Con el empuje que supone haber ganado el premio Ondas a la mejor serie dramática, 'Patria' llega a su séptimo y penúltimo episodio en HBO España. Un episodio titulado 'Pan ensangrentado' en el que vemos la erosión de una familia rota, separada y dolida ante los últimos acontecimientos: la familia de Miren (Ane Gabarain).
Habíamos dejado el sexto episodio con la detención de Joxe Mari (Jon Olivares) y su comando. Esta nueva entrega, aunque comienza con un nuevo intento de correspondencia por parte de Bittori, nos sumerge en las consecuencias del arresto y cómo supone un mazazo atómico que lo rasga todo tanto a un nivel físico como a un nivel profundamente emocional.
A partir de aquí, spoilers del episodio
Torturas físicas y torturas emocionales
En líneas generales esta séptima hora de serie es cruda. Asistimos a las torturas de una policía revanchista, que aprovecha el detener a uno de los etarras para devolverles el daño que han plantado. El talión, dentro del límite que puede suponer la vida y la muerte.
Mientras, en el pueblo la familia del terrorista se empieza a fracturar. La visita de Gorka (Eneko Sagardoy) a Joxian (Mikel Laskurain) supone quizás el momento más tierno del episodio. Un padre y un hijo hablando de cosas distintas, idos con sus pensamientos pero que con solo estar el uno con el otro se comprenden y se apoyan.
Dentro del tono trágico que de por sí tiene 'Patria', 'Pan ensangrentado' puede que sea el que más trabaja la exploración de las emociones, que están a flor de piel. Es una historia de una erosión al límite. Las tripas ya no dan más de sí y todo explota. Explota en las visitas familiares a la cárcel, en la relación entre Arantxa (Loreto Maunleón) y su madre, su marido, etcétera.
Y lo hará, casi literalmente, a raíz de un atentado en Rentería. Un atentado cuyo objetivo era un amigo de Guillermo, con la "mala suerte" de ser concejal del PP, que iba con su hijo a por el pan. Si ya en esos momentos la relación no era nada buena, esas pequeñas rencillas, esas calladas y temas sin abordar terminan desbordando.
Dolor y humanidad
En su habitual toque, Aitor Gabilondo logra construir un episodio soberbio que navega en la crudeza, en el sufrimiento de la familia del terrorista. A pesar de ser un episodio de sentimientos a flor de piel, creo que evita bastante bien el riesgo de caer en maniqueísmos.
Aquí alcanzamos esa parte de la promoción de 'Patria' que fue atacada por supuesta equidistancia y de comparar dos situaciones. Pero, afortunadamente, la serie huye de esa injusta comparación pero sí que empatiza con ese otro lado de la moneda. El lado humano. Esta humanidad que, en el fondo, es la razón de ser de libro y serie.
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