'Papicha, sueños de libertad': el film que representó a Argelia en los Óscar 2020 usa la moda para plasmar una terrible realidad

A finales del año 1991 se origina en Argelia una cruenta guerra civil, la denominada como Década negra, que no concluye definitivamente hasta el año 2002. El conflicto se libra entre el gobierno argelino y grupos rebeldes islamistas, quienes sembraron el terror durante este periodo a través de numerosas matanzas a civiles y cercando las libertades individuales.

En tal convulso panorama, en el año 1997, se sitúa 'Papicha, sueños de libertad', ópera prima con tintes autobiográficos de la cineasta argelina Mounia Meddour. Su protagonista, Nedjma (Lyna Khoudri), una joven estudiante de espíritu independiente, alojada en una residencia universitaria de Argel y que sueña con convertirse en diseñadora, no renuncia a disfrutar de su juventud y a sus aspiraciones profesionales pese a la contienda y la represión que continuamente sufre la sociedad por las facciones radicales.

En una inteligente apertura, Meddour muestra a Nedjma en plena ebullición, maquillándose en un taxi junto a su amiga para inmediatamente entrar en una discoteca donde baila y ríe como cualquier chica de su edad. Eso sí, para llegar hasta allí y de vuelta a su habitación deberá ingeniársela para saltarse la prohibición que la residencia posee de no salir por las noches.

El terrible mundo de una joven rebelde

A posteriori, la directora introduce gradualmente los primeros conflictos que la protagonista y sus compañeras deberán hacer frente para no ver reducidas sus libertades. Se pasa de la felicidad al miedo y de este al llanto y al pánico generalizado, utilizando Meddour la intensidad de la opresión y la violencia in crescendo durante todo el metraje, manifestando de esta forma la drástica transformación de las vidas de estas chicas en escaso tiempo.

Cuando los fundamentalistas religiosos empapelan las calles con carteles que indican cómo han de ir vestidas las mujeres, asesinan a jóvenes por salir por la noche o instigan a la universidad para que clausuren sus clases es el momento en el que la vida de la protagonista queda alterada y la creación y venta de sus vestidos se tornan imposibles.

Es aquí cuando el filme muestra sus verdaderas cartas de lo que desea contar, pues con la llegada del terror al campus universitario se señala la triste realidad de unos habitantes que deben convivir con el miedo, y en concreto cómo les afecta esta situación a un grupo de chicas adolescentes.

Así, mientras unas ceden y obedecen, otras no callan y se rebelan. Como Nedjma, buen reflejo de la indocilidad de la mujer ante la opresión machista que afecta a toda una comunidad, de la valentía y fortaleza ante la tiranía, y de mantener los sueños pese a la censura predominante, plasmado en su obstinación de seguir adelante con el desfile de modelos que anda preparando.

Resulta interesante que Meddour se adentre en un mundo que nos resulta tan femenino y occidental como el de la moda para denunciar el fundamentalismo islámico y el patriarcado en Argelia. Unas denuncias que se han observado en el pueblo argelino y en el de otros países árabes durante la Primavera Árabe e incluso el pasado año, donde miles de ciudadanos y ciudadanas exigían un cambio de sistema.

A nivel formal, en cambio, la película nunca se aleja de una apuesta clásica y discreta, que no le perjudica especialmente pero que tampoco le conduce a aportar ideas nuevas en este sentido.

La producción cinematográfica de los países árabes ha evidenciado en los últimos años un crecimiento exponencial no solo en cuanto a cantidad sino a calidad, provocando que la presencia de obras llegadas de estos territorios copen los festivales de cine más prestigiosos a nivel internacional. Sin ir más lejos, la cinta que nos ocupa compitió en el Festival de Cannes dentro de la sección "Un certain regard", así como en la SEMINCI, donde consiguió el premio del público y el de mejor nuevo director.

'Papicha': una obra clave para entender la lucha de las mujeres árabes

Las transformaciones políticas y sociales en la que están envueltos estas naciones en la última década se reflejan en las películas que allí se están produciendo. De todas ellas destacan las óperas primas dirigidas por mujeres, que no siendo casual posan sus miradas en torno al feminismo y su vindicación de la libertad, así como la reprobación de los pútridos sistemas patriarcales.

Citando solo algunos ejemplos de este último año hallamos 'Adam' (Maryam Touzani), 'Hava, Maryam, Ayesha' (Sahraa Karimi), 'During Revolution' (Maya Khoury), o 'Arab Blues' (Manele Labidi Labbé), divertida comedia que tiene su estreno en nuestro país para el próximo 3 de abril.

'Papicha, sueños de libertad', título que hace mención al vocablo que se utiliza en Argelia para designar a jóvenes guapas y que van a la moda, fue también galardonada en la reciente y polémica gala de los Premios César con dos galardones, los de mejor ópera prima y mejor actriz revelación para Khoudri, ya que se trata de una coproducción entre Francia, Argelia y Bélgica.

Ni su acusado maniqueísmo en el retrato de los fundamentalistas religiosos (importante porcentaje de la población en aquel momento), a quienes se hubiese agradecido mayor protagonismo en pantalla y algo de hondura psicológica, ni sus evidentes excesos narrativos durante su tramo final dañan demasiado una obra de capital importancia para comprender en qué contextos se enfrentaron, y han de enfrentarse aún en el presente, las mujeres árabes para luchar por su empoderamiento.

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