Hay personajes con orígenes literarios como Sherlock Holmes o Drácula que han aparecido en infinidad de ocasiones en películas o series de televisión sin que ello les haya quitado ni un ápice de atractivo a la hora de dar luz verde a nuevas adaptaciones. En un escalafón inferior encontraríamos otros casos como el de Peter Pan, ya que la más célebre creación de J. M. Barrie ha sido interpretada por decenas de actores sin que eso haya hecho que en Hollywood perdiera nunca el interés en ella, sobre todo tras el estreno del clásico Disney que contaba su historia.
Sin embargo, la última gran tentativa de aprovechar la popularidad del personaje se remonta a 2003, que fue cuando se estrenó la interesante versión rodada por P.J. Hogan y protagonizada por Jeremy Sumpter. Su fracaso comercial provocó que hayamos tenido que esperar doce años hasta la llegada de ‘Pan (Viaje a Nunca Jamás)’, una precuela con la que está claro que Warner pretendía iniciar una nueva franquicia. Ojalá no llegue a suceder, ya que es cierto que no estamos ante una película que llegue a ser mala, pero su frenesí superficial sólo funciona a ratos, y en los restantes llega a resultar un tanto absurda.
’Pan (Viaje a Nunca Jamás)’, cambios a toda velocidad
Barrie nunca llegó a profundizar demasiado en el pasado de Peter Pan y eso es algo que ha dado un mayor grado de libertad a Jason Fuchs, autor del libreto de la cuarta entrega de la saga ‘Ice Age’, a la hora de crear el guión de ‘Pan (Viaje a Nunca Jamás)’, siempre respetando los deseos de Warner para que la película funcione como el primer episodio de lo que al menos debería ser una trilogía. Esa decisión le dejaba con menos elementos dramáticos en los que ahondar, por lo que llama la atención que haya preferido darle un enfoque superficial en lo que importa es que pasen cosas, sin importar demasiado qué es lo que aportan.
Imagino que habrá muchos queden un tanto indignados con la reimaginación de los orígenes de Peter Pan, en especial todo lo relacionado con sus padres, pero a mi es algo que no llegó a molestarme demasiado, ya que la historia avanza a tal velocidad que en ningún momento llega a profundizar en nada de lo que nos cuenta. Durante los primeros minutos –toda la parte ambientada en el orfanato-, esto se traduce en un ritmo ágil que nos permite conocer lo suficiente sin que la fase de introducción resulte pesada, pero luego acaba siendo su perdición.
Seguro que muchos disfrutasteis con ‘Mad Max: Furia en la Carretera’ (Mad Max: Fury Road) tanto como yo y también recordaréis que uno de sus rasgos más importantes es que era básicamente una enorme escena de acción con una base argumental mínima. En ‘Pan (Viaje a Nunca Jamás)’ sucede algo similar, pero Joe Wright carece del talento de George Miller para evitar que el movimiento continuo canibalice todo lo demás, ya que se deja llevar por la aparatosidad visual de la propuesta, algo que es cierto que permite instantes muy poderosos y espectaculares, pero que en su conjunto resulta insuficiente y un tanto repetitivo.
Además, esa incapacidad de Wright para mantenernos hechizados pone más al descubierto las limitaciones del libreto de Fuchs para dar una justificación medianamente aceptable a diversos hechos que van sucediendo. De hecho, hay varias cosas que suceden un poco porque sí –la efímera aparición de Cara Delevingne- y otros pequeños detalles -¿cómo es posible que el personaje de Rooney Mara cambie varias de vestimenta cuando están huyendo? Y tampoco me quiero olvidar del lamentable Smee de Adeel Akhtar- que van restando de forma paulatina y haciendo un tanto inútil el frenesí visual con el que buscan epatar al espectador en un espectáculo que se alarga en demasía.
¿Personajes? De eso poco pese al esfuerzo de los actores
Los principales afectados por ese ritmo frenético que Wright imprime -¿o se ve obligado a imprimir? Pues nunca da la sensación de tener una verdadero control narrativo- a la película son los personajes que van de un sitio para otro sin molestarse en ningún momento en conseguir que nos interesemos por ellos y mucho menos dar pie a que les cojamos cariño alguno.
Lo peor de todo es que tras esa alarmante superficialidad sí encontramos a un cuarteto protagonista que intenta defender sus personajes de la mejor forma posible. Del entusiasmo del desconocido Levi Miller de a la picardía de un Garrett Hedlund que parece estar opositando para convertirse en el nuevo Indiana Jones. Además, existe una química innegable entre ellos por mucho que el guión parezca querer sabotearlo en alguna ocasión recordándonos lo inesperada que es la amistad entre Pan y Garfio o haciéndoles decir alguna frase que resalta el absurdo de determinadas escenas.
Por su parte, Hugh Jackman es el que más intenta dar algo más de entidad a su personaje, pero pronto cede a al amasijo superficial a toda velocidad que es la película y además su peculiar look no ayuda demasiado a que nos lo tomemos en serio. Sin embargo, la que peor parada sale es una Rooney Mara que hace todo lo posible para matizar un personaje enclenque, con una personalidad demasiado voluble y que carece de la química necesaria con Hedlund para que sus –innecesarios- coqueteos nos transmitan algo.
En definitiva, ‘Pan (Viaje a Nunca Jamás)’ es una aventura frenética que lo confía todo a que pase algo de forma constante, sin importar si logra mantener un nivel de interés uniforme, definir medianamente bien a sus personajes o simplemente mantener entretenido al espectador. Hay ráfagas inspiradas, pero todo acaba siendo tan superficial que los defectos acaban imponiéndose sobre sus virtudes. Con todo, le da de sobra para ser mejor que la enormemente decepcionante película a la que intentará destronar este próximo fin de semana.
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