El guion de ‘No mires arriba’ (Don’t Look Up, 2021), el nuevo gran original de Netflix y se estrena en cines el 10 de diciembre, estaba listo para rodar a principios de 2020, pero justo antes de comenzar la producción, sobrevino la covid-19, con lo que el rodaje se retrasó unos cinco meses. Ignoro si durante ese tiempo Adam McKay y David Sirota retocaron el libreto con el que se iba a iniciar el rodaje, pero resulta impactante la capacidad con la que se refleja el desarrollo de los días más irreales de la pandemia.
Porque ‘No mires arriba’ no es más que un espejo de cómo nos comportamos como sociedad en la era de las redes sociales y el poder de las corporaciones, los medios de comunicación y la tecnología en un escenario que parece un posible, pero resulta frontalmente tangible y real en uno de los periodos más convulsos de la civilización en varias décadas. Para ello, McKay toma como punto de partida lo que podría ser una trama de cine de catástrofes al uso, una cara B burocrática de ‘Armageddon’ (1998) que sirve como metáfora de un desastre a cámara lenta.
No es casualidad que un actor como Leonardo DiCaprio acabe en una comedia de Netflix. El activismo del actor frente al cambio climático convierte su nueva película en parte de sus distintos trabajos relacionados con esa faceta de su vida. Porque a pesar de que el desastre al que se enfrenta su personaje es una extinción masiva como la de los dinosaurios, si cambiamos la inminente llegada de un asteroide a la tierra por el calentamiento global y sus consecuencias tenemos un estudio perfecto de nuestra reacción ante las advertencias de la ciencia.
DiCaprio hace del Dr. Randall Mindy, un profesor de astronomía cuya estudiante, Kate Dibiasky (Jennifer Lawrence) descubre un asteroide que órbita dentro del sistema solar. Mindy hace un cálculo que concluye que está a punto de colisionar con la Tierra. Esto les lleva a una odisea en donde lo más asombroso no es el tamaño del cometa sino que a nadie parece importarle. Alertar a la humanidad sobre la próxima colisión de una roca del tamaño del Everest se convierte en una tarea absurda en la que el pensamiento racional se da de bruces con la realidad.
Avisar del fin del mundo en la era de las fake news
Ayudados por el Dr. Oglethorpe (Rob Morgan), Kate y Randall se embarcan en una gira mediática que los lleva desde la presidenta Orlean, una divertidísima Meryl Streep, al barro de los medios de comunicación. La indiferencia de la administración, las dificultades de la burocracia, la ineptitud de los mayores dirigentes y la inconveniencia económica de la noticia son un reflejo de las dificultades invisibles frente a una amenaza inminente que se desarrollan con sarcasmo, pero nunca dejan de parecer demasiado familiares.
La reciente ‘Shin Godzilla’ (2016) lograba retratar como el desastre de Fukishima tuvo un componente de negligencia insólita, en una alegoría de un evento reciente que resultaba sorprendentemente afilada. En ‘No mires arriba’ pasa algo similar y vemos cómo un evento que conocemos por la ciencia ficción se convierte en algo terroríficamente plausible, convenciéndonos de que una catástrofe de ese calibre podría pasar por algo ficticio… en el mundo real.
La pérdida del valor de las noticias, la falta de garantías en la valoración del contenido, la elasticidad de la realidad y la falta de un balance de blancos para lo que pasa (o se nos dice que pasa) se ha convertido en una fuente de incertidumbre que es aprovechada por todo tipo de fuerzas políticas y económicas. Por ello, el guion refleja esa misma certeza de que nuestro poder como sociedad funciona a horcajadas y movimientos de popularidad dirigida, lo cual resulta en un ruido que no deja ver lo verdaderamente importante hasta que está demasiado cerca.
Cine fantástico que no lo es tanto
El título de la película es un brillante resumen del poder del negacionismo para convencer a facciones de la sociedad de rechazar lo evidente. Si ‘No mires ahí’ se titulara ‘No te vacunes’ funcionaría exactamente igual. McKay aprovecha el planteamiento para disparar sobre el sustrato político, pero también a la frivolidad de los medios, con un programa matutino con los presentadores Brie (Cate Blanchett) y Jack (Tyler Perry) que sirven como trampolín para que los protagonistas consigan llamar la atención de un público centrado en las redes sociales.
En los seis meses antes de que el meteorito impacte conocemos a jefes de empresas sin escrúpulos, émulos de Elon Musk y Joe Bezos –un descacharrante Mark Rylance– que tienen poder frente a la Nasa y todo tipo de personajes casi arquetípicos que nos resultan reconocibles, funcionando como un retrato coral que no da puntada sin hilo, aunque pierda algo de interés en los conflictos de los dos protagonistas, que resultan casi meros observadores del esperpento, con un divertido trabajo de Lawrence y Dicaprio.
Durante dos horas y media no dejan de sucederse gags que caen siempre en el lugar adecuado, el montaje no deja que los momentos dramáticos se arremolinen sobre sí mismos y siempre hay una nueva majadería del mundo real a la que darle la vuelta hasta su delirante y genial escena final. Las reacciones en redes que vamos viendo cuando hay algún gran evento en el film son graciosas porque sabemos que funcionan así, no hay exageración suficientemente sobredimensionada ni caricatura suficientemente grotesca, y su capacidad para leer el presente es escalofriante.
Una comedia negra brillante
‘No mires arriba’ es también cine fantástico y hasta tiene referencias a clásicos como 'Cuando los mundos chocan' (1951), pero no tiene un humor muy diferente a de los episodios de ‘Los Simpson’ en los que Springfield se convertía en un personaje en sí mismo, sirviendo de microcosmos para representar a los Estados Unidos. Puede verse como una actualización de ‘¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú’ (Dr. Strangelove, or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, 1964) pero en vez de para la generación de la Guerra Fría, para la de la crisis climática y el Coronavirus.
McKay no es de los directores que pierden su toque al llegar a Netflix, sino que logra uno de los mejores originales que haya producido la plataforma. Sigue en la senda de su cine casi periodístico de ‘La gran apuesta’ (2015) y ‘El vicio del poder’ (Vice, 2018), pero parece recuperar el surrealismo de algunas de sus películas con Will Ferrell y, en ocasiones, incluso parece poseído por el Joe Dante más cáustico y político de ‘Gremlins 2’ (1988), ‘La segunda guerra civil’ (The Second Civil War, 1997) —de hecho, aquí también aparece Ron Perlman– y ‘Homecoming’ (2005).
Si hubiese sido estrenada antes de 2020 habría sido simplemente brillante, pero habiéndose adelantado a los debates de las vacunas, los antimascarillas o la recomendación de usar lejía de Donald Trump, ‘No mires arriba’ trasciende su condición de comedia negra para convertirse en una visionaria radiografía del absurdo de nuestra era, tan hilarante como deprimente, que se postula como una de las películas imprescindibles de 2021 y el mejor testamento de dos años de pandemia y un nihilista último aviso de lo que está por venir.
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