Lo primero que llama la atención al ponerse uno a ver la temporada 2 de 'Para toda la humanidad' ('For All Mankind'), que ha estrenado Apple TV+, es que tiene una carga bastante más dramática. Una novedad respecto tono casi aséptico, quizás demasiado monótono de su curso inaugural. Un tono que ya iba desapareciendo poco a poco en la segunda mitad de esos episodios.
Lo segundo es que aquí hay mucha más ambición de lo que podíamos esperar. La serie espacial de Ronald D. Moore va haciéndose más grande y más compleja según pasan los años que van tratando y se deshace de cierta molesta modestia. Una evolución que corresponde, también, con la de esta carrera espacial ucrónica que plantea el drama.
1983
Tras una primera temporada navegando entre finales de los sesenta y mediados de los setenta, saltamos a la Estados Unidos de Reagan, esos terribles ochenta en los que la guerra fría vuelve a estar en un momento más que álgido. Algo que se ve tanto en la Tierra como entre los astros del cielo.
El episodio de 'Los Simpson' en el que Homer se convierte en astronauta parte de la base de que ya no hay novedad en ir al espacio. Es por eso por lo que el salto temporal de casi una década tiene un sentido estratégico. Sí que hay cierta rimbombancia de cara al exterior pero ir a la luna, como descubrirá lo más parecido que tiene la NASA a una estrella, Tracy Stevens (Sarah Jones), no se diferencia demasiado en irse a trabajar a Nueva York, cargar cosas e irse a Nueva Jersey. Hay cierta cotidianeidad en ello y por eso hay que marcar esos momentos específicos más que ir semana a semana, mes a mes.
Ya hubo un salto a mitad de la primera temporada, con la creación de la base lunar. Ahora Jamestown es todo un complejo que cubre un área considerable. Fue de hecho este salto el que permitió a 'Para toda la humanidad' desperezarse y empezar a ofrecer una ficción espacial en mayúsculas. Algo que sigue haciendo.
Así que este primer episodio nos pone en esa situación. La espléndida belleza de la Luna y la base Jamestown, con sus habitantes canturreando el tema de Bob Marley que da título al capítulo, se ve vapuleada por una tormenta solar insólita. Ese primer episodio lentamente nos va poniendo las cartas sobre el asunto, con una NASA altamente militarizada y cabeza estratégica de esta guerra con los soviéticos.
Un despegue ambicioso y con sentido del dramatismo
Si bien la ficción de Moore sigue pidiendo algo de paciencia y no logra quitarse de todo la sensación de "película de diez horas", sí que se nota un mayor sentido del dramatismo televisivo, logrando dar una ejecución firme a toda la ambición que desprende la serie, que confirma que tras un tímido despegue el vuelo es fuerte.
Lo que no quita con que no terminen de saber qué hacer con el dramatis personae al completo. Esa década de diferencia hace que los "héroes" de la temporada 1 estén con otro tipo de obligaciones y la acción la llevan otra generación de astronautas. Pero da la sensación de que el guion no logra discernir qué hacer con Baldwin (Joel Kinnaman) y su esposa (Shantel VanSanten), Gordo (Michael Dorman) y compañía. O por lo menos con sus vidas más familiares.
No voy a adelantar acontecimientos (he podido ver cinco episodios de los diez que componen la temporada) pero eso se va subsanando según pasan los episodios de una temporada que sabe dónde profundizar y qué elementos mover para ofrecer grandes recompensas a su espectador paciente.
El regreso de 'Para toda la humanidad' es televisión mayúscula. Además, hay un sentido visual espléndido, con bellísimos planos hacen que todo lo que nos atrae del espacio sea todavía más atractivo (algo que se potencia porque la calidad de imagen de Apple TV+ es impresionante). Todo esto hace que este regreso de la serie sea altamente satisfactorio.
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