Muy lejana empieza a quedar ya el Óscar a ‘El viaje de Chihiro’, la única producción asiática que ha conseguido hacerse con el galardón a la mejor película de animación del año. La Academia de Hollywood se ha acordado de nominar a títulos como ‘El castillo ambulante’, ‘El viento se levanta’ o ‘El cuento de la princesa Kaguya’, pero hasta ahí ha llegado el reconocimiento.
‘Mirai, mi hermana pequeña’ es el último título en sufrir ese destino, pero al menos esta vez la Academia supo valorar hasta cierto punto los méritos de Mamoru Hosoda, uno de los directores asiáticos de animación más aclamados de los últimos tiempos. En esta ocasión nos propone una notable fábula a partir de la historia de un niño que se siente desplazado tras el nacimiento de su hermana pequeña.
El encanto de la sencillez

Hosoda apuesta en ‘Mirai, mi hermana pequeña’ por una sencillez visual idónea para sentar las bases de la historia. El mimado protagonista no acepta que su familia haga más caso a su hermana pequeña y no desaprovecha cualquier ocasión para intentar acaparar la atención. Por ese lado todos tenemos bastante claro cuál va a ser el destino del relato, pero Hosoda utiliza la realidad como base para dar el salto a un mundo de fantasía con ciertos ecos de ‘Cuento de Navidad’.
Está claro que los diferentes descubrimientos que va haciendo Kun están encaminados a una inevitable reconciliación final, asumiendo su nueva posición en la vida. Eso podría haber sido una limitación insalvable para ‘Mirai, mi hermana pequeña’, pero el guion firmado por el propio Hosoda que va integrando muy bien ese elemento más fantástico sin dejar nunca de lado las raíces realistas de la historia.
Eso lleva a Hosoda a exprimir a fondo la aparente sencillez de la animación de la película, logrando momentos de gran belleza visual que añaden algo más de fondo al relato en lugar de simples caprichos de su director. A eso hay que añadir una capa de humor bastante destacable que rara vez pasa a primer plano, pero que siempre ayuda a que todo sea más fácil de asimilar por parte del espectador.
‘Mirai, mi hermana pequeña’ es una delicia

Ahí es donde veo una mayor diferencia en cuestión de tono respecto a lo que uno podría esperar de una cinta así de haber venido de Ghibli, ya que esa sensibilidad especial propia de otra cultura es algo que Hosoda también capta de maravilla. Sin embargo, en su humor sí que hay una mayor universalidad, aunque sin que nunca resulte algo fuera de lugar dentro de lo que nos está contando.
Si en su inicio sabe captar con mucho encanto el día a día de la familia protagonista, con la llegada de ese elemento fantástico la película eso es algo que nunca llega a perderse, pero que convive con los diferentes descubrimientos que va haciendo Kun tanto de la vida en general como de la historia de Japón en particular. Todo eso fluyendo con una naturalidad envidiable, pero sin andarse nunca con prisas.
Ese ritmo más sosegado quizá sea una traba para los niños de nuestro tiempo, acostumbrados a cintas más vivas en ese apartado, ya que tampoco apuesta por un desarrollo convencional. Eso es algo que a partir de cierta edad uno agradece mucho más -o al menos así creo que debería ser- y que para mí eleva aún más lo que propone ‘Mirai, mi hermana pequeña’, consiguiendo además dotar de mayor intensidad a las reflexiones que va dejando caer a lo largo de su ajustado metraje.
En definitiva, ‘Mirai, mi hermana pequeña’ es una delicia que sabe manejar muy bien los ingredientes que maneja Hosoda para divertirte cuando se lo propone, emocionarte cuando lo busca y mantenerte siempre interesado y a menudo fascinado con lo que sucede en pantalla.
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13 comentarios
Godfrey
Con Miyazaky de retirada y el desdichado Satoshi Kon con un legado demasiado escueto, Mamoru Hosoda se presenta como el gran valedor del anime de autor. Menos exuberante que sus predecesores, sus historias manejan estructuras narrativas más refinadas, un humor accesible y un gusto por lo cotidiano como trampolín a sus mundos fantasticos. Es interesante ver como todos ellos beben de los mismos tropos: la dualidad realidad/fantasia. Miyazaky desde la tradición nipona y occidental; Kon y la fractura social o psicológica de sus personajes; Hosoda con una infiltración de la fantasia desde lo cercano, muy alineada con los conflictos de sus personajes. De todas maneras, desde "La chica que saltaba a través del tiempo" su filmografia es una gozada que va para arriba. Y que dure.
El Fabuloso Dr. Manga
Makoto Shinkai, Mamoru Hosoda y, en menor medida, Hiromasa Yonebayashi son el futuro de las películas anime (aunque también podría incluir a Masaaki Yuasa)
cosme28
Mamoru Hosoda es el nuevo maestro. Además la animación tiene detalles del día a día que lo hacen sencillamente sublime
josete1985
Las tres primeras películas de Hosoda me encantaron, en especial Wolf Children. Sin embargo El Niño y La Bestia me pareció MUY floja. A ver que tal está Mirai pero me temo que Hosoda ha sido destronado por Shinkai cuyas ultimas cintas son maravillosas todas...
joseinen_1
Con esta película me quede maravillado como recrean las personalidades y gestos de los niños, si tienes hijos es impresionante ver como están plasmados sus movimientos y sus reacciones tal cual harían niños de su edad en esta cinta, en ninguna animación ni 2D ni 3D que haya visto, e encontrado ese mimo por la expresividad de los personajes.
vincentlaw
Pues despues de leer el articulo me animaré a verla porque la verdad despues de las dos ultimas que vi ( Mary y la flor de la bruja , Silent voice) me quede sin ganas de ver mas anime.