El 2015 está siendo un gran año para los amantes del cine de espías, pues ya se han estrenado la excelente ‘Kingsman: Servicio Secreto’ (Kingsman: The Secret Service), la divertidísima ‘Espías’ (Spy) y la muy entretenida ‘Misión Imposible: Nación Secreta’ (Mission Impossible: Rogue Nation), pero es que además esta semana se estrena en España ‘Operación U.N.C.L.E.’ (The Man From U.N.C.L.E.) y dentro de unos meses nos reencontraremos con James Bond en la esperada ‘Spectre’.
Todo apunta a que habrá un pleno de buenas películas de espías a lo largo de este año, pues ‘Operación U.N.C.L.E.’ es un divertido pasatiempo con mucho estilo que cuenta con un gran trabajo de su trío protagonista. La pega es que si en la quinta entrega de ‘Misión Imposible’ critiqué su falta de personalidad, aquí el problema es que Guy Ritchie muestra una obsesión excesiva en evitar que la película caiga en lo genérico y eso hay momentos en los que se vuelve en su contra.
’Operación U.N.C.L.E.’,entretenimiento y elegancia
Muchos de vosotros ya sabréis que ‘Operación U.N.C.L.E.’ es el salto a la gran pantalla de ‘El agente de CIPOL’, una serie emitida por NBC entre 1964 y 1968 en cuya creación Ian Fleming participó aportando varias ideas. El resultado fue una obra que recordaba al cine de James Bond, pero con un enfoque más ligero que es lo el guión de Ritchie y Lionel Wigram, con quien ya había colaborado en ‘Sherlock Holmes’, ha querido potenciar para ofrecer una desmitificación respetuosa de este tipo de historias.
Esa es una de las claves para que ‘Operación U.N.C.L.E.’ haya encontrado su sitio dentro de la “avalancha” de películas de espías que se han estrenado últimamente, algo de lo que Ritchie es plenamente consciente y apuesta por intentar convertirla en un pasatiempo elegante por encima de todo. En lo referente a la puesta en escena opta por una aproximación que recuerda a lo que hizo en ‘Sherlock Holmes’, pero sin que las características de la época en la que se ambienta la historia lleguen a suponer un obstáculo, algo que sí sucedía en varios momentos de aquella.
Para ello también echa mano de la incuestionable química entre Henry Cavill, que justifica aquí el hecho de haber llegado a ser candidato para dar vida a James Bond, y Armie Hammer –muy logrado su acento ruso-, pero aquí Ritchie los sitúa en una posición de igualdad, sacando mucho jugo a todos los piques cuando uno logra ponerse en una situación de superioridad respecto al otro. También me gustaría destacar que es cierto que tienen a su disposición diálogos ágiles y efectivos, pero ellos consiguen que sean aún mejores gracias a su buen hacer.
Además, la ascendente Alicia Vikander supone el contrapunto ideal para evitar que el exceso de testosterona se adueñe de la función, formando un trío –aunque comparte muchas más escenas con Hammer, estupendo sobre todo cuando le llegan sus brotes psicóticos, que con Cavill- con mucho estilo que también sabe cómo aportar elegancia al relato mediante sus actuaciones y saber estar.
El estilo no siempre funciona
El propio Ritchie potencia esa elegancia a través de un trabajo de dirección que encuentra un gran aliado en la banda sonora de Daniel Pemberton, una de las claves para que la película encuentre un tono ideal entre la ligereza y el no tomárselo todo a cachondeo. La cuestión es que Ritchie se muestra un poco obsesionado por mantener esa elegancia y hay ocasiones en la que se le va de las manos, en parte por la aparición de algunos problemas en los efectos visuales, pero también porque intenta disimular un poco las debilidades de la historia cuando las divertidas conversaciones entre los protagonistas quedan en segundo plano en beneficio de la acción.
El problema es que el interés decae cuando la acción hace acto de presencia, pues, con la salvedad de su notable inicio –aunque claro, ahí también está orientado a presentarnos a los tres protagonistas-, resulta más efectiva cuando se utiliza en segundo plano para incidir en lo cómico que cuando Ritchie se centra en ella. Valga como ejemplo la excesivamente alargada persecución en la que los dos protagonistas van cada uno por su lado para intentar atrapar a alguien.
Ritchie fuerza ahí algo más de la cuenta con su manejo de la cámara para intentar diferenciar a la película y el bagaje de su apuesta no resulta positivo. Comprendo su intención para evitar que una trama relativamente genérica muestre sus debilidades, pero en esta ocasión le sale el tiro por la culata, ya que para que crea un problema para que no nos fijemos en otro en el que también repararemos a poco que pensemos en el motivo de todo esto.
Además, las apariciones en papeles menores de Hugh Grant o Jared Harris también ayudan a mantener esa sensación de diversión con estilo, pero sí que he de reconocer que la villana interpretada por Elizabeth Debicki me supo a demasiado poco, tanto en lo referente al desarrollo del personaje en el guión, el menos interesante de la función con mucha diferencia, como por la propia interpretación de la actriz, un tanto monótona.
En definitiva, ‘Operación U.N.C.L.E.’ posiblemente sea el entretenimiento con un estilo más marcado de entre todos los estrenados en lo que llevamos de verano y eso es algo que muchas veces le sienta de maravilla, pero en algunos momentos acaba siendo excesivo e incluso resta interés al resultado final, aunque el bagaje sigue siendo positivo. Además, supera con creces a la otra comedia muy marcada por su autor que hay en cartelera y también a la floja cinta de acción y al decepcionante drama de terror que llegan mañana a los cines españoles.
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