Más que una forma de vida o de expresión, la música es para Zed una forma de anestesiarse de lo que se rodea, del restaurante de comida paquistaní que su padre ha montado en Reino Unido para ganarse la vida, por ejemplo.
Así es como el director Bassam Tariq retrata durante un fragmento de la película 'Mogul Mogwli' el yo del pasado de Zaheer, como se llama realmente el personaje que interpreta Riz Ahmed en un largometraje que casi podría decirse que recoge el testigo del batería al que encarnó en 'Sound of Metal', y que le sirvió de nominación al Oscar a Mejor actor.
Un alter ego de Tariq y de Ahmed
Aunque los dos recientes trabajos de Ahmed tienen en común ser debuts cinematográficos de realizadores y ser historias que han tocado de forma directa su corazón, de tal manera que no puede explicarlo, en sintonía con las palabras que compartió Ahmed en la red social Twitter durante la promoción de 'Mogul Mogwli' en 2020, es en concreto este último largometraje "el trabajo más personal" del actor, en el que extrapola sus propias reivindicaciones a través de un personaje que utiliza para canalizar temas referentes a sus orígenes y conflictos identitarios.
Al igual que Riz Ahmed (Rizwan, en realidad), Zed es un rapero de ascendencia paquistaní que se ha criado en Reino Unido tras emigrar sus padres a este país. Sin embargo, su vida, su carrera y su pareja están en Nueva York, por lo que cuando llega el momento de despegar en su trayectoria musical con una gira como telonero que pasa por Reino Unido se abre una pequeña brecha en su balanza perfectamente equilibrada, con una relación que ya no puede seguir por FaceTime y la "obligación" de volver a casa para visitar a su familia, a la que no ve desde hace dos años.
Es entonces cuando empieza a cuestionarse de nuevo su identidad y sus propios músculos flaquean por el "fraude" de ser una persona a caballo entre dos mundos: un paquistaní "occidentalizado", el insulto que le espeta un desconocido al volver a casa, que proclama su identidad como musulmán en sus canciones.
Estrenada en el Atlàntida Mallorca Film Festival, cuyo catálogo se puede visionar en la plataforma de streaming de Filmin, 'Mogul Mowgli' supone para Ahmed un paso más en su trabajo como activista para visibilizar a la comunidad musulmana más allá de estereotipos, una faceta que le ha llevado a presentar este verano un estudio en el que se analiza "la inexistencia o la presencia maligna" de los musulmanes según su representación en las películas más populares.
I'm fed up of seeing Muslim characters on screen either negative or non existent. The industry must change. Our new study proves what many of us always felt about #MuslimsInFilm. The cost is measured in hate & lost lives. Full speech here: https://t.co/bsfpQw4Wfe pic.twitter.com/2itt6IaESB
— Riz Ahmed (@rizwanahmed) June 10, 2021
Ese compromiso político del también intérprete de 'The Night Of' no solo se traslada en la película con la interpretación de Zed, sino que nace de la propia coescritura y producción ejecutiva del relato, apartados en los que también consta Ahmed en los créditos.
Y no solo eso, algunas de las letras que rapea el británico en la película son del puño y letra de Ahmed —una suerte de "duplicado" de su propia carrera como cantante en la que ya hizo referencia a "una desconexión del país al que se emigra"— y hablan en un principio desde un ímpetu por alzarse como musulmán ante el mundo y después a modo de confesión intimista por no saber exactamente quién eres y a qué tierra puedes referirte como hogar.
'Mogul Mowgli', la necesidad de escapar del nido para salir adelante
De la película coescrita por Tariq y Ahmed destaca sobremanera su tono por trabajar la profundidad del relato con un equilibrio en el que los toques irreverentes salvan la trama de algo que se deja claro que no quiere ser: un drama crudo de lo racial.
Cuando a la vida de Zed llega el momento de la verdad, el de hacerse aún más conocido con una gira que le llevará también por el país en el que se crió, el rapero enferma y se apodera de su discurso prepotente que es pura fachada una figura que representa "el mal de una separación" y que es el antagonista de la trama desde una perspectiva de lo delirante y lo onírico.
Ese diálogo inexistente que se cruzan de manera velada el rapero y su "verdugo" a través de imágenes —en su mayoría son flashbacks o archivos personales de Ahmed que muestran, por ejemplo, el restaurante de su padre como una suerte de gueto, la no consecución del modelo ideal perseguido en su entorno o la extrañeza de aquellos que él considera iguales por venir de segundas o sucesivas generaciones— revela un espejo en el que se hacen latentes los traumas de Zed, su complejo pero también la verdadera revolución y fuerza con la que nutrirse en la tierra de los que no son nadie.
A pocos minutos de la primera imagen de la película, Riz Ahmed rapea rodeado de oscuridad una letra clarividente que anticipa el conflicto interno del personaje: la pelea entre la "identidad falsa" que se ha creado para conseguir sus sueños como cantante y su conexión extraña con su entorno familiar. "No nacimos para ser amados, estoy hecho para probarme a mí mismo", dice uno de los versos que espeta el actor en la película.
Si bien es cierto que la subtrama romántica de Zed con su novia es la que menos llama nuestra atención, a pesar de aportar un granito de arena a la causa para revelar el desarraigo de Zed, y hay recursos que tiran de lo estereotipado y que pueden resultar demasiado obvios, casi todo lo que rodea al protagonista en su particular viaje tiene una belleza extraña y no deja de ser una sensación que puede resultar familiar: la necesidad de alejarse del nido para poder salir adelante y triunfar.
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