Es habitual que en Hollywood a las grandes estrellas les llegue un momento en el que su estela empieza a apagarse y pierden tanta popularidad que les cuesta encontrar trabajo a la altura de lo que llegaron a ser. Me viene a la mente el caso de Nicolas Cage, que tras ser uno de los actores más taquilleros y mejor pagados a finales de los 90 y principios de la década pasada ha acabado siendo otro muñeco roto más. Es cierto que sus problemas familiares (si no conocéis la que montó su hijo Weston hace unos meses ya tardáis en buscar información al respecto) y fiscales no ayudan, pero también lo es que ha acabado participando en un montón de películas en las que su única motivación debió ser cobrar un cheque sustancioso (pero mucho menos que antes) e ir saliendo adelante. Otro actor que corría peligro de llevar ese camino es Tom Cruise, el cual ha sido una estrella por méritos propios durante más de 20 años, pero eso es algo que empezó a cambiar después de aquella funesta entrevista con Oprah Winfrey. De hecho, Cruise fue incluído en una reciente lista sobre los diez actores más sobrepagados de Hollywood. ¿Qué puedes hacer cuando te encuentras ante algo así? Pues rodar una nueva entrega de una de tus sagas de éxito y eso es lo que ha hecho el protagonista de ‘Minority report’.
Los primeros pasos de ‘Misión Imposible – Protocolo Fantasma’ despertaban ciertas dudas en el futuro espectador, ya que surgieron rumores sobre que Paramount no terminaba de confiar en Cruise para cargar con el peso de la película y es ahí donde llegó el momento de fichar a Jeremy Renner, actor de moda tras el éxito crítico de ‘En tierra hostil’ y que se veía como una buena posibilidad para sustituir a Cruise en hipotéticas nuevas entregas. También fue sorprendente la noticia de que el director elegido fue Brad Bird, no porque no haya demostrado er capaz de rodar maravillas como ‘El gigante de hierro’ (la gran olvidada de su filmografía cuando, en realidad, sigue siendo su mejor trabajo) o ‘Los increíbles’, sino porque aún no había rodado ninguna película de imagen real. Además, él tenía otro proyecto soñado con el que debutar en este campo, pero ninguna productora ha tenido el suficiente coraje para darle el enorme presupuesto estimado, con lo cual la noticia de que iba a rodar ‘Misión Imposible – Protocolo Fantasma’ hacía pensar en una forma rápida de ganar confianza entre los productores, pero sin prestar mucha atención al resultado final. Afortunadamente, todas las malas señales han acabado quedando en nada.
Una de las cosas que conviene aceptar a la hora de ver un blockbuster es que no vamos a encontrarnos con un guión profundo, sino que tenemos que aspirar a algo suficientemente digno como para no sentir que nos toman por tontos. Sí, sé que hay excepciones, pero ‘Misión Imposible – Protocolo Fantasma’ no es una de ellas y tampoco hay nada de malo en ello. De hecho, Josh Appelbaum y André Nemec, guionistas cuya carrera se había ceñido a la televisión hasta ahora, consiguen encontrar un punto intermedio casi perfecto para todos los elementos con los que juega la película. Hay acción, pero sin saturar ni ser gratuita, hay drama, no muy profundo pero que funciona con efectividad, hay intriga, ya que realmente uno se cree la dificultad del trabajo al que se enfrentan los protagonistas, y pequeñas dosis de humor, romanticismo y espionaje. Quizá este último punto sea el que ha quedado más descuidado, pero se puede entender vistas las limitaciones que tienen Ethan Hunt y compañía para completar su misión.
No obstante, es el trabajo de Brad Bird tras las cámaras lo que eleva el interés de lo que se nos está contando. Antes de nada quiero dejar claro que tengo mis dudas sobre que realmente haya cierta sensación de autoría en ‘Misión Imposible – Protocolo Fantasma’, algo que sí sucedía en las tres primeras entregas, aunque en la segunda se tradujese en un despiporre lamentable de John Woo y la tercera dejase la sensación de ser un episodio alargado de la serie ‘Alias’. Lo que sí podemos decir es que Bird realiza un trabajo casi perfecto para ofrecer al espectador un entretenimiento de primerísimo nivel y muy bien rodado, todo ello acompañado por una estupenda banda sonora de Michael Giacchino. Uno realmente nota el dinero gastado en la película, y las escenas de acción, en especial las que tienen lugar en Dubai, te mantienen pegado al siento. Son espectaculares (la persecución con la tormenta de arena), se siguen con facilidad, realmente transmiten sensación de peligro y los movimiento de cámara elegidos son inmejorables. Además, sabe equilibrar los momentos de acción con una historia sencilla, pero que ofrece unos momentos de respiro más que dignos para recordarnos el motivo de que queramos que los protagonistas tengan éxito. Un consejo, si podéis ver la película en una sala IMAX no lo dudéis.
Uno de los puntos más convincentes de la película es el trabajo de Tom Cruise, ya que sabe aprovechar el carisma del personaje para lucirse en determinadas escenas, pero también transmitir cierta sensación de debilidad que evita que su equipo quede reducido a meros comparsas. Además, utiliza muy bien uno de los detalles argumentales más elaborados y que le atañe a él y al personaje interpretado por Jeremy Renner. Vamos, un buen Ethan Hunt que cuela a la vez como gran héroe de acción que puede seguir adelante, pero suficientemente frágil para que podamos creer en una ‘Misión Imposible 5’ sin que él aparezca.
La adición de Renner es un gran acierto de casting, y aún lo es más que vaya a ser la primera gran película de acción en la que aparezca, y es que en los próximos meses fácilmente podría reclamar el trono de gran héroe de acción actual. Sin embargo, él ya ha declarado que luego se va a tomar un tiempo lejos de este género, y es que no sé qué pasa, pero nadie parece querer ser el nuevo Stallone o Schwarzenegger. En la película, Renner tiene un personaje con sorpresa, la cual le permite varios momentos dramáticos inhabituales en producciones de este calibre. No os voy a engañar, son situaciones muy alejadas de lo que podríamos calificar como oscarizables, pero sí que ayudan a que el espectador empatice con los protagonistas y no se desconecte de la historia.
El resto del reparto cumple su función, desde el alivio cómico de Simon Pegg, aunque algo más matizado que en la tercera entrega y que seguro que irá a menos en una hipotética quinta parte. Paula Patton es muy convincente como chica sexy y dura al mismo tiempo sin que ninguna de las dos vertientes se coma a la otra. Algo similar sucede en el caso de Léa Seydoux, que es una de los enemigos secundarios más sugestivos. Enorme la pelea que se lleva a cabo entre ambas. Y Michael Nyqvist da muy bien el pego como villano principal, que yo ya temía que encontrarme con un malo que no transmitiese nada como que me sucedió, por poner un ejemplo de una película con evidentes puntos en común, con ‘Casino Royale’. El resto del reparto ya tiene papeles mucho menores en los que no merece la pena pararse a hablar mucho, pero nadie desentona.
En definitiva, ‘Misión Imposible – Protocolo Fantasma’ es no sólo un entretenimiento de primer nivel, sino también una de las mejores películas de 2011. Habrá quien se queje de que es un producto demasiado comercial o que el guión podía ser más profundo, pero lo cierto es que todo funciona perfectamente tal y como está dispuesto para así convertirse en la mejor de las cuatro aventuras cinematográficas a las que ha tenido que enfrentarse Ethan Hunt. Puede que Christopher Nolan haya malacostumbrado a algunos a tener grandes producciones que también eran películas con muchas aspiraciones, pero no creo que a nadie le amargue encontrarse con una película tan entretenida, emocionante, espectacular y bien hecha como ‘Misión Imposible – Protocolo Fantasma’. Yo ya estoy deseando que llegue la quinta entrega si me garantizan que va a estar a un nivel cercano a éste y no al de la horrible segunda parte.