“No te esfuerces. No habría sobrevivido tanto tiempo si tuviera corazón”.
Algo extraordinario ha pasado este año, que por otra parte (en lo cinematográfico) está siendo de lo más mediocre. Pero mirad lo que ha llegado a nuestras carteleras: ‘District 9’, ‘Moon’ y ‘Pandorum’ (y el próximo día 18 se estrenará en todo el mundo ‘Avatar’). Aquí cada uno que diga lo que quiera, para eso está el blog, pero para mí, la primera es una de las mejores películas de los últimos años, la segunda es una joya imprescindible para los amantes de la ciencia ficción y la tercera es una entretenidísima cinta de acción y terror (la cuarta no la hemos visto todavía, pero promete dejarnos extasiados). Tres películas confeccionadas con cariño, honestidad y talento (en diferente medida), con trabajadas historias sobre extraterrestres, naves y terrores espaciales que van más allá de lo de siempre: unos efectos especiales que llamen la atención y saquen pasta al público.
Ya he visto en comentarios, como los que hay en la entrevista que le hice al director, que a algunos ‘Pandorum’ os ha parecido una película muy mala. Entiendo eso. De hecho, cuando la comenté brevemente en una de mis crónicas desde Sitges, o en la introducción de la citada entrevista, quise subrayar tres cosas (lo he vuelto a hacer en este mismo artículo): entretenimiento, acción y ciencia ficción. Nunca dije que es una gran película. Christian Alvart conoce muy bien sus limitaciones; sabe que no es Ridley Scott ni James Cameron, pero sí que puede crear un espectáculo sucio, dramático y violento para los aficionados al cine fantástico sin altas exigencias. Así que su película es como una hija bastarda de ‘Alien’ y ‘Aliens: El regreso’, inferior, pero muy valiente y digna, recomendable para los que busquéis pasar un buen (mal) rato.
Tanto ‘Moon’ como ‘Pandorum’ recurren a un breve prólogo sobre la falta de recursos naturales en nuestro planeta; pero el tono es muy distinto. Mientras que Duncan Jones es optimista y plantea un futuro con solución (aunque para el protagonista la vida sea terriblemente cruel), Alvart nos muestra un horizonte sin salida, un mañana en el que la raza humana debe emigrar a otros planetas. De este modo, tras la introducción, ‘Pandorum’ comienza con una gigantesca nave en el oscuro, infinito y silencioso espacio. Lo surca la Elysium, blanca y de sofisticado diseño. La cámara se recrea en ella durante unos instantes, saboreando el inicio de lo que está a punto de estallar. Finalmente, se nos introduce en la cabina de mano. Allí acaban de recibir un mensaje terrible. Nosotros no lo hemos oído, pero los rostros de los tres hombres evidencian la gravedad de la situación.
Salto temporal. Asistimos ahora a lo que podríamos calificar el nacimiento de dos de los protagonistas. El cabo Bower (Ben Foster) y el teniente Payton (Dennis Quaid) despiertan y salen, desorientados, de sus cámaras de hibernación. Están solos, no hay nadie allí, esperándoles. La nave parece abandonada. ¿Cuánto tiempo llevan dormidos? Ninguno de los dos recuerda nada, por qué están allí o qué debían hacer. Sólo saben que están atrapados; las puertas no se abren, nada funciona. Deben llegar a la cabina de mando y reiniciar el generador, con la esperanza de que todos los aparatos vuelvan a encenderse. La única vía es entrar y arrastrarse por los conductos de respiración; Bower lo hará, mientras que Payton se quedará atrás, guiándole por radio.
Tras un angustioso recorrido por las entrañas de la nave, Bower abandona los estrechos conductos y se lanza en busca de la cabina. Sin embargo, pronto se encontrará con una de las mayores incógnitas de esta aventura: unas violentas y hambrientas criaturas monstruosas con forma humana. Alvart cae en el error de mostrarlas demasiado pronto, cuando con el sonido de sus pasos por los vacíos pasillos de la nave y sus desgarradores gritos, ya habría sido más que suficiente, pues no sabemos lo que se nos viene encima, y eso es lo que da más miedo. Pero bueno, sigamos. Una joven guerrera llamada Nadia (Antje Traue, con un escotazo en tres dimensiones) le salva el cuello. Más adelante se les unirá otro habilidoso superviviente (Cung Le, porque tiene que haber alguien que pueda morir más adelante en un sangriento duelo), y los tres tratarán de seguir avanzando por una nave plagada de peligros. Por otro lado, Payton deberá luchar su propia batalla, tras encontrar a Gallo (Cam Gigandet), otro miembro de la tripulación, que parece haber perdido la cabeza. ¿Qué ha pasado en la Elysium y qué son esos monstruos?
Un gran acierto del guión es que desde el principio se plantean muchas incógnitas, que se van resolviendo poco a poco. De este modo, Christian Alvart (parece mentira que este tipo hiciera antes la flojísima ‘Expediente 39’) consigue que estés constantemente intrigado, deseando saber las respuestas, como los propios personajes, perdidos en una nave laberíntica e infernal. Aunque se resuelven casi todas, cada una a su debido tiempo, quedan cuestiones abiertas, lo cual es una muy buena idea. Es desesperante cuando en una película te ocultan datos y luego, en un momento dado, te dan toda la información de golpe, mascadita, como si fuésemos idiotas.
En realidad, esto tiene una explicación muy poco elegante, y es que Alvart tenía la intención de rodar una precuela (y una secuela), cosa que no va a pasar debido a los pobres resultados en taquilla de ‘Pandorum’ (que por cierto costó “sólo” 40 millones de dólares). Aunque me parece injusto que otras cosas, mucho peores, alcancen grandes recaudaciones, creo que la película del director alemán funciona mejor cuando hay misterios, cuando no sabemos todo; sacar ahora una precuela que diese respuesta a todas las cuestiones me parece una pésima idea. En cuanto a una secuela, sí, la puerta está abierta para ello, pero dudo mucho que le interese al público una continuación. Estaría bien que, en algún momento, se pensara sólo en una película, y no en trilogías o sagas. Devolvería un poco de magia al asunto, cada día más un puro negocio.
Hay que destacar, además del ritmo de la película (los cien minutos pasan volando), el tratamiento de los personajes y las estupendas interpretaciones de los actores (mi compañera Beatriz coincide en esto). Especialmente inspirado está Ben Foster, un actor al que no le falta trabajo en Hollywood desde hace años, siempre necesitan a alguien para los típicos papeles de loco o trastornado. En ‘Pandorum’ da vida a un personaje que se aleja bastante de lo que suele hacer, resultando una acertadísima elección de casting (el cambio de registro de Quaid también lo es). En cuanto a las debilidades de la película, a lo ya apuntado sobre el mal uso del suspense con las criaturas, o que Alvart no es un ningún creador genial (tampoco lo pretende, y eso es bueno), podemos añadir algunas secuencias montadas sin mucho acierto, y un tramo final algo atropellado, que culmina en una especie de epílogo que no tiene la fuerza que debería.
Pero al final se le perdona todo. Porque los aciertos pesan más, cuando sales del cine, porque, en definitiva, es una película honesta, para desconectar y entretenerse, con una propuesta diferente (y si no, mirad el resto de estrenos). Eso es mucho, ahora mismo.