El gran éxito de cintas como ‘Saw’ o ‘Paranormal Activity’ ha sido fundamental para que durante los últimos años haya sido cada vez más habitual ver películas de terror de bajo presupuesto que incluso con los ingresos de la recaudación de su primer fin de semana ya dan pingües beneficios a sus productores. El lado no tan positivo es que la mayoría de ellas tienen un nivel bastante bajo, algo que seguramente haya influido en que no pocas de ellas se hayan quedado sin secuela
En el caso de ‘Ouija’, la cinta fue destrozada por la crítica, pero eso no impidió que se convirtiera en un gran éxito al recaudar más de 100 millones de dólares cuando su presupuesto fue de apenas 5. Poco tardó en hablarse de una nueva entrega que finalmente acabó convirtiéndose en una precuela. A nadie le hubiera sorprendido que fuera otra pérdida de tiempo, pero ‘Ouija, el origen de mal’ (‘Ouija: Origin of Evil’) es una película muy solvente que deja aún más en ridículo a su predecesora.
En las manos adecuadas
No me cuesta reconocer que el único motivo con el que contaba para tener algún tipo de esperanza en ‘Ouija, el origen del mal’ era la presencia detrás de las cámaras de Mike Flanagan, uno de los directores de este género más estimulantes de nuestro tiempo. A él debemos cintas como la estimable ‘Oculus: El espejo del mal’ o la notable ‘Hush’, siendo aquí cuando debía demostrar su habilidad para manejar los límites que le imponía entrar a una franquicia ya existente.
Por lo pronto, lo primero que llama la atención de ‘Ouija, el origen del mal’ es que se cambia su enfoque, dejando de lado el tono más juvenil de la horrible primera entrega para optar por uno más universal, al dar una importancia pareja tanto a la madre como a la hija mayor y la hija menor de una familia. Hay un poco para todos los gustos y además el libreto que el propio Flanagan ha firmado junto a su colaborador habitual Jeff Howard sabe crear un equilibrio para que nunca haya altibajos de interés en función de quién es el eje dramático en cada momento.
El peaje a pagar es que ‘Ouija, el origen del mal’ nunca puede ir todo lo allá posible en su finalidad de aterrorizar el público. Sí que hay pequeños apuntes siniestros aquí y allá y una atmósfera ligeramente enrarecida que va creciendo según pasan los minutos -muy efectiva también ahí la fotografía de Michael Fimognari-, pero nunca da un paso más allá de lo que se podría esperar en una película orientada al público masivo.
'Ouija, el origen del mal', la solvencia por encima del terror
Ese terror genérico podría haber dado pie a plantearse la película como un simple encargo alimenticio con el que ganar más presencia en Hollywood de cara a conseguir más fácilmente financiación para sus proyectos propios, pero Flanagan no cae en ese error. Cierto que no tiene el ímpetu forma de James Wan, pero sí demuestra manejar muy bien los resortes del género y tomárselo todo con suficiente seriedad como para que el ridículo jamás haga acto de presencia.
En el terreno puramente argumental, ‘Ouija, el origen del mal’ no esconde sorpresa alguna, pero sí que todo está planteado de una forma serena y plausible para que desde la puesta en escena se eleve el nivel de intensidad. De hecho, hay situaciones en las que parece claro que a Flanagan le gustaría ir más allá en ciertos aspectos -y no pienso sólo en el terror, sino incluso en algunos apuntes sexuales en los que simplemente no puede hacer más de lo que hay-, pero al menos dentro de su contención ya deja bastantes claras sus intenciones y el ingenio que tiene para introducirlas.
También ayuda a esa solvencia el hecho de contar con un reparto que quizá no ofrezca grandes interpretaciones, pero sí que todos ellos, en especial las tres protagonistas, asumen con efectiva sobriedad lo que se les pide. De esta forma, se consigue un vínculo emocional con ellas que ayuda a que el sufrimiento por el que pasan cause el efecto deseado en el espectador, matizando al alza ese toque malsano que, eso sí, nunca termina de alcanzar el nivel deseado.
En definitiva, ‘Ouija, el origen del mal’ es lo que debería haber sido la primera entrega, una competente película de terror que no busca conquistar a los apasionados del género, sino llegar a cuanta más gente mejor. Eso limita sus posibilidades, pero se nota mucho que hay alguien detrás que sabe cómo hacer las cosas y que cuenta con unos buenos aliados para convertirla en una opción más que recomendable de cara a este próximo Halloween.
Ver 6 comentarios