Tras haber convertido su última película, la nostálgica 'Frances Ha' (2012), en película de culto y retrato generacional de aquellos que rozamos la treintena, Noah Baumbach regresa a nuestro país con 'Mientras seamos jóvenes' ('While We're Young') y lo hace unos meses después de su estreno en USA -'Frances Ha' llegó casi un año después-, y ayudada por la presencia de dos estrellas de Hollywood: Ben Stiller -que repite con Baumbach tras 'Greenberg' (2010)- y Naomi Watts.
En 'Mientras seamos jóvenes', Baumbach vuelve a hablar sobre madurar y evolucionar, pero en esta ocasión lo hace a través de una generación distinta a la retratada en su película de 2012: la de los cuarentones. Aquí, sus protagonistas se dan cuenta de que ya no son tan jóvenes y deben aceptar la madurez. Y todo ello contado de forma ácida y directa, sin nunca faltarle un gran y crítico sentido del humor que vende aquello de "es bueno reírse de uno mismo".
Conflicto generacional
En 'Mientras seamos jóvenes', conocemos a Josh y Cornelia Srebnick, una pareja de creativos de Nueva York, de mediana edad y felizmente casados. Intentaron formar una familia, pero no pudieron y tampoco les ha importado. Aunque es evidente que falta algo en sus vidas, un último paso que les haga darse cuenta de que ya nos son jóvenes: sus amigos ya no están tan disponibles como antes por culpa de los niños y Josh no consigue la inspiración necesaria para acabar el montaje de su nueva película documental.
Es en este momento cuando conocen a Jamie y Darby, una pareja de jóvenes espíritus libres, espóntaneos y sin ataduras. Estos nuevos amigos les abrirán la puerta de vuelta a su juventud, o a aquella que hubieran querido tener. Dejan su vida tranquila de cuarentones para unirse a los jóvenes urbanitas cool y deshinibidos, negándose a vivir lo que les toca e intentando recuperar la juventud pasada.
En un primer vistazo, 'Mientras seamos jóvenes' habla sobre un conflicto generacional. Por un lado, nos topamos con aquellos que viven su juventud en una burbuja hipster, neo-hippies que repudian las facilidades de la tecnología -escuha discos de vinilo, ven VHS y no recurren a Google para cualquier cosa-, pero que en el fondo tiene mucho de postureo. Por el otro, aquellos ya no tan jóvenes que ven en los anteriores a su vía de escape de la vida adulta y las preocupaciones: se ven atrapados por una sociedad de pantalla táctil y el regreso al vinilo y los libros en papel les parece de lo más transgresor.
Un contraste generacional que no funcionaría si Noah Baumbach no exagerara las características de ambos mundos para que el espectador reconozca los códigos y las reglas del juego. Algo que funciona en algunos momentos, pero que en otros, hace que los personajes terminen siendo estreotipos muy evidentes y estrambóticos que pueden llegar a alejarnos de reconocernos en ellos. Por suerte, el buen hacer de sus intérpretes -desde los veteranos Ben Stiller y Naomi Watts hasta los jóvenes Amanda Seyfried y el solicitado y carismático Adam Driver- hace que la caricatura se haga más llevadera.
Y es que a pesar de esta caricaturización de personajes y tribus urbanas demasiado exageradas, Baumbach y sus actores consiguen que terminen funcionando como crítica a aquéllos que se toman demasiado en serio su pertenencia a un grupo social o forma de vida: de los intelectuales acomodados en la vida moderna a los hipster neo hippies que hacen sesiones de ayahuasca para purificarse -una de las secuencias más divertidas del film-.
Por interés te quiero...
Por suerte, la película equilibra muy bien la reflexión sobre la madurez y pérdida de juventud con la crítica hacia el postureo y los límites de los estrictos códigos deontológicos del cineasta documentalista, así como la no tan desinteresada amistad que se establece entre Jamie y Josh. Y aunque el desenlace de esta amistad sea un poco previsible desde mitad del metraje, resulta interesante su evolución y el comportamiento de sus personajes.
A pesar de la crítica, la película puede parecer muy hipster a nivel formal y echar para atrás a los oponentes a este modo de vida: desde el vestuario hasta la fotografía, que tienen ese toque de cine indie neoyorquino actual, que parece haber pasado por un filtro Instagram, sin contar con los intereses y hobbies de los personajes e incluso su profesión: directores y productores de documentales o cocinera de helados bio.
Aunque con 'Mientras seamos jóvenes', Noah Baumbach ha soltado un poco las riendas y pueda parecer más ligero y menos profundo que en su anterior film, vuelve a dar en el clavo y a mostrar un análisis exhaustivo y ácido sobre aceptar el paso del tiempo y dejar atrás la juventud. Ahora tendremos que esperar a su próxima película, 'Mistress America', que gustó mucho en el pasado Festival de Cine de Sundance.
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