'Orgullo + Prejuicio + Zombis', restando

'Orgullo + Prejuicio + Zombis', restando

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'Orgullo + Prejuicio + Zombis', restando

Debo reconocer que la idea de mezclar la Inglaterra del siglo XIX de Jane Austen con los, tan de moda, zombies, me resultaba de lo más atractiva. Sí, en pasado. En mi imaginación se construía una película mucho más apetecible que lo que termina siendo ‘Orgullo + Prejuicio + Zombis’ (‘Pride and Prejudice and Zombies’, Burr Steers, 2015), film que desde que comenzó su cocción en un despacho de Hollywood, han pasado seis años, en los cuales han desfilado directores como David O. Russell, Matt Reeves o Neil Marshall.

Finalmente ha sido Burr Steers —firmante de productos a mayor gloria de Zac Efron— el encargado de poner en imágenes la novela de Seth Grahame-Smith, cuya idea de convertir el escenario social de ‘Orgullo y prejuicio’ de zombies fue realmente de su editor. La película, producida por Natalie Portman, llega en un momento en el que los muertos vivientes ya han luchado contra Abraham Lincoln, han inundado la televisión, han invadido Cuba y barrios londinenses. A pesar de lo atractivo de la propuesta, la sensación de déjà vu es inmensa, debido sobre todo a una pobre dirección.

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Los zombies como clase social

(From here to the end, Spoilers) Lo cierto es que la premisa del film no avanza mucho más allá de llenar la inmortal obra de Austen —que a día de hoy es de una rabiosa actualidad— de muertos vivientes, como novedoso complemento externo al aristocrático universo en el que se mueven los personajes en la novela. La metáfora sobre la diferencia de clases es así mucho más obvia, acercándose al siempre admitido por las grandes audiencias género fantástico. Muchos de ellos pueden acercarse a Austen, otros muchos quedarse vegetando.

El problema de una película como ‘Orgullo + Prejuicio + Zombis’ es que termina haciendo un flaco favor al material al original de la escritora inglesa, algo que ya hace el material literario de Grahame-Smith. En la película el no encontrar el tono justo lastra prácticamente toda la función, a pesar de que contamos con las esforzadas presencias de Lily James y Sam Riley, que sin duda demuestran que se creen lo que están haciendo, incluso se percibe una buena química entre ellos, con lo que los personajes de Elizabeth Bennet y Mr. Darcy no sufren demasiado en el tratamiento.

Aunque si hubiera que destacar a alguien de un reparto, por el que también se pasean Charles Dance y Lena Headey, ése es sin duda Matt Smith, como el reverendo Parson Collins que pretende a las hermanas Bennett, dispuesto a casarse con la primera que esté disponible. Smith parece pasárselo en grande parodiando al género masculino, a pesar de utilizar ciertos tics adquiridos de cuando prestó su rostro a una de las vidas del Dr. Who televisivo. Es el único que se pasea por la película sin sentido del ridículo, aunque su papel en la función esté sujeto simplemente a contrapunto cómico.

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Obvia y simple

La falta de fuerza, podríamos decir también ausencia de ideas, en la puesta en escena hace tambalear toda la función, sobre todo en unas impersonales y aburridas secuencias de acción en las que deberían haber puesto más carne en el asador. Ya que el camino de la sutileza no va a tomarse, el cuerpo pide más sangre, más vísceras, más cerebros desparramados, cosa que extrañamente no ocurre. La metáfora del zombie ya es evidente, la crítica a través de la violencia descarna**da se echa a perder.

El aire juvenil no debería estar reñido con el ofrecer algo con verdadero interés, pero ‘Orgullo + Prejuicio + Zombis’ parece destinada a espectadores a los que incluso hay que explicarles qué es el orgullo y el prejuicio en las relaciones a cualquier nivel. Bien mascadito y subrayado, como una especie de guía absurda para quien no conoces el espíritu de la obra de Austen, a la que el film le debe prácticamente todo lo bueno que tiene, sobre todo en el alma de los personajes. En cuanto se aleja de ello, para tomar derroteros “modernos”, el film se pierde.

Con todo la película de Steers contiene alguna que otra idea muy interesante, como la sociedad de zombies “civilizados”, aquellos que aún no han probado un cerebro humano, que es lo que les convierte definitivamente en sangrientos y voraces enemigos. La secuencia de la Iglesia, con muertos vivientes acudiendo a misa, se encuentra entre los apuntes más atractivos de un film que incluso intenta heredar cierto aspecto de cine brittish, fracasando su director en el equilibrio ético/estético a pesar de contar con eficaces técnicos para ello.

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