“Mira, han clavado un rotulador en un nugget. Son malas personas…”Phil Foster (Steve Carell)
Steve Carell y Tina Fey, dos de las mayores estrellas de la televisión estadounidense, son los grandes protagonistas de ‘Noche loca’ (‘Date Night’), que se estrenó en nuestro país el pasado 7 de mayo. Viendo las cifras de la taquilla española, parece que la película está pasando muy desapercibida, y es una lástima, porque se trata de una comedia sencilla, fresca y divertida, de las más efectivas que han salido últimamente de Hollywood. Los fans de las dos estrellas no se la deben perder (si no sabes quién es Fey, estás tardando en ver ’30 Rock’), y los que estén hartos de ver comedias protagonizadas por jóvenes de 20 y 30 años, no tienen excusa.
Escrita por Josh Klausner, ‘Noche loca’ gira en torno a Phil (Carell) y Claire Foster (Fey), un matrimonio aburrido como ellos mismos se califican. Su vida está prácticamente ocupada por el trabajo y el cuidado del hogar y los niños; su día a día es una rutina de la que sólo escapan una vez a la semana, cuando salen a cenar fuera (siempre al mismo restaurante). Cuando descubren que sus mejores amigos van a divorciarse, sencillamente por cambiar de aires, Phil y Claire temen que les ocurra lo mismo, y deciden hacer algo diferente en su noche libre e ir a cenar al restaurante más lujoso y popular de la ciudad. Será el inicio de la aventura más salvaje de sus vidas.
Cuarentones desmadrados
Un punto a favor de ‘Noche loca’ es que desde el principio se revela como un producto atípico dentro del cine actual “made in Hollywood”. Los protagonistas rondan los 40 y no tienen nada de especial; van al trabajo, cuidan de su hogar y se van a la cama tras soportar un rato a sus hijos. Tampoco son Brad Pitt y Angelina Jolie, precisamente. En definitiva, no son los habituales personajes de las películas estadounidenses, y esto no sólo se agradece sino que hace que desde el principio conectes con ellos, siendo tan normales y corrientes. De hecho, será raro que no te veas identificado con algunas de las situaciones que se ven al principio, si llevas un tiempo compartiendo tu vida con alguien.
Una vez que ya conocemos a los personajes, los entendemos y sabemos perfectamente qué les preocupa, empieza la acción. Decididos a cenar en el mejor lugar de Nueva York, los Foster ocupan una mesa reservada a nombre de los Tripplehorn, viendo que éstos no aparecen. En plena comilona aparecen dos tipos (Common y Jimmi Simpson) y pensando Phil y Claire que son empleados del restaurante, continúan con la farsa y aseguran de nuevo ser los Tripplehorn. El enredo se volverá peligroso cuando el matrimonio descubra que han suplantado a dos personas que se la están jugando a la mafia. Los dos matones exigen la entrega de pendrive con información muy valiosa para su jefe, y los Foster deben pensar algo rápido para poder escapar con vida…
Estupendo reparto, flojito guión
Sin duda, lo mejor del film es ver a este matrimonio corriente viviendo unas situaciones más indicadas para los típicos héroes de acción del cine, resultando muy divertidas las actuaciones de Farell y Fey, que se encuentran en su salsa. No son especialmente listos, no están al día (Claire no sabe ni qué es un pendrive), no pueden correr demasiado y, básicamente, no tienen ni idea de cómo salir del lío en el que se han metido. En este sentido, hay algunos diálogos verdaderamente tronchantes, fruto del contraste, como toda la secuencia en el local de striptease. Para colmo, los Foster descubren que tampoco pueden acudir a la policía, y sus opciones se limitan aún más. Por suerte para ellos, el guionista es un poco vago (o no muy ingenioso) y se saca de la manga una especie de super-agente cachas (un descamisado Mark Wahlberg) que los ayudará siempre en el peor momento.
Además de los ya mencionados, cabe destacar la breve pero jugosa participación de gente tan conocida como Mark Ruffalo, Kristen Wiig, James Franco, Mila Kunis, William Fichtner, Ray Liotta o Taraji P. Henson (nominada al Oscar hace poco por ‘El curioso caso de Benjamin Button’), interpretando papeles secundarios. Mientras que el reparto es una de las razones para no perderse la película, por el contrario nos encontramos con un guión que se desinfla a partir de la primera hora, que va de más a menos culminando en un último acto bastante flojo, previsible y sin chispa; no sería de extrañar que las mejores líneas las hayan improvisado los propios actores. Tampoco ayuda mucho que Shawn Levy, director de, entre otras, las dos entregas de ‘Noche en el museo’, se muestre bastante torpe con las escenas de acción y que resuelva gran parte de la película con una rutinaria sucesión de planos y contraplanos.
Con todo, el resultado global es bastante recomendable, resultando de mayor peso los aciertos que los errores, si bien aconsejo ir al cine con las expectativas justas. Ya sabéis eso de las peras y los olmos. Para ver una gran comedia la mejor opción será siempre quedarse en casa y poner alguna firmada por Chaplin, Keaton, Lubitsch, Wilder o Capra, pero si quieres salir e ir al cine a pasar un rato agradable, dentro de lo que hay, ‘Noche loca’ no está nada mal.