‘Narcos’ es uno de los mayores éxitos de Netflix, pero la influencia de Pablo Escobar fue tal durante sus primeras dos temporadas que luego llegó cierta división de opiniones con la tercera. Los responsables de la serie decidieron cortar por lo sano con un reinicio que ha acabado traduciéndose en ‘Narcos: México’, siendo el próximo 16 de noviembre cuando los abonados de la compañía puedan comprobar el resultado.
En Espinof ya hemos tenido la oportunidad de ver los cinco primeros episodios y las sensaciones que nos ha transmitido es que le cuesta algo arrancar y asentar a sus personajes, pero poco a poco va cogiendo forma y enganchándote a la historia de este nuevo cártel. Por ahora le sigue faltando algún personaje que realmente sirva de gran eje, pero es que la idea tampoco debería ser volver a jugar exactamente con las mismas armas.
Asentándose lentamente
‘Narcos: México’ plantea muy bien el peligro de la actividad ilegal de sus protagonistas, pero le cuesta más asentar bien a cada uno de los “jugadores” y qué papel juega exactamente cada uno de ellos. Sí que está todo bien diferenciado, por un lado el tráfico de drogas con el ascendente personaje interpretado por Diego Luna y por otro la actividad policial para acabar con ellos con el recién llegado Michael Peña como principal representante.
Lo que le cuesta más a ‘Narcos: México’ en estos primeros episodios es tanto fijar bien todo lo que hay alrededor de ellos como conseguir que los dos conecten de la forma necesaria con el espectador para sumergirse de lleno en este peligroso mundo. Eso lleva a que situaciones que deberían ser impactantes, en la mayoría de los casos por su contenido violento, carezcan del impacto deseado y también que no pocos personajes secundarios deambulen por ahí sin aportar gran cosa.
Esa cocción a fuego lento podría provocar el rechazo de cierta parte del público, pero en cierta medida es el peaje necesario por la forma de plantear la historia, ya que es llegado el momento en el que se plantean seriamente aprovechar la condición de México como puerta de entrada para Estados Unidos de la mercancía de otros países cuando el interés se eleva.
‘Narcos: México’ va de menos a más
Eso sucede en parte porque es entonces cuando ‘Narcos: México’ se centra pero también porque el quinto episodio sabe limar las distracciones y ofrecer un relato mucho más concreto. De esta forma potencia unas virtudes algo difuminadas hasta entonces y echa mano de recursos que seguro que entusiasman a los amantes de la serie.
Además, abre el camino para un futuro mucho más ilusionante que lo visto hasta entonces y ayuda a que el personaje de Diego Luna de ese necesario paso adelante para dejar de ser un criminal más pero con una dosis mayor de tiempo en pantalla y empiece a convertirse en el líder del mar que necesita la serie. Espero que eso siga yendo a más, pues hasta ahora es cierto que estaba algo limitado por el resto de traficantes.
Y es que quizá haya cierto exceso de personajes en este arranque de temporada para que luego muchos de ellos no aporten gran cosa o dejen la sensación de que querrías verlos más que al resto. Aquí pienso por ejemplo en el corrupto agente de la ley interpretado por Ernesto Alterio, quien tarda en tener cierta presencia y en sus contadas apariciones clava el toque de amenaza autoritaria que representa.
En definitiva, ‘Narcos: México’ tarda en centrarse y atrapar al espectador, pero es justo al acabar el quinto y último episodio que he podido ver cuando más ganas tenía de seguir adelante, mientras que al principio casi me daba pereza ponerme otro. Esperemos que esa mejora se confirme y que incluso vaya a más.
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