Los anime nunca han tenido una gran distribución en la gran pantalla en España. Más allá de las producciones de Ghibli y de las obras de algún director puntual como Mamoru Hosoda, lo más habitual es que apenas lleguen a un puñado de salas en todo el país o que ni siquiera lleguen a los cines de nuestro país. Por ello hay que celebrar la llegada de títulos como ‘Okko, el hostal y sus fantasmas’.
En ‘Okko, el hostal y sus fantamas’ encontramos un relato orientado a los más pequeños de la casa aliñado de bonitos detalles para que sea fácil de digerir, aunque eso no quite que el gran tema de la película sea cómo una niña pequeña se enfrenta a la traumática muerte de sus padres en un accidente de coche. Lo hace, eso sí, con una sensibilidad fuera de toda duda, aunque justo es reconocer que no llega a sobresalir realmente en nada.
Una película con encanto
La nueva película dirigida por Kitaro Kosaka va siempre de frente, evitando incidir en los temas más espinosos -del accidente esencial en la trama no vemos realmente nada- para incidir más en los elementos más ligeros de la trama con la llegada de su protagonista al hostal que regente sus abuela. A partir de se establece en uno tono agradable que se centra en su día a día en diferentes facetas, desde su condición de recién llegada a un campo al que no se aclimata hasta el sorprendente hecho de que entabla contacto con diferentes fantasmas que poblan el lugar.
Eso da pie a que la película apueste por un costumbrismo medido, dando pie a entrar en algunas tradiciones de la cultura nipona con tal naturalidad que a alguno quizá le pueda chocar por estar más acostumbrado a lo que vemos en las producciones occidentales. Eso sí, se da la suficiente presencia a los pequeños detalles simpáticos como la aversión de la joven protagonista a los insectos que es difícil no disfrutar con lo que sucede, incluso cuando recurre a soluciones narrativas menos inspiradas como todo lo relacionado con la rivalidad con otra niña de la zona.
Todo ello se acompaña de una sencilla animación en 2D que no rehuye la búsqueda de la belleza visual pero como añadido en lugar de razón de ser de esos momentos. Ahí también aplica la sencillez que caracteriza a ‘Okko, el hostal y sus fantasmas’ a todos los niveles, una decisión acertada para resultar más accesible a todo el público pero que también tiene sus consecuencias negativas.
También tiene sus fallos
La más clara es que el guion de la película tiende a la repetición, en ocasiones sin que eso se traduzca en algún cambio reseñable para la protagonista y sin ningún añadido que lo haga especialmente disfrutable en sí misma. Quizá sea un peaje del tono adoptado, pero a veces confunde encanto con detalles que no llevan realmente a ninguna parte. Uno nunca llega a torcer la sonrisa, pero sí se da cuenta de que las aspiraciones de ‘Okko, el hostal y sus fantasmas’ parecen demasiado limitadas.
Y es que esa ternura con la que trata a sus personajes en todo momento a veces deriva en no querer hacer que la historia evolucione para centrarse en pequeñas anécdotas cuya conexión con el arco de la protagonista no siempre está del todo conseguida. Con todo esto no quiero decir que haya grandes altibajos en el ritmo o el interés, pero sí que ‘Okko, el hostal y sus fantasmas’ se contenta con dejar un sabor de boca agradable y poco más.
En definitiva, ‘Okko, el hostal y sus fantasmas’ es una simpática comedia que aborda temas que no solemos ver en producciones orientadas a los más pequeños de la casa, aunque a veces se enreda en su aspecto costumbrista y con sus personajes secundarios en lugar de hacer que la evolución de su protagonista sea más fluida. Pese a todo, un tierno anime al que merece la pena echar un ojo.
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