He de reconocer que no me termino de acostumbrar a ver a Steve Carell en papeles dramáticos, al menos en televisión. En su regreso al medio (como intérprete) hace unos pocos años ya le hemos visto en el drama 'The Morning Show' y en la comedia 'Space Force', ahora cambia de nuevo de registro con 'El paciente' (The Patient), serie que ha estrenado Disney+ en nuestro país.
Compuesto por diez episodios de entre 20 y 40 minutos, la premisa de la serie es sencilla pero lo suficientemente potente como para potenciar, valga la redundancia, las habilidades artísticas de su tándem protagonista: un psicólogo es secuestrado por un asesino en serie que busca moderar sus impulsos asesinos.
De esta manera, la propuesta de Joel Fields y Joe Weisberg ('The Americans') pone frente a frente a secuestrador y secuestrado en una chocante terapia en la que poco a poco vamos indagando en la vida y traumas de Sam (Domhnall Gleeson) y lo que le lleva a actuar así. Pero no solo eso, también vamos conociendo mejor a este Dr. Strauss, que sigue en duelo por la muerte de su mujer.
En terapia
Conceptualmente, la serie deja poco margen para el error. El guion es casi quirúrgico en la presentación de la historia, de los personajes y, a su vez, da espacio de maniobra para que los actores trabajen unos diálogos tensos en los que cada palabra cuenta.
Es curioso, en este sentido, cómo siendo en espíritu más cercana a series como 'En terapia' —incluyendo el hecho de que exploramos también el bagaje con el que vive el doctor—, Fields y Weisberg usan los códigos del thriller para adentrarnos en algo bastante más inteligente y profundo... e incluso "anti" televisivo.
De esta manera, y ayudados por la duración de cada episodio, 'El paciente' engancha. Es hasta adictiva y en cuanto te descuidas has devorado los cuatro episodios con los que ha aterrizado la serie este miércoles en nuestro país. La tensión, la desesperación, es palpable.
Absorbente y magra, pero algo repetitiva
Sin embargo, los problemas con la serie vienen algo después. La segunda mitad de la serie, o al menos el último tercio, se hace algo pesada. Como buen estratega de los tiempos, una vez que hemos mordido el anzuelo, llega la hora de calmar las cosas y de ahondar poco a poco en la situación, en esta chocante terapia desesperada.
No es tanto que esta segunda mitad se haga pesada como consecuencia a que la primera era ligera y ágil, sino porque la inevitable pérdida de tensión no es suplida por elementos lo suficientemente interesantes y poco a poco va dando una sensación de repetición en los matices y los diálogos. Esto no quiere decir que tengamos relleno, para nada. Es más un problema de "elevación", de contundencia, que de la trama, del diálogo en sí.
Independientemente de esta ligera pérdida de fuelle, se agradece mucho que 'El paciente' sea tan diferente incluso en los géneros por los que navega. Todo esto ayudado por unos Carell y Gleeson que logran que estemos pendientes de cada movimiento, de cada gesto, capitaneando un inmenso cara a cara en diez entregas.
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