Entre los temas más candentes de la actualidad cinematográfica del pasado fin de semana encontramos el anuncio del palmarés, casi siempre polémico, del Festival de San Sebastián. La producción brasileña 'Pacificado', segundo trabajo como director del estadounidense Paxton Winters ('Crude'), se alzó con la codiciada Concha de Oro así como con los premios a mejor actor y mejor fotografía. Tres galardones que, para mí, son excesivos.
Y opino así porque si bien estamos ante una película de evidentes méritos, un drama crudo e intenso, donde se busca la belleza en cualquier rincón de esa montaña de favelas, creo que a la propuesta le falta originalidad, una aproximación más creativa. Esa chispa de genio que esperas de la mejor película a competición en un gran certamen como el de Donostia.
Tras la aclaración en pantalla de que el título, 'Pacificado', se refiere a un programa del gobierno brasileño para intentar mantener la paz en las calles durante (y solo durante) los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, el film arranca siguiendo a Tati (Cassia Nascimiento), una de las muchas adolescentes que sobrevive a base de trapicheos y hurtos, y que encuentra en la noticia de la vuelta de su padre, Jaca (Bukassa Kabengele), un motivo de esperanza.
Jaca sale de prisión recibido como un héroe por sus vecinos, quien aún le consideran el jefe del lugar. Al que hay que acudir para resolver toda clase de problemas. Pero Jaca ha cambiado. Quiere cambiar de vida y montar un restaurante. No quiere la corona. En especial porque eso implica violencia y muerte; destronar al actual líder, Nelson (José Loreto), un joven al que él mismo eligió como relevo.
Nelson es el típico villano de las historias de traficantes; temible, furioso y cruel, no le tiembla la mano a la hora de castigar brutalmente a una niña. Y no está cómodo con la vuelta de Jaca. La situación, por supuesto, se vuelve insostenible, y el enfrentamiento entre ambos se va reservando para el último acto. Todo este conflicto recorre lugares comunes y se vuelve previsible, restando fuerza a la puesta en escena.
Mientras Paxton Winters cuece a fuego lento la tensión entre los dos machos alfa, también nos lleva de la mano por Rio de Janeiro, con sus luces y sombras, y nos muestra la dura vida en las favelas (hay una panorámica impresionante que captura toda la zona), el hogar de gente desesperada como Tati o su madre Andrea (Débora Nascimento), presentadas como víctimas atrapadas entre el fuego de los narcotraficantes y la policía.
Una policía con dos caras; la corrupta, cuyos métodos les asemejan a los criminales (de hecho, se repite una escena violenta hacia una chica) y otra más comprometida con su deber que busca terminar con el reinado del terror impuesto por los salvajes armados. Hay un loable intento por plasmar las distintas realidades de la zona pero se siente cierta falsedad en este muestrario que choca con la autenticidad de otros aspectos del film. Una selección de situaciones y personajes típicos de las favelas y el género criminal, envuelto en un producto audiovisual de indudable empaque.
Desde luego, es digno de aplauso el esfuerzo y el compromiso por levantar una película así en esas circunstancias, pero también es cierto que, más allá de esos aspectos extracinematográficos, 'Pacificado' no sorprende, no aporta nada especial, nada que no hayamos visto antes. Por cierto, es una cinta brasileña pero distribuida por Fox, ni más ni menos, así que llegará a todas partes y ahora con el prestigio que otorga el mayor reconocimiento de San Sebastián.
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