Antes de que se estrenase la última película de Sam Mendes, excelente director al que le falta una mirada más personal en su estilo, nos sorprendimos de que ‘Revolutionary Road’ optase a tan pocos premios (actor secundario y un par de técnicos). Algunos pusieron el grito en el cielo con esta supuesta falta de atención por parte de la Academia de Hollywood (que recordemos está formada por todos los que han sido nominados alguna vez) hacia la película.
Servidor, después de disfrutar de obras mayores como ‘American Beauty’ (en la que la labor de Alan Ball tiene mucha importancia), o ‘Camino a la perdición’, incluso ‘Jarhead’, que para muchos supuso un bajón en la carrera de Mendes, esperaba con verdadera ansia el nuevo trabajo del director. Si además éste está protagonizado por dos de los mejores actores del momento, Leonardo DiCaprio y Kate Winslet (quien se pone por primera vez a las órdenes de su marido), que ya provocaron chispas gracias a una complicidad perfecta en la magistral ‘Titanic’, el resultado tenía que ser inmejorable.
‘Revolutionary Road’ puede emparejarse con la ópera prima de Mendes, en lo que respecta al retrato de la descomposición de un matrimonio. Pero si en aquélla ese retrato era devastador y estaba impregnado de un duro y negro sentido del humor (gracias a Ball evidentemente, ya que Mendes carece de sentido del humor), en ésta se suprime la mirada irónica, resultando mucho más seca y distante (una de las característica de Mendes como realizador es narrar sus films manteniendo cierta distancia sobre las historias de sus personajes, algo que a veces ha sabido aprovechar muy bien, y otras no tanto). DiCaprio y Winslet dan vida a un matrimonio en la década de los 50, en uno de esos barrios tan cómodos y bien vistos de la época (el Revolutionary Road del título), que ven como su vida no va por los caminos que una vez soñaron, aceptando sin querer, casi por rutina, las convenciones sociales, que para ellos no son más que cadenas invisibles que matan, en cierto modo, sus ansias de vivir de verdad.
Todo en ‘Revolutionary Road’ parece perfecto. La puesta en escena de Mendes es soberbia, los planos y el montaje increíbles, apoyados en una magnífica labor de Roger Deakins en la fotografía (incomprensible su no nominación). La dirección de actores es increíble, y éste es quizá el punto más fuerte del film. Que no hayan nominado a Leonardo DiCaprio y a Kate Winslet, es una de las injusticias más grandes en la reciente historia de los Oscars. Ambos vuelven a demostrar que forman una de las mejores parejas que el cine nos puede ofrecer. Sin ellos, ‘Revolutionary Road’ sería la memez que su premisa augura. Ambos actores se pierden en las estrellas dando vida de forma única al aparentemente acabado matrimonio, cuyos sueños se perdieron en una calle de París por la que nunca pasearon. Él, más conforme con su situación actual, buscando vida en otros brazos y aceptando todo siempre de buena fe; ella, a punto de explotar, intentando sobrevivir hasta el límite de sus fuerzas una situación para ella insostenible. Su entorno, habitado por personajes que refuerzan el ambiente opresivo que siente la pareja protagonista. Entre los actores secundarios brillan Kathy Bates (un poco más y nos reúnen con todo el pasaje del Titanic), y un nominado Michael Shannon, que borda al hijo de la anterior, en una decisión de guión quizá demasiado evidente: poner la verdad en boca de un desequilibrado antisocial.
Sin embargo hay algo en la última obra de Mendes que no termina de convencerme. Algo no termina de funcionar cuando después de su visionado siento una total y absoluta indiferencia. Creo que esta vez la mirada distante del director, siempre intencionada, no le sienta nada bien a un relato que demandaba más sangre caliente, un tono más visceral, y porqué no, algo de ironía. Aparte de eso, me resulta muy forzada la decisión final con el personaje de Winslet, sin la cual, el plano final (absolutamente impresionante) no tendría ningún sentido. Introducir a los hijos en una escena clave, para que luego no vuelvan a hacer acto de presencia, creo que es un error gravísimo, sobre todo porque no es necesario que aparezcan. Por otro lado, Mendes parece incapaz de ahondar en el origen del problema, presentando sin más al matrimonio intentando superar su crisis. La estructura narrativa de flashbacks, al menos en la primera mitad del film, remiten sin disimulo a una de las obras maestras de Stanley Donen: ‘Dos en la carretera’, donde se construía y destruía una relación de pareja en uno de los retratos más incisivos y demoledores sobre el amor entre dos personas. En este punto, Mendes en ‘Revolutionary Road’ se queda muy corto, por no decir demasiado convencional.
Que nadie me malinterprete, me gusta ‘Revolutionary Road’. Cinematográficamente es impecable, pero me parece carente de alma. Lo que no voy a negar, y aquí estaremos todos de acuerdo, es que Kate Winslet realiza un trabajo impresionante, lleno de verdad y sinceridad, que eclipsa muchas interpretaciones femeninas recientes. Al final, le han nominado por ‘The Reader’ (pronto en nuestras carteleras) y a falta de verla ahí, no hay duda de que esta bella y maravillosa actriz ha hecho la interpretación femenina del 2008 por excelencia.
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