El gran estreno cinematográfico de Netflix de este viernes es 'Detonantes', una película de acción con el aval de que detrás de ella están Basil Iwanyk y Erica Lee, productores principalmente conocidos por ser los responsables de la saga John Wick. Suficiente como para tener al menos un poco de curiosidad, pero aún más si tenemos en cuenta que luce como un thriller con sabor ochentero, algo que seguro que muchos fans del género echan de menos en el cine actual.
De hecho, el guion fue descrito en su momento como un cruce entre John Wick y John Rambo -a la hora de la verdad hay muchísimo más de lo segundo que de lo primero-, con la particularidad de que en esta ocasión la protagonista tiene rl rostro de Jessica Alba. Imagino que eso hará que algunos espectadores ya la rechacen de entrada, pues se ve que para ellos las mujeres deberían tener vetado liderar este tipo de producciones, pero al resto me temo que tampoco puedo decirles que 'Detonantes' sea gran cosa.
No todo es malo
Empecemos por lo positivo, que por supuesto que hay cosas buenas. Lo más llamativo de una película que sobre el papel parece el equivalente actual a una de esas películas de antaño que igual no hacían mucho ruido en salas pero luego lo petaban en el videoclub es que tiene más empaque visual del esperado -vamos, no esperéis algo que luzca tan barato como 'Interceptor'-.
No es que 'Detonantes' sea un prodigio visual, pero se nota que está mucho más cuidada de lo habitual, lo que lleva a que realmente luzca como una película y no como simple relleno para el catálogo de Netflix. Para ello resulta particularmente importante el solvente trabajo en la fotografía de Zoë White, conocida hasta ahora por su buen hacer en la televisiva 'El cuento de la criada'.
La directora indonesia Mouly Surya también pone de su parte para que 'Detonantes' no acabe siendo pura chatarra, algo que también se percibe en alguna que otra escena de acción. Sin embargo, la película nunca llega a ser particularmente memorable por esa vía y acaba siendo consumida por todo lo que juega en su contra.
Pero lo malo pesa demasiado
Soy consciente de que muchas películas de acción parten de premisas monótonas y que la clave está en cómo lo adornas en el guion para que nunca llegue a jugar en su contra. Aquí el esfuerzo para conseguir eso es directamente nulo, sintiéndose como un thriller rutinario desde sus primeros minutos -quizá el prólogo, cuya finalidad no es más que asentar la idea de Jessica Alba como tipa dura en el espectador, se salve, pero poco más- y resultando aún más monótono según van pasando los minutos.
Ahí si que se echa en falta alguien al frente del reparto con mayor carisma, el principal requerimiento en una producción de estas características. Cuando toca repartir estopa, Alba resulta más o menos competente y además la película no comete el error d querer vendérnosla como alguien invencible y poco menos que intocable, pero cuando toca llenar un personaje repleto de tópicos con su presencia o saber estar, su trabajo resulta muy flojo.
Por decirlo de otra forma, Parker es un personaje de que haber estado interpretado por un hombre, seguramente habría ido a manos de Jason Statham. Eso tampoco habría convertido a 'Detonantes' en una buena película -anda que no tiene títulos Statham que van de lo olvidable a lo deficiente-, pero sí habría hecho algo más llevadero toda esa parte de drama familiar y de investigación alrededor de lo sucedido.
Tampoco es que el resto del reparto haga nada por evitar que esa sensación se adueñe de la película a todos los niveles y que uno lleve rato mirando el reloj cuando se retoma la acción. A lo obvio que resulta todo hay que sumarle la incapacidad para darle cierta energía que impulse la historia hacia delante. Todo discurre pasando de A a B, luego a C y seguimos con la D. Que sea previsible no es tan problemático como que lo asumas y no intentes compensarlo de alguna forma.
Sospecho que todos sus responsables eran conscientes de que 'Detonantes' sonaba mejor sobre el papel de lo que realmente es -y ya sé que para muchos va a sonar a otra más, así que imaginaos-. A fin de cuentas, su rodaje finalizó en octubre de 2021 -aunque al año siguiente volvieron a grabar las cámaras para rehacer algunas escenas- y ha tardado casi tres años en estrenarse. Eso no es necesariamente una mala señal, pero a la hora de la verdad suele estar asociado a películas que no merecen la pena, que es justo lo que sucede en este caso.
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