Las películas originales de Netflix suelen estrenarse los viernes, pero de vez en cuando hace alguna excepción. Eso es justamente lo que ha sucedido en el caso de 'Moxie', segundo largometraje dirigido por la actriz Amy Poehler, quien también se reserva un pequeño papel, ya que su llegada a la plataforma se produce este miércoles 3 de marzo. Un movimiento que invita a pensar que Netflix quiera aprovechar el tirón de que Poehler fuera una de las presentadoras de la última edición de los Globos de Oro.
'Moxie' es la adaptación de la novela homónima de Jennifer Mathieu y cuenta una historia adolescente sobre el empoderamiento femenino, buscando potenciar aquello que une a las protagonistas desde una perspectiva ligera. Y es que estamos ante una película que intenta equilibrar en todo momento lo dramático y lo cómico, pero también el intentar conectar tanto con el público adulto como con aquellos que tienen la misma edad que sus protagonistas. Una jugada más arriesgada de lo que parece de la que sale relativamente airosa.
Buscando el equilibrio
Lo primero que conviene aclarar sobre 'Moxie' es que no es una película incisiva. Los temas que aborda, o al menos alguno de ellos, sí que se prestaban a un acercamiento más valiente a la historia, pero, a la hora de la verdad, el guion firmado por Tamara Chestna y Dylan Meyer opta por una fórmula uniforme que busca más la complicidad del espectador y dotar de un elemento uniforme al conjunto que cualquier otra cosa.
Esa apuesta no tiene necesariamente nada de negativo, ya que establece un marco muy claro que logra dar una mayor unidad a la película, permitiendo a Poehler ir oscilando entre lo dramático y lo cómico sin cambios bruscos. A cambio, 'Moxie' nunca llega a ser realmente divertida y en su faceta más emocionante cumple pero de una forma quizá demasiado plácida para los ingredientes que maneja.
Dicho de otra forma, 'Moxie' triunfa en lo general limitándose a sí misma en lo concreto. Y es que cuando toca abordar temas más espinosos, le falta empuje, prefiriendo usarlos como forma de dar más fondo a ese sentimiento de unión feminista que vertebra la película que a la hora de indagarlos con auténtica propiedad. Esto es algo que resulta más evidente en su tramo final, porque hasta entonces la apuesta de la película resulta satisfactoria, consiguiendo tanto mostrar esa creciente empatía entre sus protagonistas como para que uno llegue a interesarse por ellas y les coja cierto cariño.
La apuesta de 'Moxie'
Una buena forma de entender lo que busca la película lo tenemos en su propio punto de partida: una nueva estudiante llega a un instituto y no está dispuesta a tolerar la cultura tóxica y sexista que impera allí. Si realmente se buscasen abordar los temas más complicados, lo suyo habría sido que el peso de la función recayera sobre ese personaje interpretado por Alycia Pascual-Peña, pero 'Moxie' opta por dar prioridad al despertar interior de otra estudiante al ver que lo que tenía asumido como normal, no debería serlo.
Eso es lo que permite un enfoque menos agresivo -lo más parecido a ello es la rebelión hacia su madre y su nuevo novio, un tropo bastante común y que no aporta necesariamente gran cosa a las verdaderas inquietudes de 'Moxie'- y más fácil de digerir por todos los públicos, ya que la otra opción obligaba a una confrontación mucho más directa y dramática. Probablemente también más interesante como concepto pero no necesariamente mejor.
¿Por qué entonces tenemos que conformarnos con una película que, hasta cierto punto, prefiere ir sobre seguro? El primer motivo es que sabe dar con el tono adecuado para explorarlo, consiguiendo esa unidad que mencionaba antes que permite conseguir la sonrisa cómplice del espectador con sus pequeñas victorias y que uno entienda sus enfados con todo aquello que se convierte en un obstáculo en su camino, en especial en lo referente al personaje interpretado por Marcia Gay Harden.
Además, todo el reparto cumple con creces. Es cierto que nadie llega a brillar como, por ejemplo, sí hacían Kaitlyn Dever y Beanie Feldstein en 'Súper empollonas' o Elsie Fisher en 'Eighth Grade', pero es que aquí también se busca potenciar más la importancia del grupo por mucho que Hadley Robinson tenga un mayor protagonismo. De nuevo, lo general primando sobre lo particular, y funciona.
En resumidas cuentas
Sería sencillo despachar 'Moxie' como una película agradable para matar un rato en el que no sabes muy bien qué hacer, pero es que por encima de esas limitaciones a las que aludía, emerge un relato con cierto encanto con el que no te vas a partir de la risa pese a que lo cómico acaba teniendo algo más de peso, pero sí que te va a dejar la sensación de tiempo bien empleado siempre que no le pidas ser otra cosa de lo que busca.
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