La comedia romántica y los viajes en el tiempo siempre han casado bien. Desde los tiempos dramáticos de 'En algún lugar del tiempo' a la sofisticada 'Medianoche en París', pasando por la astracanada de 'Jacuzzi al pasado', las relaciones de pareja han sabido enfrentarse a sus crisis pero también a las paradojas. Y 'Un pequeño contratiempo', la nueva película de Josh Lawson, refresca el concepto con un Rafe Spall en el mejor papel de su carrera.
Atrapado en el tiempo
Por supuesto, el clásico de Harold Ramis protagonizado por Bill Murray está presente en todo momento, sobre todo porque los personajes la citan en más de una ocasión, pero no solo de 'Atrapado en el tiempo' vive esta deliciosa comedia romántico-temporal. 'Una cuestión de tiempo', la última película de Richard Curtis, sería el lado ¿amable? de esta envenenada historia de madurez a velocidad de vértigo.
Teddy (Rafe Spall) es un joven acostumbrado a dejarlo todo para “más tarde” porque, como muchos de nosotros, piensa que tiene todo el tiempo del mundo. Una nochevieja conoce a Leanne (Zahra Newman), con quien comienza una relación de manera un tanto accidentada. Visitando la tumba de su padre se encuentran a una misteriosa mujer, que le hará un regalo muy especial. Desde ese día, todo se acelerará en la vida del protagonista, que será incapaz de controlar cómo su vida se desmorona a su alrededor.
Josh Lawson escribe y dirige con brío una historia que evita constantemente tropezar en el sentimentalismo fácil gracias al ritmo impecable que Rafe Spall maneja a su antojo. El protagonista de 'El ritual' demuestra una vis cómica que en realidad no sorprende a nadie que recuerde a los dos maderos bigotones de 'Arma fatal' (Hot Fuzz). Spall brilla en un papel hecho a su medida donde sus altibajos emocionales abarcan todo el espectro de una interpretación memorable.
Los años que nunca volverán
Tan cercana al espíritu lúdico, festivo e irreverente de Nicholas Stoller como a la tradición más sentimental, 'Un pequeño contratiempo' se antoja como la mejor terapia posible y una buena dosis de vacuna cinematográfica para quienes busquen un buen rato relajado y divertido. Josh Lawson se encontraba en plena crisis existencial cuando se le ocurrió la idea de un personaje saltando hacia adelante en el tiempo, incapaz de recordar nada de lo que ha sucedido en el año intermedio. Esa sensación le resultaba muy familiar al director, que luchaba contra la sensación de que el tiempo se le escapaba.
Influido por obras de ficción como '¡Qué bello es vivir!', de Frank Capra, y 'Cuento de Navidad', de Dickens, Lawson se sintió atraído por la idea de poder ver toda una vida en instantáneas y así aprender una lección vital. El viaje en el tiempo es un elemento clave y la evolución de los personajes, madurando tanto física como emocionalmente, es un verdadero placer.
'Un pequeño contratiempo' es una película sólida y muy trabajada, que se se beneficia de una construcción sencilla (que no simple), con un ritmo y unas maneras vodevilescas que la aproximan al encanto de los grandes clásicos del género. Es inevitable pensar en Preston Sturges, cineasta clave y rey de la comedia (y la industria) durante una década, antes de caer en el olvido.
El guión de Lawson mantiene el equilibrio entre lo que es divertido y lo que no lo es tanto. El encanto de Spall y sus constantes cambios físicos y anímicos hacen de su progresión algo creíble y, sinceramente, muy divertido. Sus pérdidas progresivas nos ayudan a empatizar y a tener la lección en la cabeza durante sus noventa minutos. Lecciones que ya hemos visto antes, sí, pero que aquí funcionan mejor que nunca precisamente por la inmediatez de una maldición que no deja tiempo para reaccionar y que nos cogerá tan desprevenidos como a su protagonista. No te la pierdas.
Ver 8 comentarios