La apuesta por el universo de villanos de Spider-Man de Sony para asegurar su mitad de los derechos del personaje y aprovechar el nuevo éxito a raíz de las películas de Tom Holland era una idea rara desde un primer momento, pero en sí misma no es un disparate tan grande. El problema es que una película como ‘Morbius’ hace muy difícil creer que tras la propuesta hay algún plan más allá de coger la ola de popularidad del personaje principal y rebañar migajas.
Ya las dos películas de ‘Venom’ son una gran oportunidad perdida, pero al menos aquellas jugaban con el humor de cuando en cuando para salvar sus malas decisiones con un personaje que podría funcionar dentro de un marco de cine de terror. Sin embargo ‘Morbius’ llega a un nuevo nivel de pereza y colisión de elementos comerciales arbitrarios alineados para alejar una adaptación de ‘El vampiro viviente’ de su mejor versión. Decir que es mala es atenuar la realidad.
Cine de vampiros sin colmillos
Partiendo de ese gran escollo, casi cualquier posibilidad tangente es una vía de escape para una gran película. La necesidad de tener a una estrella limita el poder horrorífico del vampiro monstruoso, y más si es Jared Leto con complejo mesiánico el lienzo sobre el que añadir los efectos monstruosos. La idea de hacer una película de superhéroes con una criatura de la noche podría crear un híbrido interesante, ahí tienes las películas de ‘Blade’ de hace 20 años.
Raro cuando una película sin elementos fantásticos como Batman se las apaña mejor para rozar el cine de terror. En ‘Morbius’ tenemos una idea gótica arquetípica de mad doctor condenado, juntando la idea de Jekyll y Hyde con la de otros monstruos de pócima y transformación. No es algo raro en Marvel tampoco, y tenemos a ‘El increíble Hulk’ o el lagarto, que podría ser compañero de laboratorio del doctor Michael.
En realidad, el mundo de Spider-Man siempre está lleno de tipos que se autoinfligen todo tipo de mutaciones para conseguir solucionar algún marrón de salud, o de su familia, un clásico del cine de Mad Doctors que reina en el primer cine de terror clásico. Es decir, el mundo alrededor del hombre araña es un circo de freaks, hombres criatura y otras alimañas que siempre han tenido muy buena sintonía con el mundo del terror clásico.
Tímidos intentos de llevar ideas a un lugar concreto
Esto se transmite de alguna manera en ‘Morbius’, cuyo desarrollo tiene algo de puesta al día de un folletín de amigos de la infancia —los flashbacks tienen una cualidad digital e iluminación estilo ‘Amar en tiempos revueltos’– enfrentados y enamorados por la misma mujer mientras deben luchar con su condición de monstruos. El problema es que esto se traduce a un guion de plantilla que se convierte en un esqueleto mínimo para colocar las escenas convenientes.
Acción muy poco lustrosa y mínimos aspavientos por integrar el CGI que se traduce en la invención de un humo digital que supuestamente le pasa el ADN de vampiro y en realidad es solo un truco para maquillar a los actores en movimiento sin llegar a definir las siluetas, ahorrando un tiempo valioso en postproducción. Todo un signo de mecanismos rutinarios para salir del paso y presentar los mínimos de una película que de lo último que se va a preocupar es si tiene tono de terror o no.
Con todo, sí que nos deja ver una pequeña escena en un pasillo de hospital en la que un vampiro acecha en la oscuridad, con un buen uso de la oscuridad pero que repite algo mil veces visto. Podríamos decir que está casi calcada de la película de vampiros ‘Frostbitten’ (2006), pero es que no hace falta más que irnos a ‘Resident Evil: Bienvenidos a Racoon City’ para ver los mismos elementos en acción hace unos meses. Sin embargo, es ahí en dónde podría encontrarse un salvoconducto para ese potencial de terror.
Ni de superhéroes, ni de terror
El personaje de Matt Smith es capaz de ser amenazante y divertido, y todo su proceso de transformación se da por supuesto. Más misterio en cuanto a los asesinatos que tienen lugar y otras piezas similares a la muerte de la enfermera ayudarían. Sin embargo el conjunto se decide tirar a la fórmula de enfrentamiento de ‘Jóvenes ocultos’ (1988), cuya canción estandarte de The Doors aparecía aquí en su tráiler, sin embargo, en aquella había un gran equilibro de comedia y terror, y en este caso se reduce a repetir el enfrentamiento final de ‘El hombre lobo’ (2010) un par de veces.
Una película muy similar en concepto como ‘Afflicted’ (2013) es todo lo que un fan del personaje del cómic querría ver en una película, con los pasos de transformación traumáticos, acción creíble y vertiginosa sin que ello signifique que hay menos terror o violencia, sin barreras de género de ningún tipo, llevando la línea del origen de un villano al terreno de cómic a partir de un formato found footage. Pero el hecho de que se hable de sangre sin mostrar una gota, más allá de beber bolsas con flash sabor tropical, es un ejemplo de quedarse a medias de todo.
‘Morbius’ hace un giro de 180 grados a su idea de superhéroe oscuro, con miedo de que los fans infantes de Spider-Man se asusten en la sala, hace cortes drásticos a cualquier eco de hemoglobina dentro de un montaje de por sí desastroso, limpia la violencia y digitaliza las transformaciones más traumáticas del personaje sin tratar de mimetizarse con el género que toca. Incluso la tercera película de ‘Blade’ era más oscura. No solo tiene un problema de ejecución, sino de definición, desde la propia concepción del proyecto.
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