De toda la tropa de amigotes de Adam Sandler, el bueno de David Spade es uno de los que menos protagónicos ha obtenido a lo largo de los años. Aunque esa carencia se deba en parte a la fatalidad que supuso perder a su infalible pareja durante muchos años, Chris Farley, no está de más sentarse a echarse unas risas con otro de esos personajes estrambóticos marca de la casa en 'El padre del año'.
Otro guarro para Spade
Tras dos películas junto a su amigo fallecido hace ya más de veinte años, la excelente 'Tommy Boy' y la algo más olvidable 'Oveja negra', Spade necesitó la llegada de 'La sucia historia de Joe Guarro' para volver a tener un éxito. Con 'Los calientabanquillos', una comedia con alma y muy buenas maneras, eso sí, no apta para abonados a Cahiers du Cinema, también se marcaría un gran tanto para la compañía.
Spade se sacó la espinita con la muy recomendable 'The Do-Over', una divertidísima vuelta de tuerca al thriller de espías de los setenta pasada por el filtro de Happy Madison, la productora del jefe Adam Sandler, factoría de alguna de las comedias más divertidas y recordadas de mi vida. Espero que también de la de algún que otro lector.
'El padre del año' cuenta la historia de dos recién graduados que discuten sobre cuál de sus dos padres vencería en una pelea. A partir de esa premisa, tan brillante como estúpida si tenemos en cuenta que uno de los dos chavales es un genio, la clásica oleada de bromas de dudoso gusto pero siempre efectivas de la productora del creador de 'Terminagolf' se convierten en el enésimo campo de pruebas. Y nosotros, encantados.
Sí es otra estúpida (y divertida) comedia familiar
Al igual que en la reciente 'La peor semana', aquí tenemos a un puñado de jóvenes y veteranos más o menos conocidos, una buena dosis de parientes de Sandler (de nuevo su mujer Jackie y su sobrino Jared) y muchos amigos de la familia, como Allen Covert, o Nat Faxon, que se apodera de la función con un personaje hilarante.
Como en muchas de las ocasiones con las producciones que no cuentan con Sandler como protagonista, no encontramos demasiada pericia técnica en el debut de Tyler Spindel, un joven graduado de Harvard que ya tiene en marcha una nueva colaboración entre Happy Madison y Netflix, pero su guión, escrito junto a Brandon Cournoyer, no es más que una nueva entrega destinada al fan.
Ese fan se encontrará con suficientes carcajadas y escenas demenciales (el rap, el flashback), caídas brutales y una buena dosis de mal gusto (sexo con la tercera edad, por favor) infalibles que pese a quien pese, en efecto, son sello de garantía Madison en otro vehículo olvidable pero también infalible.
Ver 4 comentarios