En 1999 Paul Newman eligió participar en ‘Donde esté el dinero’ (‘Where the Money Is’, Marek Kanievska) tras dejarse ver en la ñoña ‘Mensaje en una botella’ (‘Message in a Bottle’, Luis Mandoki) —algunos aún nos seguimos preguntando por qué—, aceptando un papel que estaba destinado a Sean Connery. El actor escocés había rechazado el personaje para poder concentrarse en ‘La trampa’ (‘Entrapment’, Jon Amiel, 1999). Sin comentarios.
Curiosamente el flojo film de Amiel guarda alguna que otra conexión con el de Kanievska —conocido por su adaptación del universo de Bret Easton Ellis en la insoportable ‘Golpe al sueño americano’ (‘Less Than Zero’, 1987)—, por cuanto ambas contienen una historia de amor entre un hombre maduro y una mujer joven. Afortunadamente en ‘Donde esté el dinero’ hay algo entre Paul Newman y Linda Fiorentino que no hay entre Sean Connery y Catherine Zeta-Jones: química.
El insigne Ángel Fernández-Santos —escritor que aún sigue dando lecciones más de diez años después de su muerte— sostenía que el film ofrece una simpática mezcla entre comedia y thriller, donde ambos actores bordan su peculiar love story. Con lo segundo estoy de acuerdo. Es todo un placer ver a dos actores de diferentes generaciones —Newman, uno de los grandes sex symbols de los cincuenta y sesenta; Fiorentino, femme fatale por excelencia de la segunda mitad de los noventa— compenetrándose a la perfección.
Y aunque “simpática” sea un adjetivo que le va al pelo a una película como ‘Donde esté el dinero’, el film termina funcionando por la labor de su pareja protagonista más que por su guion o trabajo de dirección. La historia da comienzo sin sobresaltos en una residencia en la que se atiende a personas mayores quejadas de alguna enfermedad. Debido a una apoplejía internan allí a Henry (Newman), un ladrón de bancos que hace tiempo dio un gran golpe y escondió el dinero. Esto llama la atención de Carol (Fiorentino), la enfermera encargada de cuidarle.
Síntesis y simpatía
Con una primera parte dedicada a Carol intentando descubrir la farsa de Henry, y una segunda centrada en un golpe maestro que sacará ambos de allí, más al novio de Carol —un, como siempre, endeble Dermot Mulroney—, el film goza de algo inaudito en las películas de género actuales: capacidad de síntesis, sin duda, uno de sus mayores atractivos. ‘Donde esté el dinero’ lo condensa todo en menos de hora y media, concentrándose quizá demasiado en la pareja protagonista, y chirriando algunas decisiones de puesta en escena.
Por supuesto una de las grandes bazas del film es la interpretación de Paul Newman, que parece se lo pasó en grande filmando la película. La curva de su personaje está definida muy bien por esa gran característica del actor, esa irrepetible dualidad entre ser y parecer, siempre dotando al personaje de elementos —un gesto, una mirada, una sonrisa…— aplicado en el instante menos esperado, y sin embargo en el más preciso. Basten sus reacciones cuando se hace pasar por guarda de seguridad, y está a un paso de ser descubierto.
Quizá la parte de thriller en su tramo final está resuelta con demasiada facilidad, pero existe un enorme atractivo en el hecho de que ambos personajes se salgan con la suya y continúen su labor delictiva en plan fugitivos de la siempre mal llamada justicia. Un triunfo que puede apreciarse desde diferentes ópticas. La que preferimos algunos es la de dar un merecido golpe al siempre podrido y contagioso sistema. En algún lugar, entre la utopía y la realidad, Carol y Henry siguen robando a los que más tienen.
En Blogdecine: