Hace unos días os comentaba con motivo de mi crítica de ‘El heredero del diablo’ ('Devil's Due', Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillet, 2014) que el cine de terror se presta mucho a rodar películas de bajo presupuesto con las que sus responsables lo tienen bastante sencillo a la hora de conseguir sacar beneficio de su inversión. Eso es algo que también sucede, aunque a diferente escala, en el caso de las comedias y este pasado viernes llegó a nuestros cines ‘No se aceptan devoluciones’ (Eugenio Derbez, 2013), una nueva prueba de ello.
Estrenada en Estados Unidos el pasado mes de septiembre, ‘No se aceptan devoluciones’ se convirtió en la cuarta película de habla no inglesa más taquillera en dicho país y también en la producción mexicana más exitosa hasta la fecha. Unas credenciales que la convertían en un título muy a tener en cuenta y su calidad hasta cierto punto justifica su arrolladora comercial, ya que estamos ante una comedia entrañable con la capacidad de conquistar a todo tipo de cinéfilo.
La ternura de ‘No se aceptan devoluciones’
No son pocos los que han querido emparentar a ‘No se aceptan devoluciones’ con ‘La vida es bella’ ('La vita è bella', 1997), la cinta con la que Roberto Benigni conquistó Hollywood y medio mundo. Una comparación muy comprensible, pero también un tanto perezosa, ya que el hecho de que un hombre un tanto irresponsable se encuentre de buenas a primeras al cargo de un bebé es un pretexto argumental bastante manido y la tierna relación que se establece entre ellos es algo que hemos visto en no pocas ocasiones. Es una fórmula efectiva, pero hay que saber tocar las teclas adecuadas para conectar con el público.
Lo que resulta imprescindible en casos así es la necesidad de dar al relato de un tono suficientemente ligero para que cualquiera que simplemente quiera pueda pasar un buen rato lo tenga fácil para conseguirlo, pero también tiene que saber jugar con las emociones del espectador sin que este se sienta manipulado en exceso. Lograr eso es el gran triunfo de ‘No se aceptan devoluciones’, ya que hay que tener muy poco corazón para que la relación entre el protagonista y su hija no logre tocarte tu fibra más sensible.
Menos estimulante son todos los elementos accesorios, necesarios para que haya cierta progresión dramática y también para añadir un barniz cómico que ayuda mucho a que su algo excesivo metraje no llegue a hacerse cuesta arriba. Es cierto que su trabajo como especialista en el mundo del cine da pie a alguna situación simpática --la negociación de la niña aprovechándose de la barrera lingüística--, pero acaba siendo el exponente del lado cómico menos trabajado de la película, aunque es en otros lugares donde queda más al descubierto la tendencia a lo esquemático de su libreto, algo que se nota sobremanera en su mejorable descripción del resto de personajes.
Agradable dramedia para toda la familia
Llama la atención que sea Eugenio Derbez el que consiga sostener el interés de ‘No se aceptan devoluciones’ en todo momento, ya que el popular cómico latino ya se había dejado ver en Hollywood de la mano de Adam Sandler y Rob Schneider, una carta de presentación no muy estimulante. Mi gran miedo es que la ternura se fuese al garete entre bromas de dudoso gusto, pero el guión de Guillermo Ríos, Leticia López Margalli y el propio Derbez moderan su utilización --mucha presencia durante los primeros minutos y luego a cuentagotas--, logrando así que hasta tengan su encanto en la práctica totalidad de los casos.
Eso sí, ‘No se aceptan devouciones’ es una película que no busca la carcajada del espectador, ya que estamos ante una comedia que vive más de la sonrisa constante que de la gracia que puedan tener sus gags aislados --que los hay, como el hecho a costa de ‘Gravity’ (Alfonso Cuarón’, 2013), y no es que sean nada del otro mundo--. Lo adorable que es la debutante Loreto Peralta hace que Derbez tenga ya mucho ganado en este punto y quizá por ello no se toma grandes molestias en una puesta en escena meramente funcional, pero que consigue transmitir una adecuada sensación de cotidianeidad.
No obstante, es durante sus minutos finales cuando ‘No se aceptan devoluciones’ pone todas las cartas encima de la mesa y tengo que reconocer que la película consiguió conmigo el efecto buscado --más detalles no puedo dar sin recurrir a odiosos spoilers--, progresando así de forma sustancial mi aprecio hacia ella, pero, pese a que el camino va preparándose de antemano y está ejecutado con tacto y buen gusto, seguro que hay personas que no se toman muy bien lo que sucede o que hasta puedan sentirse ofendidos por ello. Avisados quedáis.
En definitiva, ‘No se aceptan devoluciones’ es una comedia entrañable para cualquier tipo de público que cimenta gran parte de su atractivo en la química entre Eugenio Derbez y Loreto Peralta, lo cual hace que estemos dispuestos a pasar por alto que su ligereza a veces es una excusa para cierta falta de ideas a la hora de dar la suficiente enjundia a todo lo demás. Al final la cuestión es si logra divertirte y emocionarte o no y yo me alegro de formar parte de los primeros.
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