No llames a tu padre, querrá que nos acostemos, y yo quiero jugar…(El fantasma de Addy)
James Cameron, el máximo impulsor del cine en 3D, ha declarado recientemente que no se deberían hacer más películas de terror de bajo presupuesto en el mismo formato que su ‘Avatar’; sostiene que son tan malas que dan una mala imagen al 3D. Es la opinión de un hombre en la cima del mundo, director de las dos películas más taquilleras de la historia, que quiere olvidar su participación en ‘Piraña 2’ (asegura que sólo estuvo unos días en el rodaje, que no es suya y no la incluye en su filmografía). Así que se entiende su postura, pero parece olvidar que los dos títulos que más daño han hecho al 3D son ‘Furia de titanes’ (‘Clash of the Titans’) y ‘Airbender: El último guerrero’ (‘The Last Airbender’), que no pertenecen al género del horror (aunque es cierto que una de ellas es un verdadero horror).
Lo más curioso del asunto es que el año pasado se premió en Venecia a la mejor película filmada en este nuevo formato, y la elegida fue ‘Miedos 3D’ (‘The Hole 3D’), cuyo género creo que no permite duda alguna. Claro que es comprensible que Cameron no lo tuviera en cuenta, pues aún no se ha estrenado en Estados Unidos; es un problema cuando no cuentas con mucho dinero o el apoyo de grandes estudios. Con retraso, y tras proyectarse en varios festivales (entre otros el de Sitges), ‘Miedos 3D’ ha pasado por los cines de Italia y Rusia, y actualmente es una de las opciones de la cartelera española, eso sí, con poca fortuna, no apareciendo entre las diez películas más vistas en su primera semana. Si sirve de algo, si aún podéis verla, os la recomiendo, con las matizaciones que voy a hacer a continuación.
Sustos para toda la familia
Hay algo que se debe tener muy en cuenta a la hora de valorar ‘Miedos 3D’, y es que el guionista Mark L. Smith confesó que quería escribir una película que pudiera ver su hija de doce años. Dicho de otra forma, es cine de terror que se puede ver en casa con la familia, así que no tiene nada que ver con ‘Saw’, ‘Hostel’ o ‘La matanza de Texas’. Y otra consideración fundamental es que estamos hablando de Joe Dante, un realizador que en la década de los ochenta firmó títulos tan populares y queridos como ‘Aullidos’ (‘The Howling’, 1980), ‘Gremlins’ (1984), ‘Exploradores’ (‘Explorers’, 1985) y ‘El chip prodigioso’ (‘Innerspace’, 1987), convertidos en clásicos modernos (con mayor o menor justicia, dependiendo de con qué se las compare). Por cierto, ya que hemos citado la secuela, ‘Piraña’ (‘Piranha’, 1978) también es suya.
‘Miedos 3D’ (un título tan apropiado como ‘The Hole 3D’) nos presenta a la familia Thompson, o lo que queda de ella. Susan (Teri Polo) sabe que no es agradable para sus dos hijos, el adolescente Dane (Chris Massoglia) y el pequeño Lucas (Nathan Gamble), pero deben trasladarse a otra ciudad y volver a empezar de cero. Un día, los hermanos descubren que en el sótano de su nueva casa hay una puerta cerrada con varios candados; aburridos, y como su madre está fuera, deciden averiguar por qué está eso ahí, qué esconde. Al abrirla sólo encuentran una ligera neblina y una densa oscuridad, lo que parece ser un pozo sin fondo. Todo lo que lanzan simplemente desaparece, sin señal alguna de choque, en silencio.
La vecina de al lado, Julie (Haley Bennett), una atractiva jovencita que vuelve loco a Dane, y que también ha visto el misterioso hoyo, conoció al antiguo dueño de la casa y sabe dónde vive ahora, así que los tres van a verle, en busca de una respuesta. Carl (Bruce Dern), un viejo antipático y solitario que siente pánico por la oscuridad, sólo tiene gritos, maldiciones y frases sin sentido para los chicos, pero les avisa claramente de que ahora, con esa puerta abierta, corren un gran peligro. Dane, Lucas y Julie no tardan mucho en comprender de qué se trata: de las tinieblas del agujero surgen los mayores temores de aquellos que lo miran.
La fantástica puerta a lo desconocido, nido de los grandes miedos de los protagonistas, sirve de excusa para realizar eficaces homenajes a algunas de las propuestas habituales del cine de terror. De esta manera en una misma película tenemos una trama con el inquietante espíritu de una niña, otra con un violento muñeco y una tercera en la que hay una especie de hombre del saco. Dante no huye de los tópicos pero los maneja con soltura y profesionalidad, plenamente consciente del producto que tiene entre manos y a quién va dirigido. Apoyado en la estupenda fotografía de Theo van de Sande y en la efectiva música de Javier Navarrete (‘El laberinto del fauno’), el director llega a componer algunas escenas turbadoras (el momento de la televisión o el del servicio), antes de romper deliberadamente el efecto, pues no conviene traumatizar (aún más) al público de menor edad.
Sí que se le puede achacar a la película una cierta desgana a la hora de retratar a los personajes, pues aunque en el caso del niño no es necesario, no se ven muy razonables los comportamientos de los adolescentes (por ejemplo, la chica pierde de pronto a todos sus amigos) y no se le saca mucho provecho a los adultos (Carl apenas tiene unos minutos). En cuanto al 3D, sigo pensando lo mismo: básicamente, es un engaño que sólo sirve para encarecer la entrada y combatir la piratería. Oscurece la pantalla, los bordes no se ven adecuadamente, es incómodo, y personalmente no lo necesito para meterme de lleno en la ficción. Pero dejando esto a un lado, y admitiendo la posibilidad de que haya propuestas que verdaderamente necesiten este formato (y se proyecte en salas apropiadas), estoy seguro que los más jóvenes disfrutarán las escenas en tres dimensiones de este film, en general un digno entretenimiento para todos los públicos.
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