Aproximarse a un trabajo del genio de Orson Welles siempre es fascinante, aunque en esta ocasión, se trate de quizás su trabajo más endeble y con más flecos sueltos. No se trata de una obra redonda, aunque mantiene su impronta y personal estilo visual, además de una temática muy próxima al cineasta.
'Mr. Arkadin' siempre se ha tildado de obra menor de Welles, pero incluso en esta incompleta y desestructurada cinta, se aprecia la mano de un artista de su talla. Para todo amante del cine clásico este título tiene un enorme interés, que pertenece a la etapa de su primer exilio europeo, que le llevó a recalar en España para llevar a cabo sus proyectos. Con escaso presupuesto, muy por debajo del necesario para afrontar esta historia con múltiples escenarios, y con algún recorte más obligado durante su filmación, Welles sacó adelante esta película, que guarda una enorme relación con su obra capitular 'Ciudadano Kane'. Aunque más en la trama y temática que en el resultado final. Eso es cierto. Welles tenía en mente su versión del Quijote, pero 'Mr. Arkadin' fructificó antes y debido a las prisas, la falta de medios y su escasa fe en el proyecto, dieron lugar a una película que se puede calificar de rareza e incompleta. Primero por ser una obra de argumento enrevesado, narrada de forma acelerada y caótica, con constantes cambios de escenarios, un montaje irregular, inconexo y con abundantes errores casi infantiles, impropios de un cineasta de su talla. Cierto es que el montaje final del autor quedó en el aire, por su asumido fracaso y con posterioridad se harían nuevos dando lugar a versiones con ciertas diferencias.
La película, con presupuesto francés, suizo y español, se rodó en gran parte en nuestro país (en recurrentes escenarios naturales como Segovia), sin embargo, muchas secuencias de la historia se desarrollan en distintos lugares del mundo. Aquí la genialidad de Welles para saber afrontar esta situación sin apenas medios. Aproximando la cámara, llenando el encuadre y con abundante atrezzo que diera la impresión necesaria para hacer creer que los personajes se encuentran en Berlín o México. Además, se rodaron dos versiones, la española, con algunos actores patrios y la versión internacional. Ambas idénticas, con los mismos diálogos, aunque la posterior disgregación del material rodado diera lugar a nuevos montajes con ligeras variaciones (el propio Welles años después renegaría del trabajo exhibido, por alejarse por completo de su idea original).
La historia se centra en la figura del enigmático Arkadin y a través de una enmarañada, y por momentos inverosímil, trama vamos conociendo detalles de su pasado. De ahí su cierta similitud con Kane. Van Stratten, un tipo rudo y curtido (Robert Arden) descubre casualmente a un hombre moribundo que le confiesa un nombre para poder acceder a cierta fortuna. El tipo, una especie de marinero, investigador y trotamundos logra localizar al tal Arkadin (encarnado con el propio Welles) e intenta acceder a él a través de su hija (Paola Mori), una joven a la que intenta conquistar. Pero ella, custodiada contra posibles cazafortunas, es la niña protegida de su misterioso y poderoso padre. Cuando llegan al encuentro, Mr. Arkadin, un millonario enigmático, le encarga un informe confindencial (que da nombre al título de la versión internacional: 'Confidential Report') sobre su propio pasado, del que no recuerda nada hasta convertirse en Mr. Arkadin. A la vez, éste lo investiga, dando lugar a un juego confuso por su celeridad y atropellada historia.
Como digo, la trama navega en errores narrativos y salta de un lugar a otro, sin muchas claves para entender lo sucedido. Este es el principal bache de la cinta, que con continuos saltos nos va trasladando a distintos escenarios, con múltiples personajes estrambóticos, que van aportando con cuentagotas su particular visión de Mr. Arkadin.
Precisamente esta continua aparición de personajes secundarios supone un enorme acierto y quizás lo más destacable del film (junto con el arranque espléndido de la película). Toda una galería de individuos absolutamente extraños, que resultan brillantes y que acaban todos asesinados: un domador de pulgas, un excéntrico anticuario...
Aparte de las apariciones en escena del propio Welles, que logra llenar la pantalla y ofrece todo su arsenal de capacidad interpretativa, eclipsando al resto, aunque también próxima al exceso y la sobreactuación, pero con una fuerza descomunal. Detrás de una prótesis y una barba que provocan media sonrisa, se esconde un Mr. Arkadin/Orson Welles, que bien parece un desdoblamiento de su propia personalidad. El fondo de la trama es la búsqueda de la verdad, aderezada de confusiones, trampas y dobles personalidades, un tema recurrente en el universo de Welles.
Inolvidable la fábula del escorpión y la rana, en una de las primeras apariciones del personaje de Mr. Arkadin, que resulta una escena sublime y con una intencionalidad que traspasa la mera ficción en la pantalla. Aquí el momento (y algo más):
Para todos los que sientan curiosidad por comparar las dos versiones o simplemente ver esta curiosa película, recordarles que recientemente la filmoteca Fnac y Avalon han sacado a la venta una edición especial de 'Mr. Arkadin' con completo contenido extra.
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