Ya madurarás algún día. Sólo tienes que encontrar a la chica adecuada…
Ésa es la clase de filosofía que se respira en la simplona, desganada y conservadora ‘Niños grandes’ (‘Grown Ups’), una nueva comedia al servicio del famoso Adam Sandler, que se ha estrenado hoy en nuestro país. El actor vuelve a colaborar con el director Dennis Dugan y con dos sus habituales compañeros de reparto, Kevin James y Rob Schneider, a los que se han sumado esta vez David Spade y Chris Rock (también en el remake de ‘Un funeral de muerte’, aún en nuestra cartelera); puede que al espectador español estos nombres les resulten indiferentes, pero son rentables estrellas al otro lado del Atlántico.
Así se entiende que, a pesar de haber costado la friolera de 80 millones de dólares (para pagar a estos cinco), ‘Niños grandes’ haya sido un rotundo éxito de taquilla en Estados Unidos (donde lleva recaudados casi 150 millones en un mes), y es que allí hay un gran público que se identifica con los personajes sobre los que giran este tipo de productos; los adoran, se derriten con ellos. Supongo que podría compararse con el fenómeno de ‘Torrente’ aquí. ‘Niños grandes’ está escrita por Sandler y Fred Wolf, que se han limitado a copiar el punto de partida de la estupenda ‘Reencuentro’ (‘The Big Chill’, 1983) y a rellenar las páginas del guión, sin exigencia alguna, con todo tipo de chistes fáciles, caídas, golpes, insultos y bromas escatológicas. No necesitan más, ahí están las cifras.
Tras ganar un campeonato de baloncesto escolar, las vidas de Lenny, Eric, Kurt, Marcus y Rob (Sandler, James, Rock, Spade y Schneider) tomaron caminos diferentes y se separaron. Veinticinco años después, vuelven a encontrarse, para celebrar el funeral de su querido entrenador. Aprovechando la fiesta del 4 de julio, los cinco amigos, acompañados por sus respectivas familias, deciden pasar un fin de semana juntos en una vieja cabaña junto a un lago, el sitio donde pasaban sus vacaciones cuando eran niños. La reunión servirá no sólo para recuperar su descuidada relación y despertar la nostalgia, sino también para intentar arreglar los problemas personales de cada uno, que se han presentado allí con mentiras, decepciones y tristezas.
Si se ríe Sandler, es que es gracioso
Esta trama, trasladada a la gran pantalla por Dugan, Sandler y compañía, se convierte inevitablemente en una repetitiva y desesperante sucesión de chistes y gags visuales que sólo hacen gracia a los propios actores (dando como resultado algo similar a la reciente ‘Jacuzzi al pasado’). No es que se haya inventado en ‘Niños grandes’, pero es aquí donde he sido más consciente de la utilización de un recurso de lo más burdo, parecido a esa fórmula tan propia de las “sit-com” norteamericanas que consiste en incluir falsas carcajadas para ayudar al público a entender cuándo debe reírse. Aquí lo que se hace es enfocar constantemente a los actores presentes en la escena (uno a uno, en primeros planos, y a veces rematado también con un plano general) para que veamos cómo se parten de risa, cada vez que uno de ellos hace una broma, dice alguna barbaridad o hace el ridículo.
Tampoco voy a decir que nada tiene gracia, de mil intentos alguno sale bien; hay momentos divertidos (la primera vez que se habla del perro afónico o cada una de las apariciones de Steve Buscemi) pero no dejan de ser sólo leves chispazos, unas líneas inspiradas en medio de un conjunto soporífero y de lo más previsible. Desde que empieza, uno ya sabe cómo va a terminar todo, no hay margen alguno para la sorpresa, pero lo peor es que, como acostumbra a hacer el cine comercial de Hollywood, se intenta inocular en el público rancias ideas sobre la familia y el estilo de vida “americano”; que en el fondo, y por eso funcionan, son las mismas que también hay aquí, pues si no tienes un buen empleo, te casas, compras una buena vivienda, un coche, un perro y tienes hijos pronto, eres poco menos que un fracasado, un indeseable o un “friki” pegado eternamente a tus padres (en caso de que las tres cosas no vayan unidas).
Como os podéis imaginar, si los personajes masculinos son esos niños grandes del título (cuyo mayor deseo es ir a un parque acuático), el retrato de las mujeres (Salma Hayek, Maria Bello, Maya Rudolph, Jamie Chung, Madison Riley) no deja de ser un abanico de tópicos, convertidas en algo así como guapas compañeras forzosas, aguafiestas que los hombres deben soportar para encajar socialmente (y bueno, tener sexo una vez a la semana, con un poco de fortuna). En definitiva, otra comedia mediocre de Dennis Dugan (‘Os declaro marido y marido’, ‘Zohan’) que sólo entretendrá, si acaso, a los espectadores menos exigentes que ya sepan que se ríen fácilmente con las películas en las que se implica Sandler. Pero incluso a ellos les diría que mejor se ahorren el dinero y el tiempo, y esperen a que ‘Niños grandes’ salga en alquiler, para poder verla en compañía de amigos, con birras, patatas y comida basura, acorde con la calidad del film. Sólo así puede resultar digerible esta cosa… por un rato.
Dennis: En esta escena, te tropiezas y tu cara cae sobre un montón de mierda.
Adam: No, no, eso mejor para David.
Dennis: Bueno, entonces… te tiras un pedo en la cara de Salma.
Adam: Buf, no. Ya lo hice ayer y no le hizo gracia. ¿Qué tal otro chiste sobre gordos?
Dennis: ¡Perfecto, eres un genio!