cumplen su deseo y pronto comenzará su vida en común —y junto a la del protegido él que los acoge en su casa— y a formar una familia. Todo parece un camino de rosas hasta que ella empieza a sentirse asfixiada y atrapada en una vida 'a tres' que nunca eligió. Este proceso, este cambio de una felicidad total a la desesperación más absoluta, Joachim Lafosse nos lo va presentando casi sin que nos demos cuenta, mostrándonos imágenes cotidianas de una familia 'casi' normal, que se va deteriorando poco a poco.
Lo más interesante de 'Perder la razón' es la forma en la que Lafosse crea un ambiente opresivo, inquietante y extraño hasta en los momentos de mayor felicidad de la pareja protagonista, un arte que ya demostró en su anterior película 'Élève libre' (id, 2008). Un ambiente inquietante que se nos muestra con la mayor naturalidad, lo que lo hace todavía más horrible: silencios, miradas incomprendidas y planos largos que a los no acostumbrados, pueden conseguir que la película resulte larga, aburrida y hasta que se suelte un: 'pero si no pasa nada'.
Dequenne, Rahim, Arestrup
Pero sí que pasa. Y parte de su éxito reside en la sobriedad de sus tres actores protagonistas. Desde Tahar 'estoy en todas las películas francesas del momento' Rahim, pasando por el siempre magnífico Niels Arestrup y la que, sin duda, es protagonista absoluta: Émilie Dequenne. Dequenne compone un personaje contenido, sobrio y grave con el que muestra desde su más radiante sonrisa a la mirada más vacía y desesperada.
'Perder la razón' es la opción perfecta para aquellos que buscan algo más que la super producción veraniega de turno y adentrarse en una historia sobre diferencias culturales y los abismos en los que puede caer el alma humana. Unas reflexiones a las que Joachim Lafosse llega sin necesidad de tópicos, de imágenes desagradables o de informaciones que se lo ponen demasiado fácil al espectador.
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