‘El ministerio del tiempo’ tardó muy poco en convertirse en todo un fenómeno en redes, pero, por desgracia, nunca tuvo unas audiencias en vivo espectaculares. Sus seguidores siempre han estado con la duda sobre su continuidad y seguro que más de uno dio por perdida la serie después de tanto tiempo sin noticias de ella tras la finalización de la tercera temporada. Por suerte, la cuarta terminó concretándose y esta noche La 1 ha estrenado al fin su primer episodio, ‘Perdido en el tiempo’.
Ya en la estupenda precuela lanzada por RTVE quedó claro que el regreso de Rodolfo Sancho a la serie -¿será o no Julián ese tal Eulogio?- iba a ser el gran eje del arranque de esta cuarta temporada y ‘Perdido en el tiempo’ lo ha confirmado con un capítulo que refleja muy bien todas las virtudes de las que hizo gala la serie en sus tres primeras temporadas. Y sin rastro de esas debilidades que dejó ver de vez en cuando.
Un reencuentro muy esperado
Estaba claro que ‘Antes de que no haya tiempo’ no iba a despejarnos todas las dudas sobre lo que había pasado con los personajes de ‘El ministerio del tiempo’ en poco más de 10 minutos, pero muchas de esas dudas sí que son despejadas en el arranque de ‘Perdido en el tiempo’. No deja de ser un reencuentro de viejos amigos tanto para los personajes como para el espectador, pero sin caer en el simple fan service al existir la necesidad de articular la historia de la temporada.
Es un arranque fresco y que permite situarse bien a un espectador que incluso agradece el amplio resumen de lo sucedido hasta ahora en la serie antes del verdadero comienzo de ‘Perdido en el tiempo’, pero todo tiene que regresar en cierto momento a la estructura habitual de la serie, es decir, la patrulla recibe una nueva misión y ha de ejecutarla, con la particularidad en este caso de que uno de los implicados en la misma podría ser Julián, al que se daba por muerto.
Eso sí, antes de ello queda claro que la serie no va a resolver la situación de todos los protagonistas en este primer episodio de la cuarta temporada, pudiendo así jugar con la incógnita de cuándo se entrará en ello al dejar algún conflicto para más adelante. Ahora lo realmente esencial es saber si el tal Eulogio es o no Julián y para ello se nos lleva al inicio del régimen franquista y una vez más el trabajo de ambientación es más que notable. No esperaba menos, pero nunca está de más volver a destacar una de las virtudes de ‘El ministerio del tiempo’.
Una gran misión
Una vez metidos en materia, el caso de ‘Perdido en el tiempo’ es interesante y sabe ir mucho más allá de su naturaleza de posible misión de rescate al complicar la relación entre dos de los integrantes de la patrulla. Lo hace con todo el sentido del mundo en lugar de ser un mero capricho de guion e imagino que sirve a su vez para lo que está por venir en futuros episodios. Y es que la felicidad reconforta, pero toda serie necesita un conflicto y aquí hay uno jugoso.
Sin embargo, eso no deja de ser un elemento secundario en ‘Perdido en el tiempo, una consecuencia de la necesidad de aclarar quién es Eulogio. Como era de esperar, todas las dudas no se resuelven aquí, pero sí las suficientes para encauzar la serie. Por el caminos nos reencontramos con un Rodolfo Sancho que parece que nunca hubiese dejado la serie. No entraré aquí en recuperar debates inútiles como si era mejor personaje Pacino o Julián, porque sin duda es mejor si puedes tener tanto a Sancho como a Hugo Silva al mismo tiempo.
Por lo demás, hay una detalle de guion sobre la misión que surge sobre la marcha -no creeríais que todo iba a ser tan fácil como contactar con Eulogio e identificarlo, ¿verdad?- que puede resultar chocante para el espectador, sobre todo de entrada cuando puede pasar por su cabeza que se ha usado un recurso más propio de la ciencia-ficción más allá de los viajes en el tiempo, pero todo se aclara rápidamente. Sigue siendo lo que menos me convence del episodio, pero tiene su lógica.
Más allá de eso se vuelve a agradecer la notable presencia del humor, incluyendo un simpático guiño a un anterior trabajo de uno de los protagonistas, y la agilidad y el ingenio en los diálogos. Esto último es algo de lo que ‘El ministerio del tiempo’ siempre ha hecho gala, haciendo más llevaderos sus capítulos menos inspirados y funcionando como la guinda del pastel en los mejor construidos. En este caso no pondría ‘Perdido en el tiempo’ entre mis favoritos de la serie, pero sí en este segundo grupo.
En resumidas cuentas
Ya era toda una alegría poder ver un nuevo episodio de ‘El ministerio del tiempo’, pero es aún mejor sí es con uno que me recuerda todo lo que me gustaba de la serie como sucede con ‘Perdido en el tiempo’. Ahora ya solamente quiero relajarme y ver qué sorpresas nos tiene preparadas Javier Olivares en el resto de cuarta temporada.
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