Como anunciaba, llegó ayer a nuestras pantallas, medio añito después de su estreno original, la película ‘Paul’, dirigida por Greg Mottola, responsable de ‘Supersalidos’ y de otras colaboraciones con el productor Judd Apatow. Encontramos, por lo tanto, en el elenco, a algunos de sus asiduos, como Kristen Wiig, Jane Lynch, Bill Hader, Joe Lo Truglio y Seth Rogen. Esta pandilla se une a otra que nos tiene acostumbrados a comedias aún más tronchantes: Simon Pegg y Nick Frost, quienes visitan Estados Unidos para formar parte de este mix made in heaven. Jason Bateman, David Koechner, Blythe Danner, John Carroll Lynch y alguna sorpresa que es mejor no mencionar para no destripar el momento completan el reparto.
La aventura a la que se lanzan los dos protagonistas, consistente en visitar la Comic-Con de San Diego –el retraso en el estreno ha hecho que coincida con la edición de este año– y, a continuación, todos los lugares en los que se han dado avistamientos alienígenas; se presenta previsible y formularia. Esta gesta es lo menos relevante del film y sirve como base para permitir el desarrollo de personajes y de las relaciones entre ellos, además de para presentar situaciones más o menos disparatadas. Así, el film se percibe más como una compilación de momentos en cierta medida desunidos y que funcionan humorísticamente con desigual fortuna. El arranque, que nos deja ver el mundillo de la convención de cómics y el comportamiento infantil de los dos personajes es la parte más entretenida. A partir de ahí, seguirá habiendo detalles originales y chistosos, pero será su tono y no una intriga argumental lo que enganche a la película.
Pegg y Frost, conocidos por ‘Zombies Party’ (‘Shaun of the Dead’, 2004) o ‘Arma fatal’ (‘Hot Fuzz’, 2007), son los autores del guion de ‘Paul’ y eso se nota en la cantidad de referencias friquis que contiene este homenaje –que no parodia– de los films de extraterrestres. El listado es tan extenso que no cabe molestarse en comenzar a mencionarlas, pero además, la gracia está en irlas descubriendo según se ve el film. Lo que sí merece comentario es lo bien integrados que están estos guiños, pues se cuelan dentro de una frase de diálogo totalmente congruente o se dejan de fondo a modo de música, decoración, cameos y otros. Estos huevos de pascua no detienen la progresión ni sobresalen de manera evidente, no constituyen por sí mismos el propósito de las escenas, pero la película está plagadita de ellos. Así que cualquiera que disfrute descubriéndolos, aquí se lo pasará como un enano. Pero quien no los pille podrá verla sin quedarse con cara de póquer.
De la misma manera, es una película que encantará a quienes no solo son ateos, sino que proclaman su descreimiento. Sin hacer concesiones, como otras cintas que acaban propugnando el respeto ante todo, y sin utilizarlo como punto de partida para una conversión, ‘Paul’ más o menos viene a decir que la creencia y la ignorancia van de la mano. Sin embargo, en su conversación con el personaje de Jane Lynch –cuyo papel es demasiado breve para lo que esta mujer puede aportar–, hablan de creer con todo el respeto… se refieren a creer en los aterrizajes de seres de otros planetas.
El personaje del extraterrestre, interpretado por Seth Rogen en la versión original, no solo en la voz, sino también en el motion capture –se dice que pidió consejo a Andy Serkis, intérprete de Gollum– y a quien en España da voz Santi Millán; se comporta como el terrícola más auténtico, con un vasto conocimiento de nuestro mundo y del idioma inglés y con una gran inteligencia emocional que ya la quisieran para sí algunos nativos del planeta. Esta integración, junto con su actitud borde y sobrada, suponen el mayor contraste con respecto a los alienígenas que acostumbramos a ver, más en una línea del desternillante Gurb que creó Eduardo Mendoza que en la del amistoso ‘E. T.’ de Spielberg. Sin llegar a cansar o caer mal, pero muy en el límite –para algunos espectadores estoy segura de que esa línea sí se ha cruzado–, del personaje se exprime todo lo que puede dar. Sin embargo, quienes de verdad despiertan la simpatía son los dos nerds que descubren al hombrecillo verde.
Como homenaje y momento de nostalgia, ‘Paul’ es una propuesta correctísima. Como comedia, incorpora algunos grandes momentos. No obstante, no diría que es al cine de alienígenas lo mismo que ‘Shaun of the Dead’ es al de zombies, ni que ‘Hot Fuzz’ es al de acción. Arranca con brío y se va deshinchado según progresa, en su estructura ya consabida y explotada de road-movie, hacia un final bastante convencional. Lo mejor: sus personajes entrañables y la cantidad de guiños al género que no cesan en ningún momento.
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