'La noche de los 12 años': un épico drama sobre la deshumanización que recoge el encarcelamiento de Pepe Mujica

"Arriba los que luchan" era el mensaje que rezaba una de las pancartas que vemos desde el autobús en el que se traslada hacia la libertad a Ñato y a Mauricio. Doce años antes, habían sido encarcelados junto al emblemático Pepe Mujica y otros tantos integrantes de los Tupamaros por la dictadura cívico-militar uruguaya (1973-1985).

Y esa es la historia que ha escogido Álvaro Brechner para su tercer largometraje, 'La noche de los 12 años', que adapta las 'Memorias del calabozo' de Mauricio Rosencof y Eleuterio Fernández "Ñato" Huidobro.

Era llamativo que, a pesar de la mediatización -no pretendida- de José Mujica, quien fuera presidente de Uruguay con 75 años, no hubiera ninguna película que hubiera tratado su encarcelamiento durante los años setenta junto a otros miembros del Movimiento de Liberación Nacional. El tema se prestaba con facilidad a la adaptación cinematográfica, si bien es cierto que el efectismo y el aire ideologizante que rebosan producciones de este tipo podría provocarnos cierta incertidumbre respecto al resultado final.

Todo lo contrario ha ocurrido con la historia que nos ha presentado Brechner, una de las sensaciones en Venecia por la visita "sorpresa" de José Mujica, que dejó entrevistas tan jugosas como ésta. La película, que también estuvo en San Sebastián, es capaz de apartarse del contenido panfletario para enfrentarse directamente al drama del encierro y la soledad. Es decir: ‘La noche de los 12 años’ es política, pero no está politizada.

Encarnando la deshumanización, interpretando la soledad

El drama carcelario dirigido por Álvaro Brechner aprovecha los espacios vacíos de las celdas de sus presos para realizar un ejercicio cinematográfico casi minimalista. En la cinta, el protagonismo reside en el lucimiento interpretativo de su reparto, aupado por los espacios que Brechner retrata y los contrastes en la planificación.

Brillan sus actores cuando la cámara casi se les pega en espacios claustrofóbicos, pero incluso más cuando son un punto mínimo y descentrado de planos abiertos que presentan los espacios que habitaron.

Son las actuaciones las que nos proveen de una radiografía del enfrentamiento a la deshumanización. Antonio de la Torre, monstruo interpretativo, es capaz de transfigurarse en un Mujica al borde de la locura, mientras Alfonso Tort no se queda atrás con una memorable escena como Huidobro en su primera conversación con su hija. Chino Darín es verdaderamente magnético reconvertido en Mauricio Rosencof.

Tal como reconociera De la Torre, Brechner se interesó por la improvisación de los actores, sobreponiendo el talento interpretativo a la exploración técnica. Este acierto ayuda a reforzar el apartado rítmico de la cinta, que podía quedar coja ante la dificultad de mantener en vilo al espectador en una película donde el silencio juega un papel clave.

Otros recursos más convencionales, como el uso de flashbacks, o juguetones, como el juego de paredes entre Ñato y Mauricio, soportan la regularidad narrativa de un relato que va a más.

'La noche de los 12 años': entre la locura y el espíritu de lucha

Este juego de contrastes, donde el drama convive con el alivio, es el que pone en cuestión el tema central de la película: cómo sus protagonistas son despojados de su humanidad. Y aquí resulta clave el silencio al que deben enfrentarse los presos, cuyo primer castigo es que nadie les hable. Despojados no sólo de las necesidades físicas más básicas, sino también de sus condicionantes sociales fundamentales, Ñato, Mujica y Rosencof serán puestos al límite.

En estas situaciones fronterizas entre la locura y la realidad, Brechner se hace presente en la cinta, erigiéndose como demiurgo encarnado en la película al transfigurarse en algunos personajes. Habla con Mujica una doctora, que le insiste en que siga luchando, y también su madre, que le obliga a resistir ante la muerte. Pues el mensaje de fondo que ‘La noche de los 12 años’ busca transmitir es eminentemente idealista y combativo, y que el propio Mujica recoge: "Triunfar no es tener plata, es levantarse cada vez que uno se cae".

Álvaro Brechner ha creado una obra con clara vindicación, pero también alejada en su narración del análisis contextual y sociopolítico. Lo fundamental en 'La noche de los 12 años' no es tanto una cuestión ideológica, sino un espíritu de resistencia. Y la cinta encarna, desde la lejanía temporal, una necesidad presente pero incluso más universal: nunca hay que rendirse, nunca hay que dejar de luchar.

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