A pesar de sus esfuerzos, será complicado que Jeff Baena logre un trabajo más solvente que el logrado con su tercera película, 'The Little Hours', conocida en nuestro país como 'En pecado'. Basada en el Decamerón, de Boccaccio, y producida por su estrella Aubrey Plaza, hizo mucho ruido a su paso por festivales hace un par de temporadas.
Interior de un convento
Con la gracia (de dios) bucólica que ofrece su ambientación austera y realista, esta modesta comedia apunta directamente al cerebro del más conservador de los creyentes. Y lo hace con plenitud de facultades. El grupo de astros de la comedia que puebla este convento es impresionante: Alison Brie, Dave Franco, Kate Micucci, Aubrey Plaza, John C. Reilly, Molly Shannon, Fred Armisen, Jemima Kirke, Nick Offerman... un ejército de soldados del humor que se siente como en casa bajo la fotografía de Quyen Tran y la música de Dan Romer.
Con un trazo grueso e irreverente 'En pecado' únicamente se preocupa de burlarse alegremente de la hipocresía de la Iglesia Católica a través de lo femenino y de toda clase de arquetipo sexual imaginable. Aubrey Plaza, musa de Beana y productora, lleva en sus ojos la luz del pecado y el jolgorio de la fiesta que tuvo que ser rodar una película como esta, entre amigos y con una buena cantidad de diálogo prácticamente improvisado.
Esta revisión de las historias de Boccaccio presenta a tres monjas con sangre en las venas (Aubrey Plaza, Alison Brie y Kate Micucci) a quienes un buen días se les presenta el placer de la carne (en forma de Dave Franco) haciéndose pasar por un jardinero sordo y con algún problema de miras. Su aire de exploited puramente 70s, entre lo erótico y la brujería, aúpa la propuesta y mejora la experiencia.
Una vida de pecado y risas
Para recrear la sensación onírica del texto original, Baena se la juega con una puesta en escena aparentemente muy simple, entre el homenaje a los setenta y al estilo documental, donde la modernidad se refleja únicamente en el lenguaje, un verdadero festival de palabras malsonantes como las que se podían escuchar en cualquier fiesta un sábado de esos de antes de la pandemia.
Como buen ejemplo de comedia hija del posthumor, la película se aleja de la gracia inmediata, tomándose su tiempo para crear una serie de situaciones absurdas, ridículas e incómodas que amplían su rango de diversión hasta derribar todas las fronteras de la corrección. Y por eso nos gusta tanto. Cada una de sus protagonistas tiene su ración de pecado: lujuria, blasfemia, adicciones... nadie está libre y todas tiran la piedra sin esconder la mano. De hecho, no esconden absolutamente nada.
'En pecado' es una propuesta inclasificable, libertina, un milagro en forma de la comedia más pequeña que se atreve con lo más grande. Una apuesta ideal para estos días extraños que nos ha tocado vivir para no perder la fe. Al menos no en la comedia.
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