Todo Dios habla maravillas de 'Naturaleza Muerta', la ganadora del festival de Venecia en la edición del 2006. En todos lados no he parado de leer críticas y comentarios con auténticas alabanzas hacia la última película de Jia Zhang Ke, que si obra maestra, que si un deleite para los sentidos, que si la octava maravilla del mundo. Sólo en esta bendita casa, el muy osado para su edad Chico Viejo, se atrevió a decir lo que realmente es la película, uy, perdón, lo que le pareció la película. Yo no puedo menos que congratularme con él porque opino prácticamente lo mismo, asi que no lo dejaré solo en su cruzada, algún día me devolverá el favor. O no.
El esquemático argumento, y no lo digo peyorativamente, que conste en acta, de 'Naturaleza Muerta', nos habla de un minero que tras 16 años de ausencia (menuda juerga se corrió el tío) vuelve a Fengjie a buscar a su mujer a la que no ha visto en todo este tiempo. Por otro lado, una mujer quiere reencontrarse con su marido en el mismo sitio; hace dos años que se fue de casa y quiere decirle algo muy importante (hay peña muy obstinada).
Vaya por delante, por si algunos no se han dado cuenta o simplemente no lo saben, que todo puede ser, que estamos ante una película oriental de esas que últimamente tienen tanto éxito. Por lo tanto, es necesario e imprescindible un cambio de chip y no tratar de visionarla desde una perspectiva occidental. Sí, a veces es algo difícil, pues tendemos a juzgar todo lo que vemos basándonos únicamente en nuestra limitada experiencia. No obstante, estoy seguro de que toda esa gente que alaba este film se ha visto innumerables títulos orientales actuales, están al tanto de todos los estrenos en Hong Kong o Tailandia, y se saben de memoria las filmografías de Park Chan-wook, Kim Ki-duk, Johnnie To, Apichatpong Weerasethakul y otros muchos renombrados directores de ojos rasgados, asi que no me preocupa en absoluto su criterio, el cual sin duda tiene una base más que sólida.
Por lo tanto, el raro debo ser yo, porque señores míos, esto es un coñazo impresionante capaz de aburrir a una piedra. El director se pasa media película, por no decir toda la película, no hablando absolutamente de nada, filmando a unos personajes que cuando abren la boca sólo es para decir estupideces. Uno de los errores más alarmantes de esta película son sus estúpidos e inútiles diálogos, dichos en el momento menos adecuado a santo de nada, y para colmo, para romper a lo mejor un largo silencio. Si hay algo peor que aburrir al espectador con verborrea para idiotas (algo que hace mucho cierto gurú del cine americano), es la de aburrir al espectador con el silencio. Un silencio mal utilizado como metáfora de personajes acabados en un ambiente de depresión total. Que ya sabemos que el pueblo no es lo que era, que ya sabemos que todo se va a la mierda, que no nos abuuuurras, leñe.
Los actores no tienen que esforzarse demasiado, por lo menos los principales, los cuales sólo tiene que mirar al infinito, porque este tipo de actores saben dónde está el punto exacto del infinito, cosa que podemos deducir de sus expresiones. Después sólo tienen que decir un par de frases incoherentes y sin sentido, por si alguien se duerme en la sala y al final tiene que acabar con la misma cara del principio. Y ya no hablemos de los muy secundarios, esos actores de relleno que en esta película se pasan todo el tiempo mirando a la cámara, y alguno hasta se ríe. Ni que el chino éste fuera Robert Bresson dirigiendo a actores no profesionales, oye. Anda que no podría aprender del Bresson, pero eso es otra historia.
Evidentemente salvo algo de la película, faltaría más, hombre. Su fotografía es extraordinaria, retratando muy bien el lugar en el que se desarrolla la acción, queriendo conectar con los sentimientos de los personajes, sin llegar a conseguirlo. Dicen que hay un dicho por ahí que dice que si lo primero bueno que comentas de una película después de verla es la fotografía, es señal de que te has aburrido como una ostra. Yo creo que estamos ya a una altura en la que si se hace mal la fotografía de un film, pues apaga y vámonos, asi que ese aspecto técnico siempre va a ser algo bueno en toda película.
'Naturaleza Muerta' aburre sin necesidad de alabar su más que evidente trabajo fotográfico simple y llanamente para salvarla de la quema. Nada de eso, que le quiten inmediatamente el León de Oro a esta memez, que nos devuelvan el dinero para gastarlo en otra película. Bueno, realmente no hay mucho dónde elegir en un panorama ciertamente desastroso. Ya veréis de la que me toca hablar mañana, ya veréis.