2018 debería ser un año determinante para saber si Netflix consigue dar un paso adelante en su apuesta por el séptimo arte o si sigue quedándose como una opción secundaria porque muchos miran con recelo la mayoría de sus películas. Movimientos históricos como el de ‘The Cloverfield Paradox’ dejan claro que la compañía no se resigna, pero a cambio ha habido ya unos cuantos títulos que han pasado muy desapercibidos.
Dudo que eso vaya a suceder con ‘Mute’, el nuevo trabajo tras las cámaras de Duncan Jones que él mismo ha catalogado como una la segunda entrega de una trilogía iniciada por la notable ‘Moon’ y además ha dedicado a David Bowie, su padre. Demasiados estímulos como para que los cinéfilos obvien su existencia y además os traigo buenas noticias, ya que un estimulante relato de ciencia-ficción que brilla más cuando apuesta por lo emocional.
La conexión con 'Moon' y su voz propia
Antes de nada me gustaría señalar que la conexión con ‘Moon’ es clara y que cualquiera que vea le película y esté un poco atento podrá ver cómo se unen ambas películas. Eso sí, no es algo esencial en la trama, sino una forma de dejar claro al espectador que ambos relatos forman parte del mismo universo y sin recurrir al truco de realidades paralelas ni nada por el estilo. Aclarado esto, volvamos a ‘Mute’.
La historia de ‘Mute’ gira alrededor del enorme deseo de dos personajes, el primero de ellos por localizar a su novia desaparecida y el segundo un médico de reputación cuestionable que está deseando abandonar Berlín. Ambas líneas argumentales tardan bien poco en conectarse entre sí y sus lazos van estrechándose a medida que avanzan los minutos hasta llegar a un tercer acto en el que Jones logra las escenas que mejor funcionan.
Hasta entonces se había ido alternando ese componente emocional con el hecho de mostrar un Berlín futurista que en primera instancia puede hacer pensar en ver ‘Mute’ como una especie de ‘Blade Runner’, pero lo cierto es que a Jones no le importa tanto la grandilocuencia de los diseños como el hecho de indagar en ese cruce entre opulencia a los ojos y decadencia moral durante el viaje de ambos para conseguir lo que desean.
Al respecto conviene señalar que funciona mejor por la aportación de Alexander Skarsgard y Paul Rudd que por la mayoría de personajes con la que se cruzan. Con el primero se crean muy bien las bases para que Leo se obsesione con localizar a Naadirah -convincente Seyneb Saleh-, mientras que con el segundo se juega a mostrarle primero de una forma para revelar después su verdadera naturaleza.
Virtudes y debilidades de ‘Mute’
Lo curioso es que sea Rudd el que esté mejor acompañado, tanto por ese compañero suyo interpretado por un transformado e inspirado Justin Theroux con el que forma un versión retorcida de dos personajes interpretados por Elliot Gould y Donald Sutherland en ‘MASH’ -algo reconocido por el propio director- como por mostrar su lado más proteccionista cuando está con su hija. Ese lado humano balancea su creciente oscuridad hasta que se sale de madre, notándose que el actor goza de lo lindo entonces.
Lo que sí hay es ciertos altibajos por el camino, ya que la investigación liderada por un carismático Skarsgard es cierto que avanza de forma lógica -aunque haya un detalle que cuesta creer lo suyo que tarde tanto en recordar- y que él va mostrando con efectividad su progresiva desesperación, pero es que eso le lleva a interactuar con otros personajes que simplemente no funcionan igual de bien. Pienso por ejemplo en el de Dominic Monaghan, pero no es el único.
Ahí sí que se percibe que ese equilibrio entre la humanidad de uno y el aparente vacío de otros no termina de estar bien equilibrado, resultandos incluso ocasionalmente ridículo. No es algo que te saque de ‘Mute’, pero sí resulta determinante para que no pueda alcanzar el mismo nivel de ‘Moon’. También es verdad que ese intimismo aquí se diluye por las necesidades de la historia, pero es que justamente cuando apuesta por ello es cuando más brilla.
Por otro lado, visualmente luce muy bien sin necesidad de centrarse demasiado en ello a cambio de descuidar la historia y hay unas cuantas escenas excelentes, sobre todo en su tramo final. A eso le sumas el buen trabajo de su trío protagonista y tiendes a pasar más por alto ciertas debilidades como su exceso de metraje y que encima éste se deba a que haya otras escenas que se queden un poco en tierra de nadie.
En definitiva, ‘Mute’ es una película recomendable que es verdad que no alcanza el nivel de ‘Moon’, pero pese a ello tiene suficientes virtudes como para que su visionado merezca la pena. Buenas actuaciones, un estimulante trabajo de ambientación y un destacable último acto compensan que el tramo intermedio se alargue más de la cuenta sin que haya verdadera necesidad de hacerlo.
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